Es noticia
La remontada del Barcelona acerca a Simeone al Paris Saint-Germain
  1. Deportes
  2. Es lo que hay
Antonio Sanz

Es lo que hay

Por

La remontada del Barcelona acerca a Simeone al Paris Saint-Germain

La continuidad de Unai Emery en el banquillo del PSG depende de los resultados que consiga en abril en la final de la Copa de la Liga y las semifinales de la Copa de Francia

Foto: La continuidad de Unai Emery en el PSG está en el aire. (Reuters)
La continuidad de Unai Emery en el PSG está en el aire. (Reuters)

De lo que suceda durante el próximo mes de abril va a depender con seguridad el futuro de Unai Emery al frente del Paris Saint-Germain. La debacle sufrida en el Camp Nou ha terminado de arrastrar al técnico guipuzcoano a mudarse de residencia. Sin embargo, varios parámetros pueden influir en su continuidad. Por una parte, si el equipo es capaz de sumar títulos —algo que resultó insuficiente para Laurent Blanc, su antecesor en el puesto—; por otra, que la propiedad no sea capaz de encontrar relevo adecuado, lo que equivaldría a que el actual entrenador pueda concluir el vínculo firmado el pasado verano —hasta junio de 2018—. Unai llegó fortalecido a Barcelona tras 90 minutos inolvidables en el Parque de los Príncipes parisino. Pero ese partido era el oasis encontrado en un desierto de problemas, de dificultades con el vestuario, de críticas periodísticas y de demasiadas dudas en el graderío. Con todo, las victorias en la competición doméstica serán el mejor bálsamo para recuperar algún grado de la confianza perdida. Para Emery, la mejor noticia sería que Simeone cumpla su contrato y se mantenga una temporada más al frente del Atlético de Madrid.

El PSG afronta en los primeros días de abril dos duelos básicos para que las raíces de Emery no sean efímeras: la final de la Copa de la Liga —ante el Mónaco— y los cuartos de final de la Copa de Francia. No puede olvidarse que se mantiene segundo en la tabla de clasificación de la Ligue 1 siguiendo la estela del Monaco, el gran rival en este curso. El equipo parisino se paseaba en otras temporadas con cierta tiranía por la competición doméstica. Lo ganaba todo y se dejaba pocos puntos en la pelea interna. El salto cualitativo para reinar en Europa era la asignatura pendiente, hoy nuevamente suspendida y esta vez tras sacar con nota el primer parcial. Pero los males de Unai no son recientes. Las dificultades para sostenerse en París le llegaron casi desde el principio. Poco antes de las vacaciones navideñas, los medios de comunicación franceses ya hablaban de destitución. Las críticas eran feroces y la paciencia limitada en un conjunto tan acostumbrado a ganar. Por eso, en esas fechas, el técnico hablaba de confianza, capacidad y unión. Él mismo admitía vivir en “crisis”.

Desde Qatar, la sociedad Qatar Investment Authority, propietaria de la entidad gala, vislumbraba cambios en el banquillo. Pocos entendían los motivos que habían conducido a la vulgaridad a un equipo indestructible en Francia. La prensa atizaba al entrenador y el vestuario dudaba de los métodos y de la exigencia impuesta. El presidente, Nasser al-Khelaifi, se tiraba de los pelos recordando que a Blanc lo había sacudido del cargo tras alcanzar 11 títulos en tres temporadas. Pero es que a Emery no le salía nada: ni los fichajes —Jesé y Krychowiak, sus dos peticiones, son tan residuales que uno ya ni está en el club—, ni el mensaje interno al grupo ni impregnar de identidad el juego del equipo. Solo se mantenía viva la llama del sueño de la Champions, hoy tristemente finiquitado.

Nada hacía presagiar el terremoto interno sucedido en París durante el pasado mes de junio. Blanc había recibido el respaldo público ampliando contrato cuatro meses antes. Olivier Letang, el máximo responsable deportivo, confeccionaba la nueva plantilla buscando en Madrid al sustituto de Ibrahimovic. El objetivo era un delantero que acabara contrato con el club de su vida. Pero de la noche a la mañana, una rueda de prensa alteró los planes continuistas de la propiedad. Las explicaciones a futuro realizadas por el entrenador del Atlético de Madrid tras perder la final de la Liga de Campeones en Milán provocaron otra revolución en París. Simeone se ponía a tiro y el PSG no quería desaprovechar una nueva oportunidad de contratar sus servicios. No era la primera vez que lo buscaban. Ni tampoco será la última.

Nasser al-Khelaifi, dueño del PSG, suspira por el Cholo Simeone desde la primavera de 2013

Al-Khelaifi suspira por el entrenador argentino del Atleti desde la primavera de 2013. Simeone se convirtió en el primer candidato tras comunicar Carlo Ancelotti su deseo de salir de París para firmar por el Real Madrid. El Cholo acumulaba solo año y medio en el Manzanares, pero en ese trayecto la institución ya había comenzado a cambiar de mentalidad. Firmado como solución de emergencia, los caminos estaban predestinados y las dos partes lo asumían desde su segunda amarga despedida como jugador —en diciembre de 2004—. Salía del Vicente Calderón con la idea del regreso en la cabeza. Antes se retiraba en el Racing Club de Avellaneda como puente para iniciar en el mismo lugar su carrera como técnico. En el regreso al Atleti, en solo 18 meses, presumió al levantar tres títulos: la Europa League lograda ante el Athletic, la Supercopa de Europa levantada en Mónaco frente al Chelsea y la Copa del Rey de 2013 frente al Real Madrid en el Bernabéu. Qatar recibió el flechazo directo.

Pero las circunstancias han imposibilitado el matrimonio PSG-Simeone. Si hace cuatro años consideró prematuro el asalto a Francia porque le quedaban muchas cosas por hacer en el Atleti, en junio pasado, las dudas que presentó públicamente en Milán se disiparon por la imposibilidad de romper la unión con los rojiblancos. La continuidad se fraguó sin histeria en Buenos Aires con más dinero para él y una reducción contractual en dos años para el club. De este modo llegó Emery a París, tras liquidar a Blanc —el efecto también arrastró al director deportivo— y abonar la cláusula de rescisión al Sevilla FC. Al final de curso, la propiedad catarí volverá a tantear el futuro del argentino. El cortejo, que arrancó en la primavera de hace casi un lustro, podría tener final feliz este verano. Falta saber si Simeone faltará a su palabra con el Atleti tras considerar que su estancia en el Calderón debe finiquitar en la misma secuencia que la del estadio. Mientras, el Cholo permanece tranquilo porque “siempre nos quedará París”, tal y como nos relató Bogart.

De lo que suceda durante el próximo mes de abril va a depender con seguridad el futuro de Unai Emery al frente del Paris Saint-Germain. La debacle sufrida en el Camp Nou ha terminado de arrastrar al técnico guipuzcoano a mudarse de residencia. Sin embargo, varios parámetros pueden influir en su continuidad. Por una parte, si el equipo es capaz de sumar títulos —algo que resultó insuficiente para Laurent Blanc, su antecesor en el puesto—; por otra, que la propiedad no sea capaz de encontrar relevo adecuado, lo que equivaldría a que el actual entrenador pueda concluir el vínculo firmado el pasado verano —hasta junio de 2018—. Unai llegó fortalecido a Barcelona tras 90 minutos inolvidables en el Parque de los Príncipes parisino. Pero ese partido era el oasis encontrado en un desierto de problemas, de dificultades con el vestuario, de críticas periodísticas y de demasiadas dudas en el graderío. Con todo, las victorias en la competición doméstica serán el mejor bálsamo para recuperar algún grado de la confianza perdida. Para Emery, la mejor noticia sería que Simeone cumpla su contrato y se mantenga una temporada más al frente del Atlético de Madrid.

Diego Simeone