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La cara de Ferrari también tiene su cruz
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Javier Rubio

Dentro del Paddock

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La cara de Ferrari también tiene su cruz

Recientemente, comentábamos con alguien cercano a Fernando Alonso su lenguaje corporal en esta parte final de la temporada. “Fue extraño”, le decíamos, “en Monza quizás estaba

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La cara de Ferrari también tiene su cruz

Recientemente, comentábamos con alguien cercano a Fernando Alonso su lenguaje corporal en esta parte final de la temporada. “Fue extraño”, le decíamos, “en Monza quizás estaba totalmente agotado, pero aseguraba haber conseguido una de las victorias más emotivas de su vida, como la de Barcelona, pero  nada de alegría, nada de emotividad ante un ambiente inenarrable con los tifosi…”. “Sí, estaría contento”, nos contestaba, “pero a Fernando le gusta mostrarse así, controlado, frío, le gusta dar esa imagen…”

 

Recordábamos también estas palabras cuando escuchábamos al Alonso ganador de Singapur: “No, esta no ha sido mi mejor carrera, las tuve mejores el año pasado, cuando nadie me veía…”, respondía a un periodista finlandés que le preguntaba si había sido una de sus mejores actuaciones. De nuevo, la actitud de quien quiere mostrar que todavía le sobra margen pero no quiere sobrevalorar los logros, la actitud del ciclista cauto, consciente de que la “pájara”  puede llegar en cualquier momento. Ya se crearon demasiadas expectativas al comienzo de temporada. La euforia, en la meta. Con el título.

“El Martillo” ha vuelto

Fíjense en ese lenguaje corporal que se puede apreciar en cualquier momento: foco y mirada  fija,  gesto duro, pocas y muy concretas palabras. En definitiva, alguien inmerso en una actitud  similar a la que un día definiera el tenista español Fernando Verdasco respecto a sí mismo: “Estoy absolutamente concentrado en el tenis, para que mi cuerpo siga en todo momento a mi mente”.  En la de Alonso, seguro que el espacio para otro objetivo que no sea la consecución del título es mínimo.

En Suzuka,  el piloto español volvió a dar prueba de ese estado mental que se puede percibir en sus gestos y en su mirada, y que se ha podido apreciar en sus últimas carreras.  ¿Cuál era el mejor resultado posible para Ferrari? Un tercer puesto.  Para lograrlo, llevó a cabo una carrera impecable en su ejecución. El “Martillo” ha vuelto.  Sus tiempos vuelta a vuelta fueron precisos, constantes, pegados a unos  inalcanzables Red Bull. Pero sobre todo, ese adelantamiento de la primera a curva a Button… Pudo haber “ahuecado” pero  entró “a saco” por el interior del británico y recuperó una posición vital -tras el abandono de Kubica- para el título. Fue un golpe  arriesgado pero, sobre todo, ganador.

Si el coche gana, tú también

En esa primera curva de Suzuka, por el contrario, su compañero de equipo nos recordó de nuevo la sombra en la que se ha convertido. Felipe Massa, desgraciadamente, no ha levantado cabeza desde Alemania. Su lenguaje corporal y su estado de ánimo es diametralmente opuesto al de Alonso. Y Luca Cordero de Montezemolo  se lo recordó desde el Salón del Automóvil de París antes de la carrera: “Espero más de ti, y aquí se trabaja para Ferrari, aunque no te guste tu situación”, fue el  resumen del mensaje.

“Hubo mala suerte en Singapur, pero está en buenas condiciones para ganar”, declaró también,  textualmente, el presidente. Lo que en otras palabras  vino a decir: “Si el coche es ganador, tú también puedes ganar”. Esta es, en definitiva, la más cruda realidad que ha de asumir Massa, por mucho que le duela reconocerlo a un piloto capaz de regresar de un  grave accidente al que nadie quiere atribuirle consecuencias en su rendimiento actual.

Felipe Massa tiene sus excusas, o sus razones: la incapacidad para generar temperatura en sus neumáticos. Pero, sin dudar de su palabra, el brasileño  es el único sin victoria de entre los tres equipos con monoplaza ganador, y que también utilizan las mismas gomas que él.  Tampoco ha podido con un compañero de equipo quien, recién llegado, le ha desplazado del liderazgo en Ferrari. Lo peor es que Massa no ha sabido asumir dicha situación. Por el contrario, su actitud, sus declaraciones denotan la falta de aceptación de una realidad que Montezemolo le recordaba en toda su crudeza y, por ello, la falta de sintonía con su equipo.

¿Es Massa un piloto para Ferrari en 2011?

En Japón, Massa volvió por sus fueros. Quedó fuera del Q3. También de la carrera, en la primera curva. El brasileño está ahora a 78 puntos de Alonso. Rosberg y Kubica le tienen a tiro de piedra en la general.  En unas declaraciones poco habituales, Luca di Montezemolo tuvo que acudir en su ayuda al final de la carrera. “Massa será la sorpresa en las últimas tres carreras de la temporada” ¿Alguien se lo cree de verdad? Al ahogado, un salvavidas.

Cara y cruz en Ferrari. En un lado de la moneda , un piloto totalmente focalizado, que ha dejado la ansiedad a un lado, que maneja la presión y  lidera claramente a su equipo hacia el título. En el otro, un piloto desconcertado, sin confianza, que asume con no disimulada desgana su papel secundario. Con esta moneda, Ferrari podría vivir la paradoja de ganar el título con Alonso y terminar con Massa en tercera posición en la clasificación de Constructores, tan importante desde el punto de vista económico para el equipo.

En definitiva, cabe preguntarse si  Ferrari puede permitirse un rendimiento similar el próximo año por parte de Massa, y a un piloto que no acepta una posición que tampoco es capaz de revertir. ¿Se estarán planteando en Ferrari su continuidad  para 2011? ¿Que el brasileño tiene contrato? A Montezemolo no le tembló en pulso cuando forzó la retirada de Schumacher, en 2006. Massa entonces, fue el principal beneficiado. Este año, Flavio Briatore ha visitado varias veces Maranello. Uno de los pilotos que gestiona se llama Mark Webber. El rumor, como dicen en Italia, “si non è vero, é ben trovato”.

Recientemente, comentábamos con alguien cercano a Fernando Alonso su lenguaje corporal en esta parte final de la temporada. “Fue extraño”, le decíamos, “en Monza quizás estaba totalmente agotado, pero aseguraba haber conseguido una de las victorias más emotivas de su vida, como la de Barcelona, pero  nada de alegría, nada de emotividad ante un ambiente inenarrable con los tifosi…”. “Sí, estaría contento”, nos contestaba, “pero a Fernando le gusta mostrarse así, controlado, frío, le gusta dar esa imagen…”

Fernando Alonso