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Antonio Sanz

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Por qué Varane no se merece el Balón de Oro

Raphael Varane lleva años en el Madrid demostrando ser uno de los mejores del mundo, esta temporada lo ha ganado todo, pero sigue sin aparecer en las quinielas de los grandes premios

Foto: Varane persigue un balón contra la Roma. (EFE)
Varane persigue un balón contra la Roma. (EFE)

Quizá si Mourinho hubiese convencido a Raphael Varane o bien si hubiera logrado hacer entender al Real Madrid que debía desprenderse del jugador, nos plantearíamos la opción como algo real y no quimérico. Y es que el perfil invisible que demuestra el galo en el negocio de estrellas de este siglo construye una barrera que lo aleja del marketing que conduce en línea recta a lograr los premios que se entregan en cada curso de temporada. En una campaña donde el defensa del Real Madrid ha mostrado el mismo currículum deportivo que en su día apuntaron Franz Beckenbauer o Roberto Carlos, ambos alzaron, como Varane, el doble trofeo de campeón del mundo con su selección y de Europa con su club, no beneficia que alguien sitúe al galo entre los aspirantes a ser el mejor.

Todo el personal que opina lo resume en una frase: “Es muy bueno, pero…”. Pero claro, no hace goles, los evita; no es un habitual en aparecer en los magazines deportivos, lo dosifica; no aporta grandes titulares en las comparecencias de Prensa, los rechaza; y ni siquiera sabemos algo de su vida privada, si comparte su tiempo libre con una modelo o con una presentadora de televisión, sencillamente porque la oculta. Es simplemente Varane, un rey sin corona en el Real Madrid y en el sector del Fútbol.

El cambio de camiseta de Cristiano Ronaldo ha provocado una evacuación de sentimiento en el madridismo. De apoyar sin fisuras su figura en la sempiterna pelea con Messi, ahora han eliminado de sus preferencias al portugués para centrarse en Modric y reconvertirlo en el mejor aspirante al trono del Balón de Oro. Curioso que la opinión pública blanca elija a un subcampeón cuando cuenta con un campeón en su plantilla. Pero la ola viene de Croacia y los defensas, ya se sabe, sólo lucen si los arropa cierto glamur.

No es suficiente que luciera el brazalete de capitán durante un partido del campeón del mundo, ni que la regularidad acompañe la carrera de un chaval de 25 años. Raphael Varane se ha quedado cortado en el camino del ‘The Best’ 2018, el premio que concede la Fifa, y cuya designación final tanto ha irritado a Francia por la ausencia de los suyos entre los tres finalistas. Pero casualmente, su rendimiento provocó que se colara entre dos compatriotas -Mbappé y Griezmann- y como único defensa entre la decena de candidatos de la que saldrá el ganador en la gala que se celebrará la próxima semana en Londres.

placeholder Varane y Mbbppé, campeones del mundo. (Reuters)
Varane y Mbbppé, campeones del mundo. (Reuters)

Un palmarés rotundo

Es fácil imaginar aquella conversación de la primavera de 2011 cuando Zidane telefoneó a Varane para cortejarlo con el escudo del Real Madrid. Es anecdótico, pero contado está, que el chico cortó la conexión y que dejó al entrenador, entonces asesor del presidente, con un palmo de narices. Lo que era más difícil de aventurar es que la carrera del zaguero, siete años después, se vista con 15 títulos: dos Ligas, una Copa del Rey, dos Supercopas de España, cuatro Champions, tres Supercopas de Europa y tres Mundiales de Clubes. Hoy, además, por antigüedad, se ubica como el cuarto capitán de la plantilla. Un portavoz silencioso, pero con personalidad reconocida, tal y como se significa: “no se puede hacer la carrera que yo he hecho en el Real Madrid sin carácter”. Por eso, cuando hace falta hablar aparece. No busquen un parlanchín, encuentren a un tipo cabal.

Reconocido por todo el vestuario, Varane se ha ganado el respeto del grupo. Aterrizó con 18 años y las etapas se han ido superando con empeño y esfuerzo individual. Raphael recuerda aquella experiencia con la paciencia y el rigor que aporta ahora la serenidad. Es todo un veterano de 25 años que acumula dos veranos consecutivos donde ha resultado tentado por millonarias ofertas del mismo equipo de la Premier League. La primera, en el verano de 2017, supuso el reconocimiento de Florentino Pérez y permitió una revisión contractual ampliando el vínculo con el Real Madrid hasta junio de 2022. Si bien la cláusula no es pública, diversas fuentes coinciden en que son 200 millones de euros lo que club y jugador pactaron para resguardarse frente a las intenciones de terceros. En el ático blanco mantienen que el francés es un activo fundamental y por eso no se plegaron a la tentación de la libra. Un estímulo que regresó hace sólo un par de meses cuando nuevamente Jose Mourinho y el Manchester United volvieron a tocar la puerta del Santiago Bernabéu tras la conclusión del campeonato del mundo en Rusia.

La oferta de 100 millones por Varane

La obsesión del entrenador portugués por Varane no es un secreto, como tampoco que el técnico de los ‘diablos rojos’ mantiene un permanente deseo de cómo pescar jugadores en la que fue ‘su casa’. En el cercano mes de julio pasado, Florentino Pérez recibió una oferta por Varane que alcanzaba 100 millones de libras, tal y como recogió el diario británico 'The Times'. El presidente del Real Madrid se negó a entablar negociación alguna y los ingleses optaron por batirse en retirada ante la nueva frustración de Mourinho que repetía una segunda secuencia consecutiva.

Otro verano que intentaba firmar al galo con el mismo éxito al casillero: ninguno. Quizá si el traspaso se hubiera efectuado con el consiguiente ruido mediático que hubiera acompañado la operación, Varane hubiera tomado galones para pelear de igual a igual con otros que sí han alimentado mediáticamente su verano. Pero no, él ya lo dijo en L’Equipe después de ganar el Mundial: “Me pone de los nervios que se me pida ser como Ramos ¿A él se le pide que sea como otro jugador?”. Eso sí, el bueno de ‘Rapha’ seguirá de los nervios tras escuchar a su capitán morder a su amigo y compatriota Griezmann. A él no lo busquen tampoco aspirando al aplauso fácil en la sala de Prensa.

Quizá si Mourinho hubiese convencido a Raphael Varane o bien si hubiera logrado hacer entender al Real Madrid que debía desprenderse del jugador, nos plantearíamos la opción como algo real y no quimérico. Y es que el perfil invisible que demuestra el galo en el negocio de estrellas de este siglo construye una barrera que lo aleja del marketing que conduce en línea recta a lograr los premios que se entregan en cada curso de temporada. En una campaña donde el defensa del Real Madrid ha mostrado el mismo currículum deportivo que en su día apuntaron Franz Beckenbauer o Roberto Carlos, ambos alzaron, como Varane, el doble trofeo de campeón del mundo con su selección y de Europa con su club, no beneficia que alguien sitúe al galo entre los aspirantes a ser el mejor.

Raphael Varane