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La vuelta de Antoine Griezmann ahora que ya es más amigo de Leo Messi
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Antonio Sanz

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La vuelta de Antoine Griezmann ahora que ya es más amigo de Leo Messi

Quién sabe si será en el Wanda Metropolitano, al calor o la crítica del graderío, donde se recupere al antiguo 'Grizzi'. Ahora es ya un poco más cercano a Messi

Foto: Antoine Griezmann celebró con Leo Messi su gol ante el Borussia Dortmund. El argentino le dio la asistencia. (EFE)
Antoine Griezmann celebró con Leo Messi su gol ante el Borussia Dortmund. El argentino le dio la asistencia. (EFE)

No arrancó bien la noche para él. Antoine Griezmann aguardaba desde el banquillo la oportunidad de jugar en el Camp Nou ante el Borussia Dortmund en una semana especial. Al fondo de la misma, el retorno al Metropolitano, revivir sentimientos con un escudo que de alguna manera lo alzó hasta las altas posiciones del escalafón individual internacional. El francés, que no atraviesa por su mejor momento anímico, arrastra cierto desinterés por su pobre rendimiento de azulgrana hasta la fecha. Pero como suele suceder en el fútbol, en poco más de una hora todo cambió: reemplazo al compañero lesionado y a celebrar el gol a pase de Leo Messi. Mucho queda por escribir de esta relación abocada al éxito. Pero, poco a poco, parece que el argentino se olvida del feo del pasado y arropa algo más a quien necesita cariño para triunfar.

Cuestionado Ernesto Valverde por el juego del equipo, el técnico rebusca la tecla para orientar ofensivamente a un Barça que, no nos engañemos, depende claramente del ritmo que impone su estrella. En la Ciudad Condal nadie se incomoda porque el fichaje estrella del verano no se alíe fogosamente con la estrella de la plantilla. El propio entrenador, como gran parte del entorno, se agarra a la paciencia: "Se habla mucho de la conexión, pero los jugadores que son buenos siempre se entienden. Con el tiempo se entenderán más. Hay que encontrar el ‘timing’ adecuado para eso. Por ejemplo Luis y Leo se entienden a la perfección porque llevan mucho juntos". Lo que no desaparecen son los comentarios que hablan de escasa confraternización entre ambos. La relación, desde luego, no destila camaradería.

Griezmann ha dejado caer entre su zona de confort de amistades madrileñas que no se ha sentido favorecido por Messi ni por la guardia pretoriana de éste (Luis Suárez y Jordi Alba, fundamentalmente). El carácter reservado del galo lo agrupa con el conjunto de franceses que completan el vestuario azulgrana. Y como no le dan pie a la charla, pues Antoine se vuelve más introvertido. Es cierto que una buena asociación fuera del campo termina forzosamente beneficiando a las partes sobre el césped. Incluso, recientemente, el delantero admitía que poco a poco mejoraba el trato y la convivencia con el argentino gracias a algunos encuentros privados que había provocado Luis Suárez, quien ha entendido necesario darle confortabilidad a la relación.

placeholder El domingo, Antoine Griezmann jugará por primera vez como visitante en el Wanda Metropolitano. (Reuters)
El domingo, Antoine Griezmann jugará por primera vez como visitante en el Wanda Metropolitano. (Reuters)

Messi y Suárez se convirtieron en los dos futbolistas que más empuje demostraron para convencer a Griezmann de su traspaso al Barça. Pero la decisión final del galo de continuar un año más en el Atleti terminó por decepcionar a la pareja, que recibió de manera fría y distante al chico cuando este ingresó con un curso de retraso en el camerino azulgrana. Poco a poco, los dos sudamericanos le van levantando el 'castigo' porque son conscientes de que necesitan al mejor francés sobre la hierba para la reconquista de la Champions, el verdadero objetivo del vestuario culé. Es cierto que Messi requería a Neymar por encima de Griezmann en la ola de fichajes veraniegos, y quizá por esa circunstancia ha tardado en otorgar el sitio dentro y fuera del campo que el ex rojiblanco demanda.

El regreso al Metropolitano es difícil de explicar desde la óptica de alguien que transita sin confianza vestido de azulgrana. El propio jugador admite que aprende a alta velocidad los movimientos y las secuencias de ataque de su nuevo equipo. Incluso reconoce que le falta confianza cuando conecta con el balón y cuando debe asociarse con el resto de compañeros. Por eso pide tiempo para que en Barcelona observen al mismo depredador que se aupó a lo más alto de rojo y blanco. Una afición madrileña que debería ser generosa y devolver con aplausos los años de compromiso, entrega, goles y títulos del francés. La salida ya es historia, al igual que el esfuerzo económico que realizó la propiedad. Es el momento, antes de que arranque el choque liguero, de armonizarse con quien ha sido clave en un tiempo reciente en el Atleti, donde además tanto se le echa en falta, especialmente el Cholo Simeone, con la carestía de goles que presenta el equipo.

Griezmann trató de explicar en su día que abandonó el Atleti de Simeone por el Barça de Messi para aprender un nuevo estilo de juego, para impregnarse de la filosofía culé y para crecer en lo personal y retarse a sí mismo. Antoine pretende ser capaz de sentirse también importante de azulgrana en un equipo que diseña un fútbol diametralmente opuesto al que él sintió en Madrid. En su anterior etapa era el ídolo, la referencia, el espejo al que miraban todos en los momentos críticos… porque se lo había ganado con su rendimiento. Hoy, el lenguaje corporal que desprende en Barcelona es bien diferente: busca cobijo, se siente retraído y parece refugiado en su timidez. Solo un empujón del crack argentino, tal y como sucedió frente al Dortmund, puede provocar el despertar de su fuerza. Quién sabe si será en el Metropolitano, al calor o la crítica del graderío, donde se recupere al antiguo 'Grizzi', porque ahora es ya un poco más cercano a Messi.

No arrancó bien la noche para él. Antoine Griezmann aguardaba desde el banquillo la oportunidad de jugar en el Camp Nou ante el Borussia Dortmund en una semana especial. Al fondo de la misma, el retorno al Metropolitano, revivir sentimientos con un escudo que de alguna manera lo alzó hasta las altas posiciones del escalafón individual internacional. El francés, que no atraviesa por su mejor momento anímico, arrastra cierto desinterés por su pobre rendimiento de azulgrana hasta la fecha. Pero como suele suceder en el fútbol, en poco más de una hora todo cambió: reemplazo al compañero lesionado y a celebrar el gol a pase de Leo Messi. Mucho queda por escribir de esta relación abocada al éxito. Pero, poco a poco, parece que el argentino se olvida del feo del pasado y arropa algo más a quien necesita cariño para triunfar.

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