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Guardiola, el paso a seleccionador de España que frena su ideología
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Antonio Sanz

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Guardiola, el paso a seleccionador de España que frena su ideología

Pep Guardiola ha manifestado su deseo, cuando cierre su exitoso ciclo por los banquillos de clubes, de dirigir a alguna gran selección como Argentina o Brasil... ¿España? No lo veo

Foto: Guardiola y su pasión independentista. (Enrique Villarino)
Guardiola y su pasión independentista. (Enrique Villarino)

Es poco común que los futbolistas se relacionen o se pronuncien sobre asuntos políticos. Se entiende implícitamente que defienden la neutralidad para evitar influir en las intenciones del pueblo. Cansados estamos de escuchar que mezclar política y deporte se convierte en un error por las aristas que desprende el debate. Y esta circunstancia la aprovechan los protagonistas para defenderse con el silencio sin penetrar en la controversia que pueda generarse. ¿Quién se busca un lío innecesario? ¿Quién se pone en el foco mediático manifestando públicamente sus ideas? Pero como en todo, las excepciones también se conocen y se concentran cuando la calidad del jugador lo conduce al camino de defender la camiseta nacional. Es aquí cuando aflora la personalidad de unos y se nubla la de la mayoría. Entre esos pocos se recuerda a Nacho, aquel lateral gallego del Compostela, a Oleguer, el central catalán del Barcelona, o Aranburu, el centrocampista vasco de la Real. Los tres se pronunciaron en contra de jugar con la Selección absoluta. Su ideología les negó participar y desarrollar su carrera deportiva bajo esta oportunidad. Más recientemente, Pep Guardiola, que sí la defendió como jugador, se aplica ahora una coherencia ideológica que lo descarta para dirigir a España FC.

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No está resultando sencilla la adaptación del entrenador del Manchester City a la Premier. Las críticas han aflorado en los medios de comunicación que ajustician al técnico frente a una irregular campaña. Pero no solo los periodistas se han cebado con su método. En cuanto Guardiola ha acumulado varias derrotas, han aparecido otros que abiertamente han señalado al entrenador como único culpable de los males del millonario conjunto del norte. Por ejemplo, el exjugador del Liverpool, Stan Collymore, lo criticó aludiendo al soporte financiero de la entidad como única arma para ganar trofeos. Más claro se mostró Manuel Pellegrini, su antecesor en el cargo. El chileno, dirigiendo hoy en China, se soltó la lengua en el diario 'Marca': “Muchos pensaban que con la llegada de Pep iban a ganar la Premier con 15 puntos de diferencia; y no, en Inglaterra la cosa no es así”. La pulla más que contra el sustituto iba dirigida a la dirigencia española que maneja el club y que con tanta prisa anunció el relevo. Pero la esencia del comentario busca comprender que la Premier tiene poco que ver con otros campeonatos. El técnico catalán ha comprobado en primera persona que Inglaterra es especial.

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Guardiola ha anunciado durante la semana dos confesiones de diván. Dos secretos íntimos que se conocían entre su núcleo más cercano. Uno concierne al futuro; con el otro descubre a su referente en los banquillos. Que no regresaría para dirigir al FC Barcelona era una decisión esperada, aunque nadie aguardaba este ejercicio de rotundidad: “Nunca volveré a entrenar al Barça, mi periodo allí acabó”, apuntó con severidad. Como tampoco será presidente, “para eso ya está Piqué” dijo en su día, se apunta a que su labor se orientará a la de gurú al más puro estilo Johan Cruyff. Precisamente, el holandés siempre fue la referencia del maestro, aquel que le marcó el camino. Después, la influencia tiene nombre, Marcelo, y apellido, Bielsa. Pep admira casi todo del argentino, pero especialmente que los jugadores mejoran el rendimiento bajo sus directrices. Las charlas entre ambos son constantes. Por eso, se muestra ansioso por seguirlo nuevamente. En principio, hay que esperar al próximo curso en el Lille galo… si no vivimos una nueva espantada del técnico.

“Pep quiso entrenar a Brasil”

Quizá la influencia de Bielsa es la que le ha marcado para la próxima estación que Pep pretender recorrer como entrenador. Con tiempo por delante en Manchester, Guardiola tiene claro que no se retirará de los banquillos sin antes vivir la experiencia de dirigir a una gran Selección. Tras comprobar cómo manejan un club los ex jugadores del mismo y tomar el pulso al campeonato británico en su búsqueda por comprender el origen del fútbol, el objetivo de ser seleccionador se presenta entre sus próximos retos. En el pasado se le ha relacionado de alguna manera con dos países: Argentina y Brasil. Sergio Agüero desveló una conversación con quien hoy es su entrenador. Guardiola reconoció que le hubiera encantado entrenar a la albiceleste, pero “ustedes no me llamaron”, apuntó el Kun. Más claro fue Dani Alves: “Pep quiso entrenar a Brasil, pero los dirigentes no quisieron. Guardiola decía que quería hacernos campeones del mundo y que lo tenía todo bien estudiado”. La reacción del país imposibilitó un acercamiento más profundo. Sin embargo, el entrenador desmintió a quien fue su futbolista.

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Después de la Eurocopa de Francia’16, el cargo de seleccionador español quedó vacante. Villar se tomó su tiempo antes de nombrar a Lopetegui. Obviamente, Guardiola no era opción porque se conocía de antemano su compromiso firmado con el Manchester City. Pero antes, el propio interesado ya se había encargado de descartarse con movimientos públicos agarrados en su ideología política. El entrenador se posicionó activamente en la campaña ‘Guanyarem’, una iniciativa que defiende el llamado derecho a decidir en el deporte catalán, y se unió de manera simbólica a la lista electoral que apoyó el proceso soberanista. No sonaron extrañas las sinceras palabras de Valentí, su padre: “¿Seleccionador español? No lo veo”. Guardiola decidió romper el molde de lo correcto y optó por expresar y defender su opinión, un razonamiento que lo aleja del banquillo de la Roja.

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Se le cierra entonces otra puerta en ese anhelo de dirigir a una gran selección como envite final a su extraordinaria carrera. Quizá, en el futuro, se recuerden aquellas palabras de Vicente del Bosque cuando le sugirieron si veía a Pep en el puesto que él ostentó: “¿Por qué no puede ser un catalán seleccionador nacional español? Sería estupendo si con ello consiguiéramos acercar de nuevo a Cataluña al resto de España”, razonaba con sabiduría quien daba por finiquitado su tiempo en el cargo.

Es poco común que los futbolistas se relacionen o se pronuncien sobre asuntos políticos. Se entiende implícitamente que defienden la neutralidad para evitar influir en las intenciones del pueblo. Cansados estamos de escuchar que mezclar política y deporte se convierte en un error por las aristas que desprende el debate. Y esta circunstancia la aprovechan los protagonistas para defenderse con el silencio sin penetrar en la controversia que pueda generarse. ¿Quién se busca un lío innecesario? ¿Quién se pone en el foco mediático manifestando públicamente sus ideas? Pero como en todo, las excepciones también se conocen y se concentran cuando la calidad del jugador lo conduce al camino de defender la camiseta nacional. Es aquí cuando aflora la personalidad de unos y se nubla la de la mayoría. Entre esos pocos se recuerda a Nacho, aquel lateral gallego del Compostela, a Oleguer, el central catalán del Barcelona, o Aranburu, el centrocampista vasco de la Real. Los tres se pronunciaron en contra de jugar con la Selección absoluta. Su ideología les negó participar y desarrollar su carrera deportiva bajo esta oportunidad. Más recientemente, Pep Guardiola, que sí la defendió como jugador, se aplica ahora una coherencia ideológica que lo descarta para dirigir a España FC.

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