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El 'sobrepeso' de Hazard y cómo renunciar a 16 'kilos' anuales
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Antonio Sanz

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El 'sobrepeso' de Hazard y cómo renunciar a 16 'kilos' anuales

El belga renunció a seguir en el Chelsea a pesar del tentador sueldo que la dirigencia 'blue' le puso dobre la mesa y fichó por el Madrid. Una dolencia le ha impedido debutar. Zidane lo apuesta todo a él

Foto: Eden Hazard, en un partido de pretemporada contra el Salzburgo. (EFE)
Eden Hazard, en un partido de pretemporada contra el Salzburgo. (EFE)

Hubo un tiempo en el que Eden Hazard se imaginó como jugador del Real Madrid. Y también hubo otro tiempo dónde se encontró muy lejos de vestir del blanco. Pero el fútbol y la vida manejan una línea tan delgada que traspasarla convierte al personaje en héroe o villano, en función de la referencia que tomes. El belga se convirtió definitivamente en madridista tres años después. Sí, un trienio de espera para poder sentirse blanco. La realidad es que Florentino Pérez no se había detenido a observar a un menudo media punta belga, regordete, un filón con el balón en los pies y con pegada en los metros definitivos del campo. Su particular gurú galo, Zidane, había desembarcado en el banquillo tras despedir a Benítez, la extemporánea apuesta presidencial que acumuló seis meses en el cargo. Tras ganar la primera Champions en Milán’16, el nuevo técnico sintió fuerzas y alzó la voz. Quería a Hazard. Ya lo tenía hablado con él. Florentino no se lo tomó en serio.

Pero los veranos resultaron recurrentes porque Zidane, excepto el de su fuga en 2018, mantuvo la petición en cada reunión. Quería sí o sí a Hazard. Lo conocía como pocos de sus tiempos en el Lille, el club norteño francés que albergó el crecimiento y desarrollo del belga. Es más, las repetidas frases del pequeño ‘10’, supeditado al icono galo, calaban en quien apenas padece por los elogios. Zidane observó algo diferente en el futbolista. Quizá su cambio de ritmo, su manejo de ambos pies, la verticalidad de su juego, la manera de desenvolverse sobre el césped, la elegancia y velocidad en la conducción de la pelota. Sin embargo, en aquella etapa formativa hubo un club que se anticipó al resto. El Chelsea logró adelantarse a todos y firmó con 21 años a una promesa que con dieciséis recién cumplidos ya caminaba por la Primera división de Francia. Los ‘blues’ londinenses se atrevieron a pagar 32 millones de libras esterlinas, una barbaridad para un imberbe al que todos se aproximaban pero nadie desembolsaba.

Siete años después terminó en el Real Madrid por casi el triple de lo que abonaron en su día. Ya consagrado, Hazard lleva sufriendo una persecución mediática respecto a su figura. Él sigue con su aspecto regordete, que nunca abandonará, con ese tren inferior bajo que parece cargado de peso y con esa forma exterior que lo presenta como lento, circunstancia radicalmente opuesta cuando se maneja sobre el terreno de juego. No es nuevo lo ocurrido en España. Cuando aterrizó en Londres se escuchó el mismo relato abundando en un aspecto cercano al sobrepeso. Los comentarios mediáticos presionaban a la opinión pública frente al buen rendimiento del futbolista. Todo apuntaba al fracaso del chico, pero las actuaciones en el campo desterraban los prejuicios del ‘gordito’. Y es cierto que la cintura de Hazard marcaba su vida, pero él se encargaba de sumar distancia con la báscula.

placeholder Eden Hzard, en su presentación con el Madrid junto a Florentino Pérez
Eden Hzard, en su presentación con el Madrid junto a Florentino Pérez

La cesta de Zidane

Hazard aterrizó en el Real Madrid por empeño personal. La realidad es que el Chelsea trató de retenerlo de la manera que fuera. Abramovich, cada día más despegado de la actualidad de la entidad, ordenó a su camarada de confianza que tratara de convencer, sin posterior éxito, a quien se observa en Inglaterra como el futbolista más próximo a Messi. La ejecutiva lo intentó, pero Eden recordaba el escaso apoyo que le ofreció la misma persona cuando Mourinho trató de rebajarlo de líder de los ‘blues’. El entrenador luso pretendió destrozar públicamente a quien se negaba a seguir siendo un soldado de su causa. Aquella afirmación de ‘Mou’, “no es jugador dispuesto a sacrificarse por el equipo”, retumbaba en el cerebro de quien añoraba volar de la Premier. Hazard, pese a tentación de catorce millones de libras, -dieciséis ‘kilos’ de euros sobre la mesa- decidió romper la bajara. La conclusión lo acercaba cada día al Real Madrid…hasta que Zidane dejó el club.

El futbolista mantuvo su firmeza y decidió que o era el Real Madrid o que se iría libre del Chelsea. Entonces, se sintió lejos del Bernabéu porque Zidane había decidido fugarse tras ganar la tercera Champions. Entonces, Eden no era consciente de las vueltas que da el fútbol. Pese al aumento de sueldo semanal que se le ofrecía en Inglaterra, el ‘10’ mantenía el pulso porque contaba con una decisión firme: salir de Londres. Nada lo desmarcaría de esa idea. Es más, en Stamford Bridge también entendieron que el ciclo estaba concluido y aceptaron el traspaso. Pero en Madrid, la pretemporada arrastró el sentimiento de estrella que desde los medios de comunicación se deslizó. Muchos de los 50.000 espectadores que apoyaron la presentación multitudinaria del Bernabéu se percataron de la extraña figura. Se silenciaron, con disimulo. Pero el runrún atemorizó al más pintado, excepto al dirigente principal, porque ya estaba advertido del ‘sobrepeso’ del jugador.

La cuestión es que la pretemporada blanca lo arrastró a una lesión muscular en el recto anterior del muslo izquierdo, o eso se dijo desde la entidad. Volvieron los voceros a discriminar la figura del chico porque no eran capaces de justificar los partidos de acomodo del previo ni siquiera la dolencia. Los más cercanos se alarmaron cuando comprobaron que era la única bala de Florentino Pérez para el verano. Como se ha contado en esta tribuna, ni Neymar ni Pogba eran personajes futuribles para la dirigencia. La cesta donde se concentraban todos los huevos para Zidane era la de Hazard. Uno y otro se ayudarán en este nuevo ciclo, mientras Eden sueña con que por fin se va a estrenar oficialmente como jugador del Real Madrid.

Hubo un tiempo en el que Eden Hazard se imaginó como jugador del Real Madrid. Y también hubo otro tiempo dónde se encontró muy lejos de vestir del blanco. Pero el fútbol y la vida manejan una línea tan delgada que traspasarla convierte al personaje en héroe o villano, en función de la referencia que tomes. El belga se convirtió definitivamente en madridista tres años después. Sí, un trienio de espera para poder sentirse blanco. La realidad es que Florentino Pérez no se había detenido a observar a un menudo media punta belga, regordete, un filón con el balón en los pies y con pegada en los metros definitivos del campo. Su particular gurú galo, Zidane, había desembarcado en el banquillo tras despedir a Benítez, la extemporánea apuesta presidencial que acumuló seis meses en el cargo. Tras ganar la primera Champions en Milán’16, el nuevo técnico sintió fuerzas y alzó la voz. Quería a Hazard. Ya lo tenía hablado con él. Florentino no se lo tomó en serio.

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