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Mauro Forghieri, el hombre-orquesta que creó el motor más "sexy" de la Fórmula 1
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Javier Rubio

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Mauro Forghieri, el hombre-orquesta que creó el motor más "sexy" de la Fórmula 1

¿Se imaginan a Adrian Newey diseñando la aerodinámica, chasis, motor y caja de cambios del RB8 de 2012? Hoy, se antoja complicado que los ultraespecializados ingenieros

Foto: Mauro Forghieri, el hombre-orquesta que creó el motor más "sexy" de la Fórmula 1
Mauro Forghieri, el hombre-orquesta que creó el motor más "sexy" de la Fórmula 1

¿Se imaginan a Adrian Newey diseñando la aerodinámica, chasis, motor y caja de cambios del RB8 de 2012? Hoy, se antoja complicado que los ultraespecializados ingenieros actuales fueran capaces de semejante proeza. Pero Ferrari contó durante casi tres décadas con su particular 'Newey', un genio tan hábil como para diseñar enteramente un Fórmula 1 ganador.

Entre los grandes técnicos de este deporte, Mauro Forghieri siempre destacó como un singular hombre-orquesta  que tocaba todos los instrumentos y, con sus logros, contribuyó a forjar una de las épocas de mayor éxito para la Scuderia. El diseñador italiano logró once títulos de Pilotos y Constructores desde 1964 a 1983. Solo Newey tiene mejores estadísticas.

Ferrari le elige con veintisiete años

El joven Forghieri parecía predestinado para tan singular singladura. Recién licenciado en la Universidad de Bolonia, quería trabajar en la industria aeronáutica norteamericana, pero en 1962 recibió una llamada del propio Enzo Ferrari, ya que su padre había colaborado con  él. Cuando se produjo la famosa 'Purga' de Ferrari que expulsó a Carlo Chitti, sus colaboradores técnicos, y parte del personal administrativo, Il Commendatore puso en las manos de un asustado Forghieri toda la responsabilidad técnica. Ferrari se había quedado en cuadro, pero también confiaba en su joven talento. Tenía solo veintisiete años.

“Fueron años durísimos, porque 'la Ferrari' de entonces no era la de hoy”, recordaba el propio Forghieri, “no tenía a un gran constructor (Fiat) detrás ni presupuestos millonarios, y trabajábamos en muchos frentes: F1, prototipos, GT, y los coches de calle”. Pero, poco a poco, floreció la genialidad de quien firmó todos los monoplazas Ferrari de los 60, 70, y parte de los años ochenta. Y en medio del siempre tormentoso ambiente político de la Scuderia, en parte alimentado por la “dura, egocéntrica y egoísta personalidad” del propio Ferrari, como señalaba Niki Lauda.

El primer DRS, de Forghieri

A partir de los años ochenta, se aceleró la especialización de los ingenieros en áreas específicas de un monoplaza. Llegaron los Head, Murray, Barnard y Newey. Pero antes, Forghieri había destacado como una suerte de Leonardo da Vinci  que tocaba todos los palos. “A mí me gustaba concebir y proyectar el vehículo entero, porque un coche es un todo con partes que han de armonizarse entre sí” . Y Forghieri se convirtió en un volcán de ideas, dotado con una intuición técnica innata y una capacidad de resolver problemas típicamente latina. 

Por ejemplo, cabe recordar que en el GP de Bélgica de 1968, un Ferrari ganaba incorporando el primer DRS de la historia, a cargo del propio Forghieri. Fue prohibido a continuación ¿Sabían que Forghieri experimentó con las cuatro ruedas motrices en un Fórmula 1? ¿Qué entre los años 78 y 79 'jugó' con un cambio electromecánico accionado por botones?

Una intuición hecha realidad

Sin embargo, su caso era único, “porque en el trabajo diario dedicaba la mayor parte del tiempo al chasis, ya que en nuestro staff técnico había gente magnífica para diseñar motor y cambio, mientras había menos cultura de chasis”. Y a pesar de ello, concibió uno de los mayores joyas técnicas de la historia de la Fórmula 1: el V12 boxer (Forghieri quería que se le llamara Flat, Plano) un propulsor que contribuyó a forjar parte de la leyenda automovilística de Ferrari.

Aquel legendario motor contaba con los cilindros enfrentados, lo que permitía bajar espectacularmente el centro de gravedad del monoplaza. Forghieri creó así la saga de los famosos 320, monoplazas bajo el molde del concepto 'T', (debido a su caja de cambios transversal) que marcaron la pauta en la Fórmula 1 de los setenta. A partir de la llegada de Niki Lauda en 1973, el austríaco creó con Forghieri un binomio letal, caracterizado por una tormentosa pero fructífera y respetuosa relación a través de un desarrollo constante de las diferentes versiones 'T'. “Conducía tanto, que hasta me salían ampollas en el culo”, recordaba Lauda.

La primera vez que el austríaco probó aquel poderosísimo motor en el otoño de Fiorano, 1973, estaban presentes Ferrari y su hijo Piero. Lauda bajó del monoplaza 'extasiado' pero también atrapado por aquella sinfonía acústica inolvidable. Quien la haya escuchado alguna vez no la habrá olvidado nunca, porque no hubo nada igual, con ese impresionante pero musical bramido al que solo se le acercaba tímidamente el V12 de Matra. “Era único, un sonido de motor que hasta resultaba sexy” según el propio Lauda ¿Alguien ha oído algo similar de un motor de Fórmula 1?

Un palmarés impresionante

Aquel 'corazón rojo' de impresionante latido -la inyección mecánica de la época no podía soportar su elevado régimen de giro potencial- duró once temporadas, más que ningún otro en la historia de Ferrari. Se montó en nueve monoplazas diferentes, desde el 312 B de 1970 al T5 de 1980, cuando su arquitectura se hizo inapropiada ante la llegada de los coches de efecto suelo. Compitió en 155 grandes premios, con 41 poles, 37 victorias –Lauda logró quince de ellas- , tres títulos de Pilotos y cuatro de Constructores.

Mauro Forghieri abandonó Ferrari en 1987 -“había terminado una etapa”-, eran nuevos tiempos, y aunque se vinculó a Lamborghini para crear otro V12, su nombre ha quedado ligado de forma indisoluble a la trayectoria deportiva y técnica de la Scuderia, brillando todavía hoy con la luz propia de los grandes genios de este deporte.De hecho, formó parte de la comisión que investigó el accidente de Ayrton Senna.

Cuando Michel Schumacher llegó a Maranello en 1996, pidió probar aquel famoso propulsor. Fue en Fiorano. Tras dar vueltas y más vueltas, se bajó embriagado y, mirando al monoplaza con una sonrisa, exclamó: “Hubiera sido muy hermoso ser campeón del mundo con un motor como este…”. Qué mayor halago para un ingeniero...

¿Se imaginan a Adrian Newey diseñando la aerodinámica, chasis, motor y caja de cambios del RB8 de 2012? Hoy, se antoja complicado que los ultraespecializados ingenieros actuales fueran capaces de semejante proeza. Pero Ferrari contó durante casi tres décadas con su particular 'Newey', un genio tan hábil como para diseñar enteramente un Fórmula 1 ganador.

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