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La provocación de Gareth Bale que Florentino Pérez no quiere ver
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Antonio Sanz

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La provocación de Gareth Bale que Florentino Pérez no quiere ver

El presidente del Real Madrid es uno de los escasos que se resiste a condenarlo, aunque también a sus ojos Bale ha perdido la condición de intocable

Foto: Gareth Bale, durante el partido del Real Madrid contra la Real Sociedad. (Miguel J. Berrocal))
Gareth Bale, durante el partido del Real Madrid contra la Real Sociedad. (Miguel J. Berrocal))

Primera sesión de la semana, tras ganar en Vitoria, después tres días de descanso y Gareth Bale resulta ser el único integrante de la plantilla que, sin estar lesionado, no salta al césped de entrenamiento del Real Madrid. Sin contar con parte médico de la entidad, el futbolista digirió el trabajo en las instalaciones del gimnasio. Pero esto no es nuevo. Aún rezuma la polémica por jugar antes con Gales que con el club que le mantiene contrato, al menos, hasta junio de 2022. Continúa el pulso, y más tras la sentencia dictada desde el graderío. El público ha bajado el pulgar, solo resta ahora que lo haga Florentino Pérez. El máximo dirigente no quiere ver las provocaciones permanentes de quien desea marcharse del Real Madrid… sin dejar un euro en la caja blanca. La última, su proclama al José Mourinho del Tottenham.

El objetivo prioritario del jugador galés para este curso pasaba por clasificarse para la fase final de la Eurocopa 2020. Poder participar con Gales viste cualquier sinsabor que esté sucediendo en un club donde no lo quieren y donde él ya tampoco se siente dichoso. La condición de suplente ha terminado por borrar una etapa que no ha sido tan oscura, tal y como ahora la propaganda nos hace ver. Aterrizó como galáctico presidencial tras un arduo trabajo para abandonar Londres, lugar que había conquistado siendo imagen principal de la Premier. A los ingleses no les quedó otra que arrugar el morro, mientras que LaLiga se apuntaba otra estrella más. Hoy es como el patito feo del cuento. Soo el máximo dirigente del club se resiste a perder a quien es uno de sus futbolistas fetiche. Pero Zidane no ayuda.

La falta de regularidad y las continuas lesiones han impedido rendir al máximo a un futbolista extraordinario. La falta de adaptación, unida a su carácter introvertido, ha provocado que Gareth sea más una ínsula en el vestuario que se resiste a formar parte de la península que agrupa al camerino. Y es que Zidane se cansó de él y Bale, del entrenador. El divorcio estaba servido tras la doble suplencia en las finales de Cardiff y Kiev. Sin embargo, la huida del francés permitió la continuidad del británico. Al volverse a encontrar nada ha cambiado: la distancia sigue y la suplencia ya es norma habitual en las alineaciones. Isco, Rodrygo, Lucas… cualquiera vale antes que Bale para acompañar a Benzema y Hazard.

placeholder Gareth Bale fue suplente en el último partido del Real Madrid en la Champions League. (EFE)
Gareth Bale fue suplente en el último partido del Real Madrid en la Champions League. (EFE)

Dicen en el club que Zidane le ha visto bajarse tantas veces del barco —faltar al compromiso que requiere el escudo— que ya da el fichaje por amortizado. Y es cierto que en dos veranos se especuló más con la marcha del extremo que con una titularidad que parecía poco discutible por su figura y palmarés. Primero llegó el reclamo de Mourinho en 2017 para unirle al Manchester United. Se recuerda la frase del portugués a Gareth en el túnel de vestuarios de Santa Clara en Estados Unidos: "No puedo comprarte porque no hablas". Aquel silencio evitó la salida de quien, por entonces, se negaba a abandonar el Real Madrid. Ahora, en unas curiosas declaraciones en Inglaterra, guiña el ojo que en su día evitó al entrenador portugués.

Un par de cursos después, en 2019, Bale sí negoció para irse. Se manejaron mercados alternativos a los de Europa. Se dejó querer en la MLS norteamericana, pero nadie picó por el salario solicitado. Solo el Shanghai Shenhua chino aceptó el contrato económico que el asesor deportivo del jugador pidió, siempre que no tuviera que realizar desembolso por el traspaso. Antes, en 2018, Bale decidió continuar en el Real Madrid al conocer el abandono de Zidane. Pero desde entonces las cosas solo han empeorado para él. Lesiones, malas decisiones, ajeno a la vida mediática madrileña para soltarse la lengua en el Reino Unido, entregado a su pasión (el golf)… el próximo mercado de enero será nuevamente movido para el galés.

Por un lado, el jugador no quiere cambiar de destino porque se prepara concienzudamente para ponerse en junio a las órdenes de Ryan Giggs y sabe que una mudanza es lo que menos le conviene; en contra, el chico es consciente de su condición de suplente y que se le hará una temporada interminable ante el rechazo casi general de la afición madridista. En el ático de Concha Espina, al jugador se le da por resuelto, si bien no se le quiere regalar y dejarle partir gratis, condiciones que se pusieron encima de la mesa para la salida amistosa en la última estación veraniega. Mientras, el presidente se convierte en uno de los escasos que se resiste a condenarlo, aunque también a sus ojos Bale ha perdido la condición de intocable. Eso sí, no acaba de admitir las reiteradas provocaciones del galés —la bandera de preferencias, la indiferencia al escudo blanco, su pasotismo indisimulado— para forzar su adiós. En julio cumplirá 31 años y si no permite el traspaso en enero, solo aplazarán lo que parece irremediable poco después.

La Federación de Gales, a través de su director general Jonathan Ford, comunicó a la opinión pública que prohibirá a sus futbolistas disfrutar del golf durante el torneo de la Eurocopa. Ford aludió a riesgos de salud como motivo principal de la decisión. Esperan Italia, Turquía y Suiza en un acontecimiento histórico para el principado y para el propio futbolista. Mientras, por aquí llueven pitos y Gareth encoge los hombros porque él solo piensa en Gales. En otra entrevista realizada a medida, se deja querer por el nuevo Tottenham, en otro mensaje para Florentino. Solo falta saber si estamos en el tramo final del camino, porque a provocaciones nadie gana a Bale.

Primera sesión de la semana, tras ganar en Vitoria, después tres días de descanso y Gareth Bale resulta ser el único integrante de la plantilla que, sin estar lesionado, no salta al césped de entrenamiento del Real Madrid. Sin contar con parte médico de la entidad, el futbolista digirió el trabajo en las instalaciones del gimnasio. Pero esto no es nuevo. Aún rezuma la polémica por jugar antes con Gales que con el club que le mantiene contrato, al menos, hasta junio de 2022. Continúa el pulso, y más tras la sentencia dictada desde el graderío. El público ha bajado el pulgar, solo resta ahora que lo haga Florentino Pérez. El máximo dirigente no quiere ver las provocaciones permanentes de quien desea marcharse del Real Madrid… sin dejar un euro en la caja blanca. La última, su proclama al José Mourinho del Tottenham.

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