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Vicente del Bosque saca del remojo al 'patriota' Diego Costa
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Antonio Sanz

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Vicente del Bosque saca del remojo al 'patriota' Diego Costa

No se habla de otra cosa. El debate se sirve caliente en las últimas semanas: la decisión de Vicente del Bosque de seleccionar o no a Diego Costa

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No se habla de otra cosa. El debate se ha servido caliente en las últimas semanas. La decisión de Vicente Del Bosque de seleccionar o no a Diego Costa ha mantenido en vilo una citación que es más importante de lo que a priori se vende. En juego, la victoria que nos conducirá en dirección única al Mundial de Brasil. En medio, Bielorrusia y Georgia, dos adversarios menores que permiten probaturas sin perder la razón. En consonancia, un final estrella para una clasificación casi inmaculada, prestando un par de empates en el camino. Tanto apremio obligó ayer a la institución federativa a emitir un comunicado de urgencia alegando intenciones frenadas por la burocracia. Si la Confederación Brasileña está torpedeando el trámite, como también deslizan, el campeón del mundo encuentra por fin al ‘9’ anhelado por quien admite sin pudor que no cree en nadie de los que ya conoce en esa demarcación.

Con el equipo rodado y los actores principales repitiendo con puntualidad, son escasas las variaciones en los títulos de crédito, el seleccionador nacional siempre ha expuesto que la fortaleza del grupo habita en la unidad y que ésta se encuentra por encima de cualquier individualidad egocéntrica. En los momentos más delicados, con considerable riesgo de fractura debido a los crueles enfrentamientos entre Real Madrid y FC Barcelona, el mensaje lanzado por el convocante se entendió como un aviso a navegantes. Y así cuajó en la opinión pública: se sacrificaría a aquel que alterara la buena conducta o a quien con su comportamiento afectara a la convivencia del plantel. Incluso, en la entrega del Balón de Oro en la gala de la FIFA de 2012, el mejor entrenador, victorioso esa noche, apeló a defender, cuidar y mimar los valores del Fútbol trasladando la mejor ética y conducta personal de cada uno, en un discurso irreprochable. Curioso el nuevo cambio en sus principios porque incluir ahora a un futbolista con raza polémica, de acciones abruptas y de parpadeos poco angelicales puede alterar las arterias de la Roja.

Diego Costa se ha ganado a pulso, tras un carrusel de cesiones funestas, el honor de liderar este victorioso y arrollador Atlético de Madrid. En varias ocasiones, durante esta frecuencia de hechos, se ha criticado desde algunos estamentos -arbitral, periodístico y hasta de algunos de sus propios compañeros de caseta y también de profesión-, su comportamiento delictivo en el césped. El terreno de juego dictaba sentencia, a la vez que los colegiados tachaban a cuenta gotas sus ‘severas’ presencias: ha sufrido únicamente dos expulsiones con la camiseta rojiblanca (ninguna en Liga), muy lejos de las tres que acumuló en el Celta en su primera experiencia en España. Entonces, Diego Costa es bronco o no lo es. El carácter de genio y trato ásperos que exhibe en el campo lo ha dejado en ocasiones marcado negativamente para su afición, hoy lo idolatra, y para los seguidores adversarios. El rendimiento en esta temporada no salpica ni una duda: es indiscutible y golea, a la vez que Simeone ha logrado mitigar su acerbidad. Esta circunstancia ha obligado a Vicente Del Bosque a posicionarse.

La Federación Española de Fútbol, a instancias del cuerpo técnico de la Roja, envió al máximo organismo del fútbol mundial un escrito solicitando que aclare si España puede o no convocar al jugador nacido en Brasil, aunque también español por jurar la Constitución. La respuesta a este requisito mantiene la situación de remojo a la que se refiere el seleccionador que añade que “su comportamiento no será un problema”, aclaró quien tiene la última palabra en las convocatorias en referencia a la díscola actitud que tantos reproches le ha merecido al ariete rojiblanco. Con la discusión armada, Diego Costa ha callado. El de Lagarto, territorio de nacimiento del futbolista cercano a la costa Este brasileña, ha optado por dejarse querer, guardar silencio, alimentar las manifestaciones ajenas y aguardar el milagro de experimentar su verdadero deseo: vestirse de ‘verde-amarela’ en partido oficial. Pero el milagro no se ha producido. Scolari le abrió una ventana en marzo del presente año, pero le cerró la puerta en primavera en la Copa de las Confederaciones. Disputó dos amistosos ante Italia, disfrutó de veinte minutos, y Rusia, participó en doce. Tras esta doble presencia, ni una llamada más porque Fred, Neymar, Hulk, Jo y Pato parten con ventaja.

No consta que Costa haya escrito la carta para legitimar un cambio de asociación, tal y como lo recoge el artículo 8 en su punto 3 de los estatutos de la FIFA, obligando así al interesado a razonar por escrito el fundamento del cambio, que es algo más que solicitar vestir otra casaca. Se han limitado a una conversación telefónica para significar un repentino deseo. Del Bosque ya no tiene prisa por citarlo y apoyado en un texto informativo ha dejado inerte y sin emoción la convocatoria. Mientras tanto, aquellos que sí han demostrado cualificación para enfundarse la Roja -Villa, Torres, Negredo, Soldado o Llorente- se mantienen expectantes respecto al eufórico nuevo aspirante en la sempiterna pelea por encontrar al ‘9’ perdido. Oportunidad, si se acaba ofreciendo, que aún no ha concedido a Michu, a quien acudió a ver en directo uno de sus partidos de Premier y… gracias. A todo esto, José da Silva, el padre del chico, ha sido el único que ha hablado con franqueza en la web brasileña ‘Globoesporte’: “Diego quiere jugar con Brasil, pero aquí no es conocido y tiene mucha competencia. Por eso, le aconsejo jugar con España”. Más claro, el agua. El ‘patriota’ Costa apura el último sorbo ante la resolución burocrática. Lo lleve o no lo lleve no lloverá a gusto de nadie.

No se habla de otra cosa. El debate se ha servido caliente en las últimas semanas. La decisión de Vicente Del Bosque de seleccionar o no a Diego Costa ha mantenido en vilo una citación que es más importante de lo que a priori se vende. En juego, la victoria que nos conducirá en dirección única al Mundial de Brasil. En medio, Bielorrusia y Georgia, dos adversarios menores que permiten probaturas sin perder la razón. En consonancia, un final estrella para una clasificación casi inmaculada, prestando un par de empates en el camino. Tanto apremio obligó ayer a la institución federativa a emitir un comunicado de urgencia alegando intenciones frenadas por la burocracia. Si la Confederación Brasileña está torpedeando el trámite, como también deslizan, el campeón del mundo encuentra por fin al ‘9’ anhelado por quien admite sin pudor que no cree en nadie de los que ya conoce en esa demarcación.

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