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Alonso paga la factura de Valencia
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Javier Rubio

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Alonso paga la factura de Valencia

“Para quienes no creemos que lo ocurrido en el Gran Premio de Europa se reduzca a una mera cuestión de favoritismo hacia Hamilton, la clave va

“Para quienes no creemos que lo ocurrido en el Gran Premio de Europa se reduzca a una mera cuestión de favoritismo hacia Hamilton, la clave va más lejos. Se trata, en definitiva, de que un pequeño núcleo de poder en el seno de la FIA (o en la Fórmula 1) con Charlie Whiting a la cabeza, dispone de un margen de actuación discrecional que todavía sigue sorprendiendo”. Permítanme que recupere la base de argumentación de la columna posterior al Gran Premio de Europa para situar lo acontecido con Fernando Alonso en Silverstone.

Porque lo ocurrido no trata sobre si el piloto español ha sido o no de nuevo perjudicado, que lo fue, sino de una cuestión de coherencia de criterios, de seguridad jurídica y deportiva. Y es que en el plazo de dos semanas, los responsables y comisarios de la Fórmula 1 están alternando su amplio margen de discrecionalidad con otro de arbitrariedad más que cuestionable.

Raseros diferentes

"La FIA está haciendo un trabajo increíble, porque nos deja correr". Así se expresaba Hamilton recientemente, palabras que se acompañaban con alguna crítica a Fernando Alonso. El británico agradecía la mayor elasticidad para juzgar el comportamiento de los pilotos que tanto le está favoreciendo a él mismo. Solo hace falta recordar el el “zig-zag” con Petrov en Malasia (“Ok Lewis, excessive weaving…” o algo así como “macho, te has pasado..” le dijeron incluso desde su propio equipo por radio”) que quedó impune.

¿De verdad el español se vio favorecido en Silverstone por esta mayor flexibilidad? Porque cualquiera con una mínima experiencia en el automovilismo habrá visto decenas de maniobras como las de Alonso y Kubica, pero pocas, por no decir ninguna, que terminen con una sanción que te mandaba al último puesto de la carrera. No se puso en peligro la integridad del rival y si hubo una ventaja irregular, se devuelve la posición y punto. Pero aquí llega lo bueno.

Porque en el caso de Lewis Hamilton y el coche de seguridad, los comisarios se atuvieran a la sanción correspondiente (drive through) que todos conocemos. No la adaptaron en función de las circunstancias de la carrera para anular la ventaja obtenida por un comportamiento punible. En Silverstone, sin embargo, si el polaco no hubiera abandonado, Alonso le habría devuelto la posición, y punto pelota. Pero como Kubica sufrió una avería y no estaba en la pista para ello, se mandó al Ferrari al fondo de la clasificación. Todo muy justo y equitativo. A diferencia de Hamilton en Valencia, a Alonso se le impuso la sanción más gravosa.

Y en cuanto a la sanción colectiva a varios pilotos en Valencia, la previsible de veinte segundos quedó en tan solo cinco porque los comisarios sí tuvieron en cuenta las particulares circunstancias de los pilotos que rodaban al límite y en pelotón. En esta ocasión sí se moduló la decisión con comprensión a la situación, pero para aplicar la sanción más benigna.

Cuando lo correcto es no decir la verdad

Y para que vean que no se trata solo de Alonso, les recordaremos dos casos no muy lejanos -año 2008- que también tuvieron lugar en el plazo de dos semanas. El primero, igualmente en Valencia, en 2008. Felipe Massa fue investigado por una salida de boxes peligrosa (“unsafe release”). Su penalización hubiera sido un “stop and go” de diez segundos, con lo que hubiera perdido la victoria. Fue sancionado con una multa. ¿Recuerdan este año el incidente de Hamilton y Vettel en China?

El segundo, Gran Premio de Bélgica, quince días después. Hamilton aprovechó la chicane de entrada en meta para adelantar a Raikkonen cuando éste no le dejó sitio al emparejarse ambos. A continuación, le cede la posición para no ser sancionado. Luego, se coloca a su estela y le adelanta. Hamilton gana la carrera. El británico recibe una sanción de veinticinco segundos después de terminar la prueba y pasó a la tercera posición.

Así que, rompiendo los criterios de elasticidad de los que tanto se congratulaba Lewis Hamilton, los comisarios del Gran Premio de Gran Bretaña dieron una lección a Fernando Alonso por sus declaraciones en el Gran Premio de Europa. Ahora quienes cuestionaban su legítima capacidad para denunciar lo ocurrido en Valencia -aunque quizás pisando callos- estarán satisfechos de la prudente y comedida reacción del español tras la carrera de Silverstone.

Y respecto a esto último, para terminar, les dejo las palabras que nos llegaban vía SMS tras la carrera, enviadas por un conocido piloto español con experiencia internacional: “Me ha dado pena Fernando, mucha pena, macho; qué pena de mundo en que lo correcto es no decir la verdad. Qué pena que la gente que diga la verdad caiga mal y lo pague tan caro que al final tenga que cambiar y aprender a ser políticamente correcto”. ¿Era esto lo que pretendían los comisarios del Gran Premio de Gran Bretaña? Juzguen ustedes mismos.

 

“Para quienes no creemos que lo ocurrido en el Gran Premio de Europa se reduzca a una mera cuestión de favoritismo hacia Hamilton, la clave va más lejos. Se trata, en definitiva, de que un pequeño núcleo de poder en el seno de la FIA (o en la Fórmula 1) con Charlie Whiting a la cabeza, dispone de un margen de actuación discrecional que todavía sigue sorprendiendo”. Permítanme que recupere la base de argumentación de la columna posterior al Gran Premio de Europa para situar lo acontecido con Fernando Alonso en Silverstone.

Fernando Alonso Silverstone Fórmula 1