Me voy de Eurocopas
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Puede que fuera el único periodista español que se marchó de Burdeos con una sonrisa
Todos salimos del Matmut Atlantique de Burdeos con cara de derrotados, como si hubiésemos sido nosotros los eliminados. Pero yo, al menos, me llevé una alegría que no esperaba
El otro día, hablando con Manu Martín, periodista de ‘ESPN’, mientras desayunábamos en el hotel de La Rochelle, comentamos el 0-7 que Chile le estampó en la cara de todo México en la Copa América. Al haber estado varios años en Estados Unidos, Manu sabe de primera mano cómo viven el fútbol en México. Son “pasionales”, dijo. En aquel momento, el país estaría levantándose de la peor resaca de su historia futbolística una vez más. Porque cada golpe que se lleva México es el fin del mundo. Eso me dio que pensar, y al razonar, llegué a la conclusión de que nosotros, los españoles, somos iguales.
Somos los únicos que armamos la ‘marimorena’ cuando Pedro, un tío de casi 29 años, sale y dice que se está planteando su futuro en la Selección al ver que no juega prácticamente. Pues es normal, qué quieren que les diga. El chico prefiere ser útil que no serlo. Y también en España hacemos la noticia del año a cada acción más o menos (generalmente menos) potencialmente polémica de Piqué. Se crujió el dedo. De hecho, cuando Piqué dice que nunca ha menospreciado a este país lo dice porque nunca lo ha hecho. Pero da igual, hay que odiarlo por ser más antiespañol que el demonio. De lo de De Gea no digo nada porque eso sí que fue gordo (pero ya se ha olvidado, parece).
Y por supuesto, no podía faltar el cisma apocalíptico que afectara a la Selección española en todo su conjunto. Todos salimos de la tribuna de prensa como si España hubiera sido eliminada, o como si nos hubieran dicho que nos quedábamos sin postre (bueno, a eso ya nos vamos acostumbrando, la verdad). Parecía que al día siguiente íbamos a tener que coger el avión de regreso a Madrid o adonde quiera que viajen los que están aquí conmigo. Estábamos derrotados moralmente y físicamente. El cansancio acumulado implosionó en nuestro cuerpo cuando Perisic se la metió al portero del United por donde nunca debe entrar, su palo.
Conforme pasaban las horas, los síntomas de contagio del pesimismo de Edward A. Murphy Jr. crecían en forma de diablillos en nuestro hombro que nos decían lo mal que lo hizo Del Bosque y lo poco que nos quedaba en Francia. Amanecimos con dolor de cabeza psicológico y permanente. Es el problema del contraanálisis, que al final siempre encuentras más bichos que en el primer acercamiento. Que si Ramos se cree mejor de lo que es, que si Busquets no podía con su alma, que si los suplentes ahora van a estar rebotados… La ausencia de la perspectiva positiva abrumaba.
Yo al menos sí la tenía. No rezumaba en mi gozo por la derrota, claro, pero sí encontré algo con lo que alegrarme la tarde-noche bordelesa. Me hacía mucha ilusión ir al Stade de France. Lo digo así, como si fuera un niño, porque es como lo siento. Es un estadio impresionante en el que no he tenido todavía la oportunidad de estar y que, el lunes que viene, visitaré por fin. La perspectiva de visitarlo en la final era bonita y plausible en el otro lado, el luminoso, del cuadro, pero excesivamente lejana. Y, sinceramente, se me ocurren pocos partidos más bonitos de ver en mi estreno en Saint-Denis que un Italia-España. Cuento esto a pesar de que esa misma tarde, antes del partido, había cerrado mi estancia en Lens...
Yo solo me hago fotos con los más grandes: Darijo Srna pic.twitter.com/ljyr4eXIpp
Para acabar la noche de la mejor manera y con una sonrisa en la cara, tuve la fortuna de inmortalizarme con uno de los jugadores que más me ha impresionado desde que tengo memoria futbolística: Darijo Srna. Excelente profesional, defensor muy serio y de técnica exquisita y una persona admirable que hace nada vivió el episodio más duro de una vida que no ha sido para nada fácil.
'Au revoir'.
El otro día, hablando con Manu Martín, periodista de ‘ESPN’, mientras desayunábamos en el hotel de La Rochelle, comentamos el 0-7 que Chile le estampó en la cara de todo México en la Copa América. Al haber estado varios años en Estados Unidos, Manu sabe de primera mano cómo viven el fútbol en México. Son “pasionales”, dijo. En aquel momento, el país estaría levantándose de la peor resaca de su historia futbolística una vez más. Porque cada golpe que se lleva México es el fin del mundo. Eso me dio que pensar, y al razonar, llegué a la conclusión de que nosotros, los españoles, somos iguales.