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El verano más largo de Marcelo
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Antonio Sanz

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El verano más largo de Marcelo

Lopetegui sustituyó a Marcelo en el partido de Girona, lo que resultó una extrañeza para alguien que lleva más de una década como titular en el Madrid. La salida de Cristiano le afectó personalmente

Foto: Marcelo, en un partido reciente. (EFE)
Marcelo, en un partido reciente. (EFE)

Es poco habitual que se anuncie, vía tablilla de cambios, su salida del terreno de juego, más allá de si la circunstancia es producto de una dolencia o bien de una modificación para aportar descanso en función del exigente calendario. Hasta la plaza de Girona, pocos técnicos se habían atrevido a retratarlo sobre el césped sin más exposición pública que su pobre rendimiento. Esta vez, con ventaja en el marcador, Lopetegui mandaba el primer aviso a Marcelo. El entrenador guipuzcoano acumulaba, además, el mal sabor de boca que le dejó la actuación del brasileño en la final de la Supercopa de Europa. Pero todo enlazaba con la consecuencia de la pobre pretemporada que el sudamericano ha ofrecido.

En su verano más amargo, el lateral izquierdo del Real Madrid se ha visto sorprendido con un relevo que acepta pero no comparte, que admite, aunque alzando la voz, que vislumbra como una secuencia que se puede repetir y que conoce que el club sondea futbolistas para encontrarle competencia. Si la apuesta por Theo Hernández salió mal, si el intento por Lucas se frustró, las opciones de Marcos Alonso van creciendo. A los 30, once años y medio después de aterrizar en el Real Madrid, Marcelo vive preparado para todo.

Foto: Marcelo presiona para robar un balón ante Pedro Porro en Montilivi. (Efe)

Se presentó inesperadamente una mañana de julio en las dependencias de la Ciudad Deportiva de Valdebebas. La sorpresa se la llevaron todos los presentes porque al brasileño aún le restaban quince días de vacaciones. Los rumores se deslizaron rápidamente por todas las redacciones periodísticas, pero nadie sacó de dudas a nadie como tampoco se explicó el motivo real de la visita. Tampoco debería ser tan relevante que un empleado acuda a su lugar de trabajo, coincidiendo con su tiempo estival. Sin embargo, durante esos días, se alimentaba la posible salida del Real Madrid del jugador. La marcha de un buen amigo, quizás el más especial para él, había dejado demasiados nubarrones en su cabeza. Si éste se va así, que lo ha hecho todo, que me esperará a mí, sospechaba el también capitán del vestuario. Incluso, desde los medios de comunicación deportivos de Italia se especulaba con el hipotético reencuentro de Marcelo y Cristiano Ronaldo en la ‘Vecchia Signoria’ de Turín.

placeholder Marcelo y su amigo Cristiano Ronaldo celebran un gol. (EFE)
Marcelo y su amigo Cristiano Ronaldo celebran un gol. (EFE)

La rebeldía de Marcelo

Marcelo Vieira es toda una institución en el Real Madrid. Se cumple ahora un año de su último acuerdo de renovación con el club que concluye en 2022. Es decir, con cuatro cursos aún por delante, se entiende que hay cuerda para rato con el zurdo brasileño. Aquel niño que aterrizó en el Santiago Bernabéu de la mano de Pedja Mijatovic, poco antes de las Navidad de 2006, es hoy un veterano que las ha vivido de todos los colores. Un par de meses después de su compromiso con los blancos debutaba con la etiqueta del futuro relevo de su ídolo y compatriota Roberto Carlos. La entonces dirección deportiva contaba con la intención de cederlo para ir forjando su presente. Pero la rebeldía de Marcelo hizo el resto para evitar abandonar, desde ese enero de 2007, las alineaciones del Real Madrid. El jugador aún recuerda aquella conversación con Mijatovic en la que le avanzaba una cesión. “Yo me encargo aquí de coger experiencia”, para descartar la provisional marcha que ya era un hecho. Pero aquella historia del pasado entronca con todo lo acontecido en la entidad, donde es toda una referencia.

El lateral izquierdo del Real Madrid se incorporó los primeros días de agosto a los entrenamientos con el equipo. En realidad, lo hizo en una dupla junto a Casemiro tras la disputa del Mundial. El verano le había traído la despedida de su amigo Cristiano Ronaldo. Pese a que tras ganar la Champions League en Kiev, el portugués había anunciado públicamente su adiós, algunos, sus más fieles, entendieron que era un órdago más de CR7 para conseguir del presidente las solicitudes requeridas. Pero, como en el cuento, esta vez apareció el lobo. Y se comió, entre otras cualidades, la candidez de Marcelo.

Foto: Lucas Hernández ganó la Supercopa de Europa con el Atlético al Real Madrid el 15 de agosto. (Reuters) Opinión

La carta que escribió, de amigo a amigo, desentraña la convivencia de dos compañeros que atravesaron esa barrera. Desde la incredulidad de lo sucedido hasta la esperanza del deseado reencuentro, Marcelo nos descubre la faceta de adivinador de su colega o el grado de experiencia que demuestra en los peores momentos. Pero sobre todo, el brasileño destaca la entrega y dedicación de Cristiano Ronaldo a la profesión de futbolista, algo que califica como “la cosa más extraña que vi”. Los sentimientos de Marcelo se expresan a flor de piel en lo que más que una hoja escrita parece una proclama.

Es verdad que Marcelo no ha arrancado bien la temporada, pero que nadie olvide que hace unos días acaba de ser condecorado como el segundo mejor defensa de Europa, sólo por detrás de Sergio Ramos e inmediatamente por delante de un campeón del mundo, Varane. También resulta curioso que tras peinar el mercado, la alternativa que se ha concedido a Lopetegui como recambio del sudamericano sea Sergio Reguilón, un chico joven, canterano, quien ha vivido una estación veraniega de lo más feliz y que le ha servido para hacerse con un hueco en la plantilla. Lo que resta por despejar es sí el nuevo entrenador del Real Madrid mantendrá como una constante la titularidad de Marcelo o lo de Girona resultó un aviso a considerar y no una gota en el océano. La falta de costumbre, tras verse sustituido, retumbó en el interior de Marcelo, algo más frágil tras este afligido trimestre. El tiempo transcurre, también para él. La mejor noticia pasaría por recuperar la alegría en el juego y comprender que lo mejor para todos ha resultado que un gran amigo ha encontrado una familia. Aunque duela.

Es poco habitual que se anuncie, vía tablilla de cambios, su salida del terreno de juego, más allá de si la circunstancia es producto de una dolencia o bien de una modificación para aportar descanso en función del exigente calendario. Hasta la plaza de Girona, pocos técnicos se habían atrevido a retratarlo sobre el césped sin más exposición pública que su pobre rendimiento. Esta vez, con ventaja en el marcador, Lopetegui mandaba el primer aviso a Marcelo. El entrenador guipuzcoano acumulaba, además, el mal sabor de boca que le dejó la actuación del brasileño en la final de la Supercopa de Europa. Pero todo enlazaba con la consecuencia de la pobre pretemporada que el sudamericano ha ofrecido.

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