"Mucha suerte, Fernando... toda la del mundo, Samurái"

 En España estamos amplificando aquellos factores que podrían favorecer una posible victoria final de Fernando Alonso en el Campeonato del Mundo. En realidad, todas las especulaciones de estos días sobre sus opciones se concentran en un pequeño porcentaje de posibilidades. Si llega la decepción, lo comprenderemos a posteriori. Pero  si el piloto español lograra su tercer título, viviremos todos unas emociones inolvidables.

Alonso, como Prost

Cuando Alain Prost llegó al Gran Premio de Australia, última carrera de 1986, había luchado toda la temporada con la superioridad de los motores Honda de Williams. “Ni siquiera sabemos la potencia del propulsor que usamos”, comentaba en aquella época Patrick Head, “nos dijeron en Honda que alcanzamos 1.000 CV a 9.300 revoluciones por minuto, y hemos pasado de las 10.000, así que…”. De dieciséis carreras, entre Nigel Mansell y Nelson Piquet ganaron en nueve ocasiones.

Prost tenía opciones en Adelaida gracias a su inteligencia y habilidad, como Alonso esta temporada. Curiosamente, el español igualaba en Austin el número de podios -nueve- logrados por el 'Profesor'  desde fuera de las tres primeras posiciones de parrilla. También como Alonso, el francés había logrado tres victorias en aquel campeonato.

Mansell solo necesitaba un tercer puesto para lograr el título. Piquet  contaba con más opciones que Prost si este no ganaba la prueba.  La superioridad del Williams FW11  -como el RB8 de Vettel este año- le restaba capacidad de maniobra. Las estadísticas otorgaban al francés un 9% de posibilidades de victoria. No muy lejanas a las que Fernando Alonso puede tener en Interlagos. 

Una "carambola" para lograr el título.

 Conviene ser realistas para asumir en qué mínimo porcentaje  de éxito concentramos todos las esperanzas que despierta Alonso en España. Pero hay más. De sesenta y dos ediciones del Campeonato del Mundo, en veintiséis -con la actual-  el título se ha resuelto en la última cita de la temporada. Sólo en diez ocasiones ha 'caído' el piloto que llegaba en cabeza. Además, la mayor diferencia de puntos perdida era la de Alonso en Abu Dabi 2010. Por ello, el piloto español hablaba estos días de 'una carambola' para lograr el título. 

Hoy, el destino ha colocado a Alonso en una situación inversa a la de 2010. La diferencia de puntos es similar, pero esta vez al contrario, y ha de ser recuperada bajo inferioridad mecánica. Como Prost en Adelaida, tampoco depende de sí mismo. En aquella prueba de locura "El Profesor" incluso pinchó. Pero, increíblemente, se proclamó campeón del mundo tras los problemas de neumáticos de Mansell y Piquet. Quién sabe, quizás otra carambola del destino le compensará a Alonso con una fiesta muy especial este domingo…

El título de un español con Ferrari

De modo que, si finalmente se proclamara campeón del mundo, el título del asturiano se convertiría en uno de los hitos más singulares en la historia de la Fórmula 1. Incluso varios periodistas extranjeros -británicos para más señas- así lo han anticipado.  Aunque para España y los españoles, semejante triunfo  alcanzaría una dimensión incluso superior. 

“Ni en los mejores sueños era imaginable que un piloto español se convirtiera en la proa de semejante barco…”, escribíamos en esta columna tras la espectacular victoria de Alonso en Valencia, la primera con Ferrari ante sus compatriotas. Para quienes tienen conciencia del mito que representa el equipo italiano en la historia de este deporte, resultaba impensable que  algún día piloto español cabalgara con el Cavallino . Que lograra una posición como la que disfruta en la Scuderia era inimaginable. Pero que en un país tan ajeno a la Fórmula 1 durante décadas ese piloto pueda proclamarse algún día campeón del mundo con Ferrari ….  Como ese sueño siempre irrealizable de que España fuera capaz de ganar un Mundial de fútbol. Y esto, ocurrió.

Mayor épica, imposible

Si ya se antojaban  remotos semejantes logros, la gran batalla que debe superar el 'Samurái' este domingo daría un sabor más especial si cabe a su victoria. Con ese ínfimo "9% de posibilidades" en Interlagos, resulta imposible añadir más épica para culminar la carrera deportiva de Fernando Alonso, a la vez que se hace realidad el sueño personal de igualar a su ídolo Ayrton Senna mientras se convierte en el tricampeón más joven de la historia.

El escenario está preparado. Nada es tan importante como parece cuando concentramos toda nuestra atención en algo. Pero lo comprendemos a posteriori. Si Fernando Alonso se proclama campeón del mundo en Brasil, deberíamos disfrutar con la magnitud de su carrera.  Y si no, también…

Mucha suerte, Fernando… Toda la del mundo, Samurái.