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La despedida en diferido de Lucas Hernández
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Antonio Sanz

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La despedida en diferido de Lucas Hernández

La directiva del Atlético ha logrado convencer al Bayern de no hacer la operación hasta el verano y así salvar las buenas relaciones, pero el jugador tiene fecha de caducidad

Foto: Lucas Hernández, al ganar la Supercopa de Europa. (Reuters)
Lucas Hernández, al ganar la Supercopa de Europa. (Reuters)

El pasado sábado 22, la afición del Atleti se reunió en el Metropolitano para vivir dos espectáculos: el puramente deportivo, frente al buen Espanyol de Rubi y el estrictamente emotivo, con el adiós en diferido a Gabi Fernández tras su inesperada salida del club durante el pasado verano. Lo que muchos no calibraron en ese momento es que también se estaba marchando el defensa de más valor de la plantilla. Sí, el proceso sísmico que atraviesa el presente de Lucas Hernández lo transporta al Bayern. Por primera vez en tiempo, la grada no aprobó la petición del mesías Simeone, quien en la previa había solicitado apoyo para el francés. Pero el seguidor iba al estadio a lo que iba y no era más que a dejarse las palmas para honrar al ‘eterno capitán’, en lo que se entiende como dos maneras bien diferentes de reflejarse en el Atleti.

Un horas antes, la tarde del miércoles 19, Lucas se convertía en protagonista al desvelar el diario Marca un acuerdo inminente para fichar en enero por el Bayern tras atender el club alemán al pago de la cláusula de rescisión. Sólo el club rojiblanco, en un comunicado que más parecía una pataleta que una postura, se atrevió a cuestionar la veracidad de la información. El texto venía a contar que a ellos, el Atleti, tanto Lucas como el club bávaro le habían negado contactos. Lo que era más difícil de explicar era lo que sucedería al día siguiente cuando el francés fue llamado a capítulo en las flamantes nuevas oficinas del Metropolitano. El chico pasó allí la tarde, acompañado de su asesor deportivo, para alcanzar un acuerdo de permanencia hasta junio tras una negociación a tres bandas.

Foto: Lucas Hernández ganó la Supercopa de Europa con el Atlético al Real Madrid el 15 de agosto. (Reuters) Opinión

Comenzaba así la ronda presión para retener al zaguero. El primero que descolgó el teléfono fue Simeone, quien dejó a Lucas un mensaje tibio, algo parecido a lo que después relataría públicamente: bienvenido si te quedas, agradecido si te vas. Después, tocaba la madre del cordero, es decir, cómo convencer al jugador para quedarse si no hay dinero disponible. Esta tarea le tocó a la propiedad. La cuestión es que el techo de gasto en masa salarial fijado por LaLiga en 293 millones de euros imposibilita cualquier modificación de aquí hasta junio. Por eso, cualquier ingreso extra debe aguardar hasta la próxima estación. Si en el Bayern hablan de duplicar y alcanzar los 8 millones netos como contraprestación por la fuga, en el Atleti no pueden ni plantearse esta maniobra. Así que al dueño sólo le quedó la carta de convencer al Bayern para evitar la operación hostil. Y aquí la propiedad echó el resto.

El Bayern está decidido a esperar a Lucas en una decisión casi sin precedentes en una entidad acostumbrada a firmar todo lo que se propone. Y más en una demarcación que necesitan porque si Boateng no está rindiendo bien, peor lo está haciendo Hummels. El suplente Süle se ha convertido en el zaguero más fiable para Kovac. Con mucha habilidad o cambiando las condiciones económicas ha actuado el club madrileño para que Uli Hoeness, el todopoderoso mandamás germano, acepte con desagrado esperar seis meses al jugador francés. Los 80 millones de euros -la cláusula de rescisión- estaban más que preparados para satisfacer la ruptura del contrato firmado este pasado verano en Rusia. Allí Lucas rubricó un vínculo que alcanza hasta junio de 2024, que a día de hoy parece una quimera que pueda cumplirse.

placeholder El acto de despedida de Gabi. (EFE)
El acto de despedida de Gabi. (EFE)

La reconversión de Gabi

¿Y cómo queda Lucas con este adiós en diferido? Su estancia quedará marcada por el desaire de la afición, ni un solo cántico o pancarta a favor durante el partido frente al Espanyol. Lo salvará el profesionalismo del que siempre ha hecho gala y el respaldo que de él hará el entrenador, que es quien verdaderamente respira con el preacuerdo alcanzado entre Atleti y Bayern para que el traspaso se realice en junio. Lucas, que se había ganado el corazón de la afición tras negar este mismo verano al Real Madrid, pasará ahora al paredón de aquellos que dejan el club por dinero. No hace demasiadas fechas, el galo se sinceró en Radio Montecarlo para dejar la puerta abierta a una posible salida. Entonces, nadie habría imaginado que sólo unas semanas después el Bayern llamaría y él se rendiría frente a un Atleti indefenso para poder contragolpear con euros como capital de ataque. Y es que el sobre esfuerzo realizado para mantener a Griezmann no para de tener consecuencias… y los fuegos que quedan por apagar.

Foto: Thomas, serio, durante un entrenamiento con el Atlético de Madrid. (Efe)

Lo que parece evidente es que Lucas no ocupará nunca el corazón de los atléticos como sí llenan ese espacio con Gabi. Pero que nadie olvide la historia. El hoy ‘eterno capitán’ se despidió en soledad tras dos frustrantes temporadas en una gris primera etapa, bien distante en lo deportivo y económico de este Atleti de Simeone. Precisamente, el técnico argentino decidió darle galones, agitar su personalidad y convertirlo en otro futbolista. Esa metamorfosis lo elevó al jugador de la despedida, desterrando a aquel medroso canterano que tuvo que hacer las maletas camino de Zaragoza. El ‘Cholo’ sacó lo mejor de Gabi, y éste de muchos de sus compañeros sobre el césped con ese sentido solidario y de compromiso que impregnó en el vestuario. Si el que más corría era el capitán, faltaba comprobar que valiente negociaba un esfuerzo.

El punto de inflexión de la carrera de Gabi en el Atleti llegó cuando creyó que la rodilla le había crujido en un partido ante el Celta. Las exploraciones iniciales alarmaron tanto que el miedo a perder el ligamento cruzado se extendió en la atmósfera del viejo Calderón. Simeone se acercó a la camilla y le soltó sin anestesia: “Eres el capitán y pase lo que pase, el grupo no puede verte nunca agachar la cabeza”. El capitán salió del vestuario, desangelado, pero sin bajar el cuello. Al día siguiente, las pruebas determinaron que la lesión quedaba en un esguince leve. Desde esa mañana, la leyenda solo creció hasta aterrizar en Qatar. La estrella de Lucas se posará en Múnich en verano. Quién sabe si alguna vez tendrá camino de vuelta y la grada se rendirá a su figura.

El pasado sábado 22, la afición del Atleti se reunió en el Metropolitano para vivir dos espectáculos: el puramente deportivo, frente al buen Espanyol de Rubi y el estrictamente emotivo, con el adiós en diferido a Gabi Fernández tras su inesperada salida del club durante el pasado verano. Lo que muchos no calibraron en ese momento es que también se estaba marchando el defensa de más valor de la plantilla. Sí, el proceso sísmico que atraviesa el presente de Lucas Hernández lo transporta al Bayern. Por primera vez en tiempo, la grada no aprobó la petición del mesías Simeone, quien en la previa había solicitado apoyo para el francés. Pero el seguidor iba al estadio a lo que iba y no era más que a dejarse las palmas para honrar al ‘eterno capitán’, en lo que se entiende como dos maneras bien diferentes de reflejarse en el Atleti.

Bayern Múnich