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La venganza de los Piquet
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Javier Rubio

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La venganza de los Piquet

En el mundo de la competición automovilística, el apoyo paterno resulta crucial desde todos los puntos de vista. Pero, a veces, también puede convertirse en la

En el mundo de la competición automovilística, el apoyo paterno resulta crucial desde todos los puntos de vista. Pero, a veces, también puede convertirse en la figura más perjudicial incluso cuando se ha alcanzado la cima de la Fórmula 1. Como en el caso de los Piquet.

Un año después, la Federación Internacional de Automovilismo investiga la victoria de Alonso en el Gran Premio de Singapur de 2008, y solo tras el despido de Nelson Piquet junior. Independientemente del resultado, este episodio podría suponer el fin de Renault en la Fórmula 1, bien por sanción, bien por decisión de quien firma los cheques. El Confidencial ha podido saber que Max Mosley se ha tomado el tema muy, pero que muy en serio.

Es indiscutible la relación causa/efecto entre el despido de Piquet y la investigación de la FIA. Y dada la singular personalidad del triple campeón del mundo, también resulta inevitable adivinar su sello en el asunto. A no ser que Mosley quiera terminar su mandato con la cabeza de Briatore bajo el brazo tras el conflicto FOTA/FIA. Para lo cual, podría haber promovido una investigación en la que, cuando menos, sabe que puede contar -o “forzar”- con la colaboración de los despechados Piquet.

Irreverente y cruel

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Piquet padre, hijo de un ministro brasileño, disfrutó de una carrera intensa, en la pista y fuera de ella, como atestiguan sus seis hijos de varias mujeres diferentes. También destacó por un carácter ácido y lenguaraz, con esa irreverencia que a veces permite la buena cuna a quienes no han necesitado de compromisos por la supervivencia. En 1986, llamó públicamente “paleto” a Mansell y “fea” -con crueles palabras- a su esposa Rossane quien, efectivamente, quizás no fuera muy agraciada físicamente, pero si una mujer de los pies a la cabeza, capaz de aceptar la venta de la casa familiar para que su desconocido marido se jugara a todo o nada su carrera en la Fórmula 3. Tildó de “homosexual” a Ayrton Senna, con gran repercusión internacional y, sobre todo en Brasil. Por no olvidar sus puñetazos en la pista al chileno Eliseo Salazar, 1982, un modesto piloto que no hubiera recibido semejante trato de haberse llamado Lauda, por ejemplo...

Por el contrario, pocas declaraciones polémicas se le han escuchado a Piquet hijo en su trayectoria para, de repente, descolgarse con una dura andanada contra Briatore tras su despido (“verdugo”, “ejecutor”, “ignorante de Fórmula 1” y otras perlas…), lejos de su estilo personal, y sí más cercano a los genes paternos. ¿Porqué semejante reacción? ¿Porqué sacar el ventilador ahora, aún en el caso de que hubiera razones objetivas en la actuación de Renault?

A quién se le ocurre…

En el transfondo subyace la frustración por la situación de Piquet en el seno de la escuadra francesa, a la que atribuye su falta de resultados. “El único problema”, declaró Piquet hijo tras su despedida “es que Alonso tiene una posición tan fuerte en el equipo que, a veces, es difícil aceptar por la otra persona”. ¿Y de que te sorprendías, Nelsinho? ¿Cómo alguien tan curtido en las bodegas de la Fórmula 1 como tu padre aceptó que compartieras equipo con Alonso tras la experiencia de este en McLaren? Todo el mundo tenía claro el papel protagonista que Alonso iba a jugar a su vuelta al equipo francés.

Todos, aparentemente, menos la familia Piquet. Por primera vez en su carrera, no controlaban el entorno en el que competían. En su época de la Fórmula3 brasileña corrió la leyenda urbana de que un rival les sacó la pistola en una discusión, harto de su impunidad para entrenar fuera del reglamento. Hasta su llegada a la Fórmula 1, Piquet padre habían organizado los equipos en los que Junior compitió. Pero en Renault vivieron por primera vez el proceso que otros muchos pilotos afrontan desde categorías inferiores: la pugna deportiva -y también política- por el liderazgo en el seno de un equipo. Alonso “vió el percal” en McLaren con Hamilton, y se marchó por piernas a pesar del coste que sabía le iba a suponer. Los Piquet erraron el cálculo al posicionarse junto a Alonso e, incapaces de asumir el resultado, ahora sacan ahora la navaja. Porque les guste o no, Briatore tiene razón: “en la Fórmula 1 solo cuentan los resultados”. Y Piquet padre lo sabe de sobra.

El tiburón se relame

Y si consideran injusta la situación, quizás debería fijarse en otros pilotos que también vivieron una dura experiencia junto a Briatore: Patrese, Letho, Verstappen, Wurz, Button, Fisichella, o Jarno Trulli, este último con tantas o más razones para hablar que el brasileño. Ninguno salió coceando como Piquet. Cuestión de inteligencia, ya saben, la ley del silencio puede resultar difícil de asumir, pero resulta más barata.

Si se demostrara la realidad de la acusación, lógicamente, el peso de la ley deberá recaer sobre Renault. Y quién sabe cómo podría afectar a Alonso. Pero el propio Piquet habría sido partícipe voluntario de la acción de Singapur. Por ello, a Ecclestone no le ha pasado desapercibido esa falta de inteligencia en los Piquet: "No se si es cierto o no, pero si lo es, se puede pensar que Nelson tendrá también problemas. Si te digo que vayas y robes un banco, no puedes decir “Bueno, Bernie me dijo que lo hiciera”. Pero puede ser solo un rumor, porque Piquet está molesto al ser despedido…”.

Nelsinho Piquet ya ha terminado su carrera en la Fórmula 1. Conscientes de ello, padre e hijo quizás quieran hundirse en las profundidades llevándose con ellos a Briatore, donde en el fondo espera un tiburón, relamiéndose con la última presa que puede zamparse antes de su retirada.

En el mundo de la competición automovilística, el apoyo paterno resulta crucial desde todos los puntos de vista. Pero, a veces, también puede convertirse en la figura más perjudicial incluso cuando se ha alcanzado la cima de la Fórmula 1. Como en el caso de los Piquet.

Fernando Alonso