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Pérfida renovación para un Luis Enrique que seguirá de telonero en el Barcelona
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Antonio Sanz

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Pérfida renovación para un Luis Enrique que seguirá de telonero en el Barcelona

El técnico ha terminado pactando con quien puede no volver a presidir el Barça. Las condiciones para firmar podrían convertirse en papel mojado si Bartomeu no convence al socio azulgrana

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La madrugada del pasado lunes se gestó todo en casa de Luis Enrique. De esta manera, Bartomeu se apropia para la campaña electoral no sólo de los títulos, también del artífice de los mismos. Después de una riada de sinsabores, que casi acabó con la destitución del asturiano, el triplete impulsa a quien busca ser reelegido y la renovación afora a quien se sintió rebelde y mandón pero acabó asumiendo que en la entidad habita un único mesías. Y no es precisamente quien ordena en la caseta. El FC Barcelona cierra una campaña histórica salpicada por el arrastre de los problemas judiciales de sus dos estrellas, la heredada dimisión del máximo mandatario que provocó el adelanto de las elecciones, la expulsión del confeccionador deportivo o la histórica sanción para evitar refuerzos en un año natural. En otra época, con tanto contratiempo, era impensable el éxito. Hoy, este Barça maduro no ha derrapado.

Andoni Zubizarreta convenció a la Junta directiva que Luis Enrique era el mejor reemplazo para Guardiola. Buscaba un perfil parecido: hombre de la casa, buen conocedor del entorno culé, un tipo con personalidad, con un currículum poco florecido pero con hambre de triunfo. Con un estreno dubitativo, el equipo se asentó cuando Messi ganó el pulso. Hasta entonces, demasiadas cábalas para encontrar el once y exceso de confrontaciones para medir el poder. La inestabilidad le costó el trabajo al director deportivo, al valedor del entrenador asturiano. Esa distancia con la cúpula de mando parecía insalvable para quien el mismo día de la final de la Liga de Campeones aún desconocía si cabía en el próximo proyecto. Extrañamente, unas horas después de alzar la Copa en Alemania se rubricaba la ampliación hasta junio de 2017.

El técnico seguirá bajo la dictadura de Messi

Luis Enrique ha terminado pactando con quien puede no volver a presidir el Barça. Las condiciones para firmar, todas aceptadas para poder sumar otra muesca en el cartel electoral, podrían convertirse en papel mojado si Bartomeu no convence al socio azulgrana. Un tipo de principios como el actual técnico no ha precisado la posibilidad de una derrota. Se ha limitado a asegurarse un curso más, a contentar a su nutrido grupo de colaboradores y a seguir bajo la dictadura que impone Messi. Si Mascherano medió para conseguir pacificar las aguas tras la tempestad del mes de enero, ahora al técnico no le queda otra que aceptar un discurso sumiso. El enigmático mensaje tras alcanzar los tres títulos, optó por mantener en el aire su continuidad pese a contar con una temporada más de contrato, varió en cuestión de horas. El entrenador, que debía haber buscado la imparcialidad, se ha posicionado a favor de quien le otorgó confianza y luego se la restó ante los jugadores. El éxito ha turbado a quien no ha sido cabal.

Tras ganar en Berlín, el entrenador sombreaba la victoria y advertía de sus intenciones: “todavía no tengo claro seguir”, señaló. En esos días previos había explicado a su gente más cercana que tendrían que modificar varios aspectos para volver a ponerse el chándal blaugrana en el próximo mes de julio. Más cerca de seguir que de marcharse, tal y como hizo en su periplo romano, el discurso cifraba alguna incógnita. El equipo de ayudantes advertía que la continuidad era casi un hecho, pero también situaban apellido al caso, “aunque con Luis nunca se sabe”. Entre las condiciones para el acuerdo, se ha deslizado que el asturiano ha exigido al saliente presidente Bartomeu que no debe revocarse nunca más su autoridad en la caseta y que se nombre a un director deportivo de confianza porque ni con Carlos Rexach ni con Ariedo Braida ha encontrado la conexión que sí existió con Zubizarreta. La distancia con la actual cúpula deportiva de mando es un hecho.

Miguel Ángel Nadal, ¿comodirector deportivo?

La ventura del técnico pasa por la victoria del que ha sido su presidente, pero ¿y si pierde? Mal que le pese al entrenador asturiano, el próximo dirigente no va a restar ni un gramo de autoridad al ‘10’ argentino. Messi continuará dirigiendo el Barça como lo lleva haciendo desde que se convirtió en el mejor jugador del mundo. Por eso se fue Guardiola y por eso parecía cantada la salida de Luis Enrique. No obstante, la relación sin ser fluida si ha pasado a ser de respeto.No son amigos, pero ya tampoco enemigos. Claro que si pretende volver a imponer la autoridad del entrenador sobre el jugador revolotearán los viejos días que tanto daño hicieron al colectivo. En cuanto a la posibilidad de contratar a un director deportivo de su confianza -se escuchó que podría ser Miguel Ángel Nadal, quien prepara el verano en el Mallorca- dependerá del éxito en las urnas. Tras el pacto con Bartomeu, Luis Enrique abre la puerta a repetir la gesta de Guardiola de vencer en los seis títulos. Sin explicación alguna del cambio de opinión tan repentino, el entrenador del Barça debe asumir que mientras Messi esté, él no pasará de ser un actor secundario. Ese papel, sin embargo, le ha servido para ganarlo todo. Veremos si el rol no cambia porque cuando provocó ser protagonista chocó frontalmente con quien luce en exclusiva en los créditos del Camp Nou.

La madrugada del pasado lunes se gestó todo en casa de Luis Enrique. De esta manera, Bartomeu se apropia para la campaña electoral no sólo de los títulos, también del artífice de los mismos. Después de una riada de sinsabores, que casi acabó con la destitución del asturiano, el triplete impulsa a quien busca ser reelegido y la renovación afora a quien se sintió rebelde y mandón pero acabó asumiendo que en la entidad habita un único mesías. Y no es precisamente quien ordena en la caseta. El FC Barcelona cierra una campaña histórica salpicada por el arrastre de los problemas judiciales de sus dos estrellas, la heredada dimisión del máximo mandatario que provocó el adelanto de las elecciones, la expulsión del confeccionador deportivo o la histórica sanción para evitar refuerzos en un año natural. En otra época, con tanto contratiempo, era impensable el éxito. Hoy, este Barça maduro no ha derrapado.

Luis Enrique Josep Maria Bartomeu