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Cristiano presenta dudas en el vestuario
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Antonio Sanz

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Cristiano presenta dudas en el vestuario

El Bernabéu pita de nuevo al portugués y eso se traslada al camerino del Real Madrid: "¿Qué le pasa a Cristiano?", se cuestionan algunos que comparten taquilla con él

Foto: Cristiano, cabizbajo en Balaídos, donde el Real Madrid quedó eliminado de la Copa del Rey. (REUTERS)
Cristiano, cabizbajo en Balaídos, donde el Real Madrid quedó eliminado de la Copa del Rey. (REUTERS)

No está siendo el mejor curso de Cristiano Ronaldo. Después de repetidos baños de gloria trofeo tras trofeo, el portugués afronta un tiempo extraño: goles con aroma vulgar, apegado al error, con presencia intranscendente. Es ésta la opinión generalizada que ha provocado los primeros pitos de su propia afición. Y eso que tras seis meses de temporada acumula tres títulos en propiedad, además del reconocimiento mundial como mejor jugador del planeta en las glamurosas fiestas que cierran cada año. La vida no le puede arropar mejor: renovación vitalicia archivada en las oficinas de la entidad, respaldo incondicional del mandamás y su dirigencia, apoyo sempiterno de gran parte del coro mediático próximo al poder, más goles que nadie de la plantilla, cumplido tras cumplido por parte del entrenador, eco público permanente para agitar la vanidad que lo acompaña…Sin embargo, Chamartín pita de nuevo al portugués, significativo que se discuta a la estrella. Y eso se traslada al camerino: “¿Qué le pasa a Cristiano?" Se cuestionan algunos que comparten taquilla con él.

Foto: Cristiano Ronaldo besa el trofeo 'The Best' entregado por la FIFA (Reuters)

La lesión sufrida en la final de la Eurocopa, que llevó a Portugal a conquistar el trofeo sin su concurso, obligó al futbolista del Real Madrid a programarse una pretemporada a la carta. Para el cuerpo técnico blanco pesaba más el futuro que el presente, pese a que se asumía su ausencia para la disputa del primer título del curso. El dictamen escrito de los responsables forzaba a admitir que durante el año debía dosificar su figura. Era impensable jugarlo todo y llegar al final entero. Restaba la charla entre entrenador y jugador para hacérselo comprender. Zidane se lo explicó y Cristiano lo aceptó. A punto de cumplir 32 años y a tanto castigo en las articulaciones, hay que responderle con sensatez. Además, el esfuerzo permanente en el trabajo, ha llegado a perder peso para mejorar la condición física, es incuestionable en el luso.

Los goles siguen acompañando a Cristiano. Florentino le demuestra su fe eterna cada día. No olvida que no ha encontrado a otro mejor en el mercado. Las cifras del portugués, tras siete temporadas completas en la entidad, equivalen a una media de 52 goles por curso -33 anotó en la primera, la que menos, y 61 hizo la que más, en la 14/15-. Ahora se ‘entienden’ las críticas porque CR7 ‘sólo’ acumula 19 tantos con más de la mitad de la campaña transcurrida. Lógicamente habita lejos de aquel estratosférico registro, que desgraciadamente para él y para el madridismo no volverá. Pero las sensaciones que destila en el campo son las que promueven las dudas internas y externas. Al jugador se le observa agotado, sin chispa, sin energía. Seguirá anotando porque el golpeo no se pierde, como ocurrió este miércoles en Balaídos, pero la grada y el vestuario coinciden en que no atraviesa su mejor momento deportivo.

placeholder Zidane felicita a Cristiano tras la final del Mundial de Clubes disputada en Yokohama. (REUTERS)
Zidane felicita a Cristiano tras la final del Mundial de Clubes disputada en Yokohama. (REUTERS)

Zidane ha probado todo para reencontrar al mejor Cristiano. Le ha situado de delantero centro para evitar que recorra un exceso de kilómetros en los partidos. Lo ha devuelto a la banda para recuperar el mejor lugar de confort. La defensa de su figura es a ultranza, como no podía ser de otra manera. Los gestos de desaprobación que transmite el jugador cada vez que falla son entendidos como positivos por el jefe del camerino. Dice Zidane que “transmite mucha energía a todos. Incluso cuando no juega dice una palabra a cada compañero. Es un gran líder”. Y pocos dudan de esta afirmación excepto cuando el rendimiento no alcanza y se escucha la música de viento en tu propia casa. El técnico propone un canto a la unidad: “Hacemos lo máximo por la gente que viene al campo. Todos queremos lo mismo, por eso necesitamos a nuestra afición”.

Los dos últimos partidos en el Bernabéu han elevado el grado de preocupación respecto al rendimiento de Cristiano Ronaldo. Frente al Celta en Copa y frente al Málaga, arrancó el runrún en la caseta: “¿Qué le sucede a Cris?”. La sensación es que no está recuperado al cien por cien, que no atraviesa por un buen estado físico. En definitiva, que los años cumplen su función. Algunos de los componentes del vestuario lo hacen en voz baja, preocupados por los intereses colectivos, conscientes de que necesitan al mejor Cristiano para ganar títulos. Otros, sin ningún pudor, lo transmiten con ligereza a los amigos y elevan la crítica como un aficionado cualquiera. Los más, por admiración y respeto, ni se implican en la cuestión porque bastante tienen con pensar en ellos como para detenerse en el prójimo.

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Los datos explican que arrancó esta temporada con el peor promedio goleador desde que llegó al Real Madrid. Sin embargo, pronto lo elevó con 19 goles en 24 partidos disputados. De esa cifra, la mitad llegó en tres encuentros concretos ante Alavés, Atlético y Kashima Antlers. Las críticas provocan que se encuentra nuevamente disgustado con las dudas que ha generado entre la afición. Pero el público observa lo que todos: un delantero con mirada perdida, dubitativo, gesticulante, quejoso en el error, desesperado. Pese a todo, la fe en el goleador es inquebrantable tanto dentro como fuera. El plan diseñado por Zidane, que implica la dosificación para el mejor rendimiento en el tramo final de la campaña, permite albergar optimismo de recuperar la esencia de quien, sin duda, es el mejor goleador de la reciente historia del fútbol.

No está siendo el mejor curso de Cristiano Ronaldo. Después de repetidos baños de gloria trofeo tras trofeo, el portugués afronta un tiempo extraño: goles con aroma vulgar, apegado al error, con presencia intranscendente. Es ésta la opinión generalizada que ha provocado los primeros pitos de su propia afición. Y eso que tras seis meses de temporada acumula tres títulos en propiedad, además del reconocimiento mundial como mejor jugador del planeta en las glamurosas fiestas que cierran cada año. La vida no le puede arropar mejor: renovación vitalicia archivada en las oficinas de la entidad, respaldo incondicional del mandamás y su dirigencia, apoyo sempiterno de gran parte del coro mediático próximo al poder, más goles que nadie de la plantilla, cumplido tras cumplido por parte del entrenador, eco público permanente para agitar la vanidad que lo acompaña…Sin embargo, Chamartín pita de nuevo al portugués, significativo que se discuta a la estrella. Y eso se traslada al camerino: “¿Qué le pasa a Cristiano?" Se cuestionan algunos que comparten taquilla con él.

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