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Florentino se obliga a blindar a Isco
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Antonio Sanz

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Florentino se obliga a blindar a Isco

El acercamiento del Barça sitúa al presidente en una delicada posición. Se siente en la obligación de blindarlo para evitar reforzar al eterno adversario

Foto: Isco marcó el primer gol del Real Madrid contra la UD Las Palmas en el partido de este miércoles (Kiko Huesca/EFE)
Isco marcó el primer gol del Real Madrid contra la UD Las Palmas en el partido de este miércoles (Kiko Huesca/EFE)

Sintomático lo ocurrido en el Bernabéu la noche en la que el Real Madrid se enfrentó a la Unión Deportiva Las Palmas. Retroceso en el marcador, derrota momentánea y Zidane que decide modificar piezas para agitar a un grupo que busca la remontada con uno menos. El primer elegido para mudarse y dejar la hierba, Isco. La grada, sin piedad, recrimina con silbidos la acción al técnico y despide a su jugador con una ovación convincente. Suyo había sido el primer gol del partido. En la retina de gran parte de los críticos, los saludables minutos desempeñados unos días antes en Villarreal. En el fondo, el enigma sobre su continuidad o no a partir del próximo curso. En butaca preferencial observándolo todo, Florentino Pérez. Pero el mandamás ya no duda. Si sus preferencias se inclinaban hacia James Rodríguez, hoy el presidente comprende que debe realizar un esfuerzo para retener al malagueño. Consciente de que probablemente nunca será titular indiscutible, las sombras que se proyectan en el futuro cuestionan al dirigente a dar el paso y renovarlo, más por el miedo a dónde acabará que por la necesidad o el gusto de quedárselo.

Isco fue cazado en unas imágenes televisivas bromeando sobre su condición en la plantilla del Real Madrid. Sentado en el banquillo del Estadio de La Cerámica, charlaba con su colega Morata. "Soy segundo plato", le decía. “Y yo el postre”, respondía el delantero. Pero los datos estadísticos de su aportación al equipo no indican esa percepción que el malagueño tiene de sí mismo. En los 26 partidos que ha disputado durante el curso, en solo 8 se ha servido como revulsivo desde el banquillo. Sin ser un fijo en los onces iniciales, Zidane lo ha puesto de titular en casi la mitad de los encuentros oficiales que el Real Madrid ha disputado esta temporada (18 de 40). Sin embargo, Isco no se conforma con ser medio titular y ante eso se rebela. El chico no quiere repetir el rol que llevó cosido Guti en su larga trayectoria en la casa, otro jugador de un perfil parecido al suyo pero al que ninguno de sus entrenadores lo situó nunca como fijo o indiscutible. Esa razón le obliga a meditar pacientemente qué hacer.

La reflexión del centrocampista internacional en la zona mixta del Santiago Bernabéu hizo saltar las alarmas en el ático de Concha Espina. Es poco frecuente que los jugadores hablen del futuro o de las negociaciones que marcan su destino. Isco lo hizo. Con dos objetivos: situarse en el mercado poniendo en alerta a quienes puedan considerar la adquisición y enviar un mensaje a quienes se toman con demasiada calma su continuidad en la institución. Consciente de que va a contar con ofertas, las palabras aportaron algo de luz a esta situación opaca. Pocos se explican el motivo de la no renovación. El futbolista se expresó sin ambages: “Estoy tranquilo y feliz aquí, pero lo que me preocupa es tener minutos. Al final de temporada tomaré una decisión”, dijo sin declarar amor eterno al escudo que hoy porta.

El contrato de Isco con el Real Madrid penetra cada día que pasa en territorio hostil. El acuerdo inicial de cinco temporadas se acerca a su fin. Cuando el jugador se pronuncie, según su relato, se encontrará a un curso de 2018, fecha de caducidad. La situación se le complica a la entidad porque de mantenerlo en la plantilla, y siempre que no renovara después, se marcharía sin dejar un euro en la cuenta corriente. Isco quiere jugar, pero ni Florentino ni Zidane se desgastan en la promesa. El presidente expone que solo está facultado para ajustar la cantidad económica que percibe. El entrenador regala los oídos al chico alabando su excelente condición futbolística. Pero el malagueño comprueba que esos halagos no se cumplen cuando llegan los partidos. En algo menos de la mitad de los mismos no se cuenta con él. Las opciones de juego que se le presentan, pasajeras o de vaivén, irritan al jugador.

Lo que mosquea a la dirigencia es el coqueteo que Isco mantiene con otras entidades. Es lo que tiene colocarse en el mercado. Desde Inglaterra, el Manchester City se ofrece no sin recelo recordando episodios pasados. Desde Italia, la Juventus pretende volver a pescar para reeditar los negocios vividos en episodios pasados. Y quien también está decidido a enredar es el FC Barcelona. Bartomeu y los técnicos mantienen que es el mejor relevo para Andrés Iniesta, además de la satisfacción que siempre se siente al hurtar un jugador a Florentino. La sombra alargada del Barça irrita al presidente del Real Madrid, quien no quiere ni imaginarse los éxitos del jugador vestido de azulgrana. Consciente de que los dos enemigos nunca negociarán por él, el centrocampista valora los riesgos de aguantar un año más en el Real Madrid con menos protagonismo que el actual. Al malagueño le seduce el interés de la entidad en la que siempre soñó jugar, pero tampoco desea marcharse del Bernabéu dando un portazo de estas características.

Esa aproximación al Barça sitúa a Florentino en una delicada posición. El mandamás se siente en la obligación de blindar al jugador para evitar reforzar al eterno adversario. Más allá de que necesite o no al jugador, no le agrada el juego que se trae el futbolista. Pero el presidente recibe poca ayuda de su entrenador. A estas alturas de curso, Isco acumula menos partidos que nunca. Con Ancelotti sumó 33 y 36; con Benítez-Zidane llegó al mes de marzo con 29 presencias. En la cuarta temporada la cifra se detiene en 26. Los esfuerzos por blindarlo y evitar su fuga al Barça se golpean con estas cifras. Pero como dice el entrenador. tiene "24 jugadores muy buenos y todos quieren jugar". En el equilibrio de Zidane encontraremos el éxito o el fracaso de Florentino con el futuro de Isco.

Sintomático lo ocurrido en el Bernabéu la noche en la que el Real Madrid se enfrentó a la Unión Deportiva Las Palmas. Retroceso en el marcador, derrota momentánea y Zidane que decide modificar piezas para agitar a un grupo que busca la remontada con uno menos. El primer elegido para mudarse y dejar la hierba, Isco. La grada, sin piedad, recrimina con silbidos la acción al técnico y despide a su jugador con una ovación convincente. Suyo había sido el primer gol del partido. En la retina de gran parte de los críticos, los saludables minutos desempeñados unos días antes en Villarreal. En el fondo, el enigma sobre su continuidad o no a partir del próximo curso. En butaca preferencial observándolo todo, Florentino Pérez. Pero el mandamás ya no duda. Si sus preferencias se inclinaban hacia James Rodríguez, hoy el presidente comprende que debe realizar un esfuerzo para retener al malagueño. Consciente de que probablemente nunca será titular indiscutible, las sombras que se proyectan en el futuro cuestionan al dirigente a dar el paso y renovarlo, más por el miedo a dónde acabará que por la necesidad o el gusto de quedárselo.

Isco Florentino Pérez