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Sin Ramos y con un Casillas light, Pepe es el caudillo de un Florentino en horas bajas
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Antonio Sanz

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Sin Ramos y con un Casillas light, Pepe es el caudillo de un Florentino en horas bajas

“¿Por qué habéis bajado los brazos?”. De esta guisa se presentó Florentino Pérez en las instalaciones de entrenamiento del Real Madrid para reclamar explicaciones a los

Foto: Pepe, con Cristiano detrás, durante un partido con el Real Madrid (Reuters)
Pepe, con Cristiano detrás, durante un partido con el Real Madrid (Reuters)

“¿Por qué habéis bajado los brazos?”. De esta guisa se presentó Florentino Pérez en las instalaciones de entrenamiento del Real Madrid para reclamar explicaciones a los jugadores por el trabajo mostrado durante las últimas semanasy, más concretamente,por el ridículo ofrecido en el Vicente Calderón. Perder de esa abrupta manera, al presidente le sigue escociendo especialmente doblar la rodilla ante quien él continúa considerando su eterno adversario, soliviantó a un dirigente que transita por un delicado momento en esta su segunda etapa al frente del club. Los viejos fantasmas del pasado revolotean en su memoria. La fiesta de cumpleaños de Cristiano Ronaldo ha colmado el vaso de la paciencia y ha recuperado historias de hace casi una década. La imagen externa ofrecida al madridismo provocó la regañina en privado, primero al entrenador, después a la plantilla. Aquel reconocimiento implícito de 2006, “me voy porque los he maleducado”, rebotó en las paredes de Valdebebas. Esta vez, Florentino no tiene previsto marcharse. Sin embargo, sí tiene claro que más de uno sale profundamente tocado tras lo ocurrido, al tiempo que otros salen reforzados. El que más: Pepe.

Con la ausencia no aclarada de Sergio Ramos de la reunión y con Iker Casillas rebajando lo ocurrido frente al Atleti, Pérez se encontró con un inexperto caudillo al frente de las operaciones. El otro jugador que alzó la voz es un habitual de estos procesos: Arbeloa, auténtico verso suelto del vestuario y líder de la manada de jóvenes españoles que se refugian bajo su ala frente al grupo de los extranjeros. Sólo Ramos hace de nexo común entre éstos, entre los foráneos que van a lo suyo -Bale, Benzema, Varane, Modric, Kross- y entre los que se sienten más cercanos a Cristiano Ronaldo. El capitán, a todo esto, procura habitar ajeno a las cuitas internas. Con este alboroto de camerino, Pepe protagonizó la escena de la sobremesa. El mensaje de recuperar la humildad en el campo para volver a ser los mejores ha sido difundido con celeridad por la propaganda próxima a la dirigencia. Se ha querido entronizar a quien suele pescar en río revuelto.

En el ocaso de Mourinho, el central portugués se desmarcó con unas declaraciones en defensa de su compañero y capitán Casillas. Entonces, habló de falta de respeto hacia el portero, asumiendo la portavocía del madridismo: “los jugadores y la afición estamos con Iker”. Curioso, soltó el discurso cuando al entrenador luso, a quien tantas veces defendió, le quedaban días al frente del Real Madrid y cuando había trascendido la distancia del técnico con Cristiano Ronaldo. No hacía tanto que se había expresado así: “Mourinho habla la lengua de los futbolistas. Ha dado una vuelta por completo al club”, Pepe dixit. Esta vez, el grupo de asistentes a la celebración del cumpleaños era muy consciente del error cometido, no tanto por acudir al recinto como sí de la publicación de las imágenes e instantáneas a través de las redes sociales. Por eso, Pepe irrumpió nuevamente como portavoz de la asistencia para tratar de quedar bien con el mandamás, con quien acercó posturas tras rechazar marcharse al Manchester City en el verano de la llegada de Ancelotti.

Pepe siempre ha sido consciente de que no pertenece al grupo de elegidos del presidente. La condición de fichaje de Ramón Calderón, unido a algunos de sus comportamientos sobre el terreno de juego, lo había colocado en una posición poco cómoda frente al actual poder. El Real Madrid abonó 30 millones de euros al Oporto en el verano de 2007. Más tarde, la insistencia de Mourinho posibilitó la continuidad del central, pese a las dudas de un Florentino que acabó cediendo y cerrando un nuevo contrato hasta junio de 2016. El dirigente consideró que debía atender la solicitud de un técnico que también miraba por mantener su cuadra de fieles, aunque finalmente todos acabaran traicionándole. En este momento, en las oficinas de Concha Espina mantienen un profundo debate: ampliar a Pepe puede significar una decepción en Varane, a quien se considera el jugador de futuro en esa demarcación. El galo, con contrato hasta 2020, trataría de buscar destino si se consuma la renovación del luso, quien aspira a seguir, al menos, hasta cumplir 35 años.

Como además Sergio Ramos no termina de aproximarse al nuevo contrato y la presión sobre el sevillano es cada vez mayor, la cotización del nuevo caudillo de la plantilla es al alza. Pepe se siente más cerca del poder y de ahí que decidiera guiar al grupo y pronunciar las frases que regalaron el oído a Pérez. Los ya largos ocho cursos en el Real Madrid han provocado una nueva comunión entre dirigente y jugador. El interés repetido de Txiki Beguiristain por firmar al portugués es conocido en las oficinas del Real Madrid. En el verano de 2013, con la llegada de Pellegrini al banquillo, se intentó con fuerza, pero la negativa del jugador provocó que al final optaran por firmar a Demichelis. Este último verano, la apuesta resultó el francés Mangala, quien no ha terminado de destacar. Con esa baza en la recámara juega Pepe, que sí desea seguir. Pérez, que busca soldados afines que den referencia al grupo, es consciente de que el luso es uno de ellos. De ahí su lavado de cara hacia el exterior. De ahí que se pretenda en él a un líder. Aunque con el liderazgo se nazca, uno puede hacerse. O eso cree este Florentino en horas bajas. El mismo que rebusca gente en la caseta que guíe al colectivo.

“¿Por qué habéis bajado los brazos?”. De esta guisa se presentó Florentino Pérez en las instalaciones de entrenamiento del Real Madrid para reclamar explicaciones a los jugadores por el trabajo mostrado durante las últimas semanasy, más concretamente,por el ridículo ofrecido en el Vicente Calderón. Perder de esa abrupta manera, al presidente le sigue escociendo especialmente doblar la rodilla ante quien él continúa considerando su eterno adversario, soliviantó a un dirigente que transita por un delicado momento en esta su segunda etapa al frente del club. Los viejos fantasmas del pasado revolotean en su memoria. La fiesta de cumpleaños de Cristiano Ronaldo ha colmado el vaso de la paciencia y ha recuperado historias de hace casi una década. La imagen externa ofrecida al madridismo provocó la regañina en privado, primero al entrenador, después a la plantilla. Aquel reconocimiento implícito de 2006, “me voy porque los he maleducado”, rebotó en las paredes de Valdebebas. Esta vez, Florentino no tiene previsto marcharse. Sin embargo, sí tiene claro que más de uno sale profundamente tocado tras lo ocurrido, al tiempo que otros salen reforzados. El que más: Pepe.

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