Dentro del Paddock
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Los grandes se huelen entre sí: qué puede hundir sin piedad a Vettel frente a Leclerc
Leclerc ha demostrado en Barhein ser capaz de llevar al SF90 hasta donde Vettel no ha podido, confirmando una serenidad emocional que le distingue del piloto alemán
La prensa italiana abrasó el lunes a Sebastian Vettel. No conoce la piedad cuando percibe sangre y debilidad. El duelo en Fórmula 1 entre con Charles Leclerc en 2019 era previsible, pero no tanto que la derrota llegara tan pronto y tan contundente. Posiblemente ni para la cúpula de Ferrari.
En 2018, por estas fechas, Leclerc era decimonoveno de parrilla. Solo un año después ha estado a punto de ganar su primera carrera, triturando por el camino a un tetracampeón en su cuarto año en Maranello. Lograrlo ya en la segunda carrera supone un logro excepcional. ¿Cómo es posible que el rendimiento entre ambos haya sido tan dispar a igualdad de monoplaza? ¿Es capaz de exprimir Leclerc al SF90 a un nivel que Vettel no llega? De la respuesta dependerá el destino del alemán el resto de la temporada. Aunque podría añadirse otro factor más en el interior de Charles Leclerc del que carece Sebastian Vettel…
¿Falta de confianza en el SF90?
En pretemporada, el alemán disfrutaba con un SF90 muy cómodo para dominarlo. Pero algo parece haber cambiado en la relación de Vettel con su monoplaza. Olvidemos el segundo relevo de Albert Park, determinado por circunstancias puntuales. El pasado sábado, Leclerc endosó tres décimas a Vettel. En todos los intentos previos también fue netamente superior. Falló en la salida, pero el monegasco remontó hasta la estela de su compañero con toda facilidad. “Soy más rápido”, anunció lacónico y frío por la radio. Aunque se le pidió un margen, adelantó inmediatamente a su compañero y se marchó. Con ese mismo monoplaza Vettel se hundió ante Lewis Hamilton. El resto de la carrera ya es conocido.
“Incluso en un día ideal, hubiera sido muy difícil batirle hoy. Me he quejado más de que la parte trasera no era como quería que fuera”, explicaba Sebastian Vettel para dibujar un SF90 nervioso para su estilo, pero que en manos de su compañero arrasaba. “Quizás Charles tuviera más confianza durante todo el fin de semana”. Pero el SF90 era rápido en todas las zonas del circuito. Por tanto, no se trató de un toma y daca entre dos pilotos a igualdad de monoplaza, sino de que uno capaz de alcanzar una dimensión negada para el otro. Lo grave es que esta sea la tónica en 2019 para Vettel.
Por supuesto, serán necesarias más carreras y circuitos para confirmar que la evolución del SF90 pueda jugar a favor del estilo de Leclerc y no del alemán. Sin falta de datos técnicos para explicarlo, podrían apuntarse varias hipótesis. Una, la menor polivalencia de Vettel para adaptarse a cualquier monoplaza, ya cuestionada en el pasado. Es decir, que su ventana óptima de acoplamiento a un monoplaza sea inferior a la de Leclerc. El monegasco parece dotado con el genio de los grandes para adaptarse a cualquier monoplaza y acceder a un nivel superior de rendimiento, como Hamilton o Alonso. De ser así, Vettel afronta un 'annus horribilis'.
Un gran equilibrio emocional
De momento, el alemán merece su crédito. Pero el Gran Premio de Bahrein también reafirmó el diferente perfil psicológico exhibido por ambos en su trayectoria deportiva. Leclerc hace gala de un equilibrio emocional extraordinario, forjado en su formación desde su infancia, y puesto a prueba con los episodios de Jules Bianchi y el fallecimiento de su padre. Vettel, sin embargo, repitió el domingo ese cortocircuito emocional que ya ha saltado en otros duelos directos con sus rivales. “Quizás le falta la fortaleza para…” apuntaba Luca Montezemolo en el polémico podcast que hizo saltar a Alonso. ¿Ofreció Vettel otro nuevo argumento en Sakhir para confirmarlo?
[Leclerc: "Debo ganar y después enterraré a mi padre"]
Leclerc se recuperó de su mala salida, superó a los Mercedes y a Vettel y se marchó. Por el contrario, Vettel fue atrapado por Hamilton, se enzarzó en la pelea, e hizo un trompo en su persecución que dio al traste con su carrera. El cuarto en poco más de un año en duelo con sus rivales directos. Leclerc asumió con una madurez extraordinaria y en cuestión de pocos minutos el impacto de perder su primera victoria a diez vueltas del final. Entre otros factores, tambiénfue esta capacidad para modular sus emociones la que decidió a Ferrari subirle tan pronto a su monoplaza.
Las palabras de Hamilton y Alonso
Desde los once años, el niño Leclerc empezó a trabajar en su vertiente emocional con preparadores específicos. “Empezar pronto me ayudó a crecer más rápidamente. Noté la diferencia, y ahora es una de mis fortalezas. Antes era muy emocional, y si no hubiera trabajado en ello sería una persona muy diferente. Pero trabajé muy duro y me siento más calmado. No siento la presión, lo que ayuda, y te quita presión de los hombros”. Las tragedias con su amigo Bianchi y la enfermedad y fallecimiento de su padre pusieron brutalmente a prueba ese equilibrio. El domingo ofreció otra prueba de ello. Echando la vista atrás al Vettel de estos últimos años, quizás Leclerc sea también superior a su compañero en este terreno a pesar de su menor experiencia y juventud.
Talento al volante, capacidad para llevar a un monoplaza a otra dimensión, fortaleza y equilibrio emocional… El Gran Premio de Bahrein ofreció una fotografía multidimensional de ambos pilotos. Al final de la carrera, en la sala pre podio, Hamilton le alabó extraordinariamente para augurarle un gran futuro. El respeto mostrado en todo momento por el británico era evidente. En la parrilla de salida, un canal de televisión le preguntó a Fernando Alonso quién era el favorito para la victoria en Bahrein “Leclerc, pero no solo para la carrera, sino también para el campeonato...”. Porque entre los grandes se huelen entre sí.
La prensa italiana abrasó el lunes a Sebastian Vettel. No conoce la piedad cuando percibe sangre y debilidad. El duelo en Fórmula 1 entre con Charles Leclerc en 2019 era previsible, pero no tanto que la derrota llegara tan pronto y tan contundente. Posiblemente ni para la cúpula de Ferrari.