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Sebastian Vettel sí que necesita un año sabático. O marcharse de Ferrari
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Javier Rubio

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Sebastian Vettel sí que necesita un año sabático. O marcharse de Ferrari

El piloto alemán siguen enredándose en una espiral de errores y bajo rendimiento que están provocando una situación de extrema presión nada fácil de digerir y soportar

Foto: Sebastian Vettel está muy cuestionado en Ferrari. (EFE)
Sebastian Vettel está muy cuestionado en Ferrari. (EFE)

Sebastian Vettel necesita un año sabático. O salir de Ferrari. Vayan las manos por delante: quienes interpreten tal afirmación en clave de Fernando Alonso y su potencial retorno a Maranello errarán el tiro. Porque el Gran Premio de Gran Bretaña hizo sangre en los síntomas del agotamiento mental de quien soporta desde hace años la presión de liderar Ferrari sin títulos. En 2019 aún no han llegado. Alonso también pidió la libertad a Luca Di Montezemolo cuando comprendió el yermo que esperaba al arrancar la era híbrida.

El piloto alemán no debería retirarse de la Fórmula 1 bajo la imagen que proyecta actualmente. Pero asemeja a ese escritor bloqueado y agotado ante el folio en blanco, que se enreda en su propia confusión y desconcierto. Necesita ese reseteo total al que aludía Christian Horner ('ctrl-alt-supr') para Pierre Gasly. Silverstone confirmó los dos patrones básicos que le distinguen actualmente y que sigue alimentando con ejemplos recurrentes.

Los dos patrones recurrentes

"No sentía el coche y no estaba contento con cómo iba", repetía el pasado sábado cuando quedó a seis décimas de Charles Leclerc. Tras diez carreras, es un dato objetivo que el estilo de Vettel no puede exprimir el SF90 como su compañero, quien sigue cuajando su progresión a una vuelta. En las tres últimas citas el alemán ni siquiera ha entrado en la segunda línea los sábados. Con Leclerc por delante, el eje de estrategias en carrera se desplaza hacia el monegasco de manera irreversible.

Esta impotencia se visualizó cruelmente en Silverstone. Leclerc estuvo sublime en su defensa y ataque a Verstappen. Sus trazadas, su ritmo a pesar de la presión del holandés, su agresividad al atacar.... Sin embargo, Verstappen se merendó a Vettel en una curva para a continuación cometer otro incomprensible error que confirmaba el segundo patrón: sus errores bajo presión, ese cortocircuito mental cuando es desafiado. Sobra recordar los ya numerosos ejemplos. Además de la debilidad previa frente a Verstappen, la reacción posterior fue absolutamente impropia de su nivel. Más parecía uno de los pilotos de Haas.

Vettel no puede con Mercedes, cada día menos con Verstappen, pero ni siquiera es ya líder de Ferrari

El lastre de años

La respuesta de la prensa italiana ha sido demoledora sin excepción. Solo ya con 'La Gazzeta dello Sport'… Desde hace muchos meses, en torno a Vettel se ha instalado un ambiente asfixiante y opresivo que se agudiza cada semana. Porque tampoco llegan resultados que alivien la presión: una victoria, un par de podios consecutivos... Antes al contrario. Vettel no puede con Mercedes, cada día menos con Verstappen, pero ni siquiera lidera Ferrari. El colectivo humano que conforma un equipo de Fórmula 1 busca al más fuerte, y en Maranello gravitarán cada vez más hacia Charles Leclerc. Ley de vida. Pero dolorosa de asumir cuando llega.

Este 2019 añade otra arroba al lastre que suma de años anteriores. Tanto en 2017 como la pasada temporada, Vettel falló en momentos determinantes de la lucha por el título. Maurizio Arrivabene no fue precisamente un aliado. Ese desgaste progresivo se ha agudizado ante la impotencia con este monoplaza. ¿Cómo soportar semejante losa si además tu equipo se decanta por el joven recién llegado? Vettel tiene los pies en el suelo, con valores sólidos, íntegro, nunca reacio a asumir la responsabilidad de sus errores, elegante en la derrota —salvo con sus cruces de cables—. La pregunta hoy sería: ¿está dispuesto a dilatar este calvario hasta que cambie de rumbo el viento que le azota?

Pero se impone elevar el tiro. La opinión pública italiana es una trituradora ante el fracaso. Ni toda la tierra quemada llevada a cabo por Sergio Marchionne, ni Arrivabene, ni Binotto, ni Vettel…En semejante contexto, tras constatar que Mercedes batirá en 2019 el récord histórico de Ferrari y sus cinco títulos seguidos, ¿cuál será la posición de la cúpula del Grupo Fiat ante la recurrente incapacidad para batir a Mercedes?

Los mensajes de Alonso

Por historia y contexto ambiental Ferrari no se parece a ningún equipo anglosajón. El singular foco mediático que recibe es fruto de su leyenda. Pero cuando se escucha la filosofía de gestión de Toto Wolff en Mercedes y sus resultados, cuando varias figuras técnicas salieron escaldadas de Maranello (Aldo Costa, James Allison) pero brillan en otro equipo, cuando se analizan los ciclos históricos, se eterniza en Maranello esa tensa pugna entre la pasión y la emocionalidad latina con la eficacia y racionalidad de equipos anglosajones.

¿Qué grosor tendrá el caparazón emocional de Vettel? ¿Buscaría el Grupo Fiat una salida digna para el alemán si ambas partes convinieran en abrir ventanas y respirar? En Monza conoceremos la respuesta. Mientras tanto, nada más terminar la carrera, Fernando Alonso lanzaba un mensaje en Instagram sobre la capacidad de Silverstone para crear espectáculo, Ya, pero vestido de rojo besando el trofeo de su victoria en 2011, la única de Ferrari aquel año. O aquel mensaje de mayo, ganando el Gran Premio de España de 2013, también con Ferrari. Como dicen en Italia, 'Si non e vero, e ben trovato'.

Sebastian Vettel necesita un año sabático. O salir de Ferrari. Vayan las manos por delante: quienes interpreten tal afirmación en clave de Fernando Alonso y su potencial retorno a Maranello errarán el tiro. Porque el Gran Premio de Gran Bretaña hizo sangre en los síntomas del agotamiento mental de quien soporta desde hace años la presión de liderar Ferrari sin títulos. En 2019 aún no han llegado. Alonso también pidió la libertad a Luca Di Montezemolo cuando comprendió el yermo que esperaba al arrancar la era híbrida.

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