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¿Qué fue antes la Fórmula 1 o Ferrari?
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Javier Rubio

Dentro del Paddock

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¿Qué fue antes la Fórmula 1 o Ferrari?

“La Fórmula 1 puede vivir sin Ferrari”. La pasada semana, el presidente de la Federación Internacional del Automovilismo arrojó el guante a la cara del presidente

“La Fórmula 1 puede vivir sin Ferrari”. La pasada semana, el presidente de la Federación Internacional del Automovilismo arrojó el guante a la cara del presidente de Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo. Mosley, al hacer pública la carta enviada por este, puso al italiano en el centro de la diana, y luego disparó a placer.

 

Ante el nuevo límite presupuestario impuesto por Mosley a los equipos sin previo aviso, Montezemolo argumentó que será imposible vigilar adecuadamente su desarrollo, se crearán dos categorías en cada carrera -según los equipos se acojan o no al límite presupuestario-, y se confundirá totalmente al aficionado, dañando la imagen de la Fórmula 1. “Hay que tomar medidas drásticas ante la crisis, y si no te gusta, Ferrari, ya sabes dónde está la puerta”. Este fue el espíritu de la respuesta de Mosley.

En realidad, en la estrategia del presidente de la FIA subyace una pugna por dinero (el reparto futuro con los equipos de los derechos económicos que general la explotación de la Fórmula 1, con Ecclestone por medio) y poder (el de la FIA ante el frente común de los equipos). Pero Mosley  oculta este anzuelo con el cebo de la necesidad de afrontar la actual crisis. Conviene guardar las formas cuando nos acuchillamos para repartirnos el botín y demostrar quién manda aquí. Crecido ante la reciente domesticación de McLaren, Mosley parece dispuesto ahora a enfrentarse a Ferrari con tal de sacar adelante su pugna política. No olvidemos que Montezemolo también preside la asociación que aglutina a los equipos. Así que eliminando al general, también disperso al ejército…

Cuando Ferrari decidió el futuro del Gran Circo

Pero convendría refrescar la memoria al presidente de la FIA. No hace falta remontarse  demasiado lejos. La Fórmula 1 a punto estuvo de sufrir un cisma cuando los grandes fabricantes presentes crearon la GPMA y luego GPWC, una sociedad comercial que pretendía crear un campeonato paralelo fuera del ámbito de la FIA, ante los  problemas con el reparto económico de sus derechos. Para solventar una coyuntura extremadamente grave, Ecclestone y Mosley, conscientes del carisma global y del peso específico de Ferrari, ofrecieron el oro y el moro a Montezemolo para que no abandonaran el campeonato tradicional de Fórmula 1.

En enero de 2005 se firmó el acuerdo. ¿Saben cuales fueron las palabras entonces de Mosley para celebrarlo?: “Estamos muy satisfechos de que se haya alcanzado este acuerdo con el tenedor de los derechos comerciales de la Fórmula 1 y el equipo más veterano en el campeonato. El acuerdo es significativo, porque asegura el futuro desarrollo del campeonato más importante de la FIA”. Y solo había firmado Ferrari. En pocos meses GPWC pasó a mejor vida. ¿De verdad, señor Mosley, que la Fórmula 1 no podía vivir entonces sin Ferrari, y hoy pude sobrevivir sin la Scudería?.

El ADN de este deporte

Luca Cordero de Montezemolo aceptó en el 2000 prologar un libro que resumía la historia de la Fórmula 1, con Ferrari como columna vertebral del mismo. Se titulaba “La Rossa e le altre”. En el prefacio, el presidente de Ferrari escribía: “Ferrari y la Fórmula 1 han estado vinculadas una a otra como el huevo a la gallina. Incluso hoy en día una Fórmula 1 sin Ferrari sería algo nebuloso, porque no hay escuadra que suscite tanto entusiasmo por todo el mundo, y no solo para los italianos. Ferrari ha sido el  auténtico y único constructor  siempre presente en todos los campeonatos…” ¿No firmaría usted esta declaración, señor Mosley?.

Le guste o no al presidente de la FIA, la Fórmula 1 se distingue del resto de los campeonatos por varios rasgos ligados indisolublemente a su ADN: contar con los mejores pilotos, la tecnología más sofisticada, el Gran Premio de Mónaco y… Ferrari. Señor Mosley, pregunte en cualquiera de los cincos continentes a cualquier persona de la calle cuál de estos factores eliminarían de la Fórmula 1, y quizás se lleve una sorpresa.  Porque desde 1950 no ha parado de crecer una leyenda deportiva que es ya un mito social. Y todo ello, con la paradoja de ser una marca destinada a una élite económica y social. ¿Disfruta Porsche, por ejemplo, de una aureola similar entre los miles de aficionados de todo el mundo?.

Mosley ha entrado en un terreno de arenas movedizas al ningunear el universo emocional que representa Ferrari en todo el mundo. Posturas tan arrogantes pueden convertirse en un “boomerang” en su contra. Mosley, extremadamente inteligente, cometería un error al enzarzarse en una pelea a garrotazos como en “los Desastres de la Guerra” de Goya. Todos acabarían más que magullados. Pero Mosley, por encima de los demás. Dentro de dos décadas, todo el mundo seguirá siendo consciente de lo que es y representa Ferrari. Pocos se acordarán, sin embargo, de Mosley, En todo caso, sería triste que fuera recordado como el presidente que contribuyera al dudoso honor de propiciar la salida de Ferrari de la Fórmula 1.

“La Fórmula 1 puede vivir sin Ferrari”. La pasada semana, el presidente de la Federación Internacional del Automovilismo arrojó el guante a la cara del presidente de Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo. Mosley, al hacer pública la carta enviada por este, puso al italiano en el centro de la diana, y luego disparó a placer.