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El piloto más temido por Alonso
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Javier Rubio

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El piloto más temido por Alonso

Quizás, Robert Kubica sea el mejor amigo que Alonso puede tener entre los pilotos de Fórmula 1. Quizás también sea su rival más duro en la

Quizás, Robert Kubica sea el mejor amigo que Alonso puede tener entre los pilotos de Fórmula 1. Quizás también sea su rival más duro en la pista. Quizás por ambas cosas, Alonso siempre cita al polaco cuando se le pide el nombre del mejor piloto de la parrilla. Comparten similitudes de carácter, de estilo en la pista, y la afinidad de haber llegado como auténticos warriors a la Fórmula 1 a base de talento puro. “Nos apreciamos mucho como pilotos, pero también personalmente. Sabes que cuando él dice algo, es realmente lo que piensa. No es alguien que piense demasiado en su imagen, o diga algo por razones de marketing, o simplemente para caer bien…”. Son palabras de Kubica sobre Alonso, pero que el asturiano podría perfectamente firmar a la inversa. No resulta frecuente que dos pilotos protagonicen escenas como las vividas por Alonso y Kubica en Shangai el pasado año. Pero estas imágenes, tarde o temprano, se van a reproducir a bordo de un Fórmula 1. Es tan solo cuestión de tiempo. Quizás esta misma temporada.

Un techo, comida, y un coche rápido

Robert Kubica es tipo duro, muy duro. Cómo solo puede llegar a serlo quien, con 14 años emigró a Italia, sin su familia, para competir en los karts. Allí trajo loco al jovencísimo Lewis Hamilton, a quien ganó consistentemente. Dormía en la parte alta de un taller, con su kart en la planta de abajo. Sus ingenieros en BMW pueden dar cuenta del carácter que ha forjado su experiencia. Habla claro, a veces demasiado. Quien se queje del carácter de Alonso en España tendría que prestar más atención al polaco. No se corta para cuestionar a su equipo, incluso públicamente. Kubica ha plantado cara a su jefe Mario Theissen, uno de los tipos más inteligentes y determinados de la Fórmula 1 cuando este decidió paralizar la evolución del monoplaza del pasado año para mejor preparar el de 2009. Han saltado muchas veces chispas entre ellos. “Cuando Robert está a tope y el coche no es rápido, casi se lo toma como una afrenta personal. La relación con él no es siempre fácil, pero su total determinación para conseguir el éxito merece respeto”. Explica Theissen sobre Kúbica ¿Determinación? Un accidente de tráfico retrasó su debut en la Fórmula 3 EuroSeries. Era el año 2003. En la primera carrera en la que pudo competir llevaba dieciocho clavos en su brazo, entablillado todavía por la fractura. Condujo casi toda la carrera con una sola mano. Ganó.

Vive por y para la competición. “Dame un techo sobre mi cabeza, comida para comer, y un coche rápido. Es todo lo que necesito”. Son palabras suyas. Con semejante código y un planteamiento tan monotemático ante la vida, tarde o temprano será campeón del mundo. Pocos saben que, si algún día Kubica lo consigue, también culpable indirecto de ello será Joan Viladeprat, responsable de Epsilon Euskadi. “Es durísimo, pero sobre todo consigo mismo y con el trabajo. Su vida es cien por cien el automovilismo, de todo tipo, le gusta todo: los rallies, GP2…Allá donde hay una carrera está interesado”.

Tan convencido quedó el catalán de su talento, que decidió pagar la temporada de su bolsillo firmando un acuerdo con Kubica y su manager: si en los cinco años siguientes se convertía en piloto profesional, le devolvería todo lo invertido por Viladeprat para correr las World Series en 2005. “Si él hubiera querido, el papel que firmamos lo podría haber tirado a la basura. Pero año a año sigue reintegrando lo que invertimos en él”. Kubica ganó el título. Al año siguiente corría con BMW en Fórmula 1.

Como los grandes

Viladeprat , que ha trabajado con Prost, Senna y Schumacher, encuentra en el polaco las virtudes de los grandes: “recuerdo una carrera en Donington. Salía el último por un problema en las verificaciones. Adelantó uno tras otro de manera increíble, y cuando llegó a la quinta posición, me llamó por radio. ¿Qué hago? ¿Me quedó aquí, o arriesgo? Le dije que se quedara ahí, nos bastaban los puntos. Es un piloto que, a pesar de ir al límite, siempre está pensando. Ha llegado a corregir a un ingeniero que se había equivocado al llamarle a boxes, porque lo tiene todo en la cabeza”.

Su talento natural es inmenso. “Sigo pensando que es un campeón del mundo sin ninguna duda”, explica Viladeprat. “No le quito ni un pelo a Robert sobre Fernando y Hamilton. Es un piloto tremendo. Si se mete delante no comete errores”. Por ejemplo, el pasado año. En toda la temporada, tan solo cabe recordar su salida de pista bajo la lluvia de Silverstone. El resto del año Kubica fue más consistente que Massa y Hamilton. No contaba con un coche ganador, pero aprovechó la oportunidad cuando se presentó. Fue en Canadá, donde logró su primera victoria. En el mismo escenario donde sufriera uno de los peores accidentes de los últimos años en la Fórmula 1. Llegó sin la menor secuela psicológica. De hecho, en la primera carrera tras su violento vuelo en Montreal, en el Gran Premio de Francia, machacó a su compañero Nick Heidfeld en los tiempos y terminó cuarto.

En 2008, Kubica exprimió un monoplaza que no estaba a la altura de Ferrari ni de McLaren, y mantuvo sus opciones hasta casi finalizar el campeonato y terminó empatado con Kimi Raikkonen en tercer lugar. Este año BMW luchará por la victoria y el polaco será implacable a poco que cuente con un coche competitivo. En este caso, Fernando Alonso sabe, mejor que nadie, a quien va a tener enfrente.

Quizás, Robert Kubica sea el mejor amigo que Alonso puede tener entre los pilotos de Fórmula 1. Quizás también sea su rival más duro en la pista. Quizás por ambas cosas, Alonso siempre cita al polaco cuando se le pide el nombre del mejor piloto de la parrilla. Comparten similitudes de carácter, de estilo en la pista, y la afinidad de haber llegado como auténticos warriors a la Fórmula 1 a base de talento puro. “Nos apreciamos mucho como pilotos, pero también personalmente. Sabes que cuando él dice algo, es realmente lo que piensa. No es alguien que piense demasiado en su imagen, o diga algo por razones de marketing, o simplemente para caer bien…”. Son palabras de Kubica sobre Alonso, pero que el asturiano podría perfectamente firmar a la inversa. No resulta frecuente que dos pilotos protagonicen escenas como las vividas por Alonso y Kubica en Shangai el pasado año. Pero estas imágenes, tarde o temprano, se van a reproducir a bordo de un Fórmula 1. Es tan solo cuestión de tiempo. Quizás esta misma temporada.

Fernando Alonso Fórmula 1