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El día en que el espíritu olímpico invadió Río de Janeiro
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Valeria Saccone

Río por no llorar

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El día en que el espíritu olímpico invadió Río de Janeiro

Los recelos de la ciudad se desvanecieron cuando llegó el gran evento. Las favelas bailaron al ritmo de la música y la gente se mostró orgullosa por organizar los primeros Juegos de Sudamérica

Foto: Una nadadora holandesa en la favela (Valeria Saccone).
Una nadadora holandesa en la favela (Valeria Saccone).

El espíritu olímpico se ha apoderado de la ‘Cidade Maravillosa’. Parecía que las protestas, la crisis económica que atraviesa Río de Janeiro, los desperfectos de la Villa de los Atletas y la sombra del ‘impeachment’ contra Dilma Rousseff iban a empañar la gran fiesta mundial del deporte. Finalmente el entusiasmo ha ganado la pugna al escepticismo. “Me siento muy orgullosa de que tengamos los primeros Juegos Olímpicos de América Latina en Brasil. Es un honor para nuestro pueblo”, dice una mujer delante del estadio de voleibol de playa de Copacabana, a punto de ser estrenado.

Foto: Jimmy Butler frente a China. (John G. Mabanglo/EFE)
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“Yo estoy muy emocionado. Es la primera y la última vez que voy a ver un evento de esta portada en mi ciudad. Es maravilloso”, señala un adolescente en la zona norte de la ciudad. “Podrían haber pensado más en la población y haber gastado este dinero en sanidad y educación. Pero deseo que todo salga bien”, añade un hombre de unos 45 años. “Es increíble tener aquí a gente de todo el mundo. Los cariocas somos muy hospitalarios y nos gusta conocer otras culturas. Las próximas dos semanas serán estupendas”, asegura una joven de Brasilia, que va a quedarse en Río de Janeiro durante dos semanas para disfrutar a tope de los Juegos.

placeholder Una chica observa Río desde la favela (Valeria Saccone).
Una chica observa Río desde la favela (Valeria Saccone).

Solo hay que dar un paseo para comprobar que representantes de todo el planeta se han dado cita en la ‘Cidade Maravilhosa’. Hordas de japoneses armados de cámaras de últimas generación deambulan por el paseo marítimo de Copacabana. En los principales puntos turísticos, rubias del norte del mundo – escandinavas, australianas, estadounidenses, neozelandeses - arrancan suspiros llenos de deseo a los cálidos cariocas, que como buenos estetas aprecian la belleza por encima de todo. En todos lados hay personas ataviadas con la camisa oficial de Río 2016 o con una credencial colgando del cuello. Es sencillamente imposible ignorar el hecho de que Río, por fin, es una ciudad olímpica.

Las protestas

Por supuesto, no todos están contentos con la celebración de este macroevento. La semana previa a la inauguración de los Juegos ha estado marcada por movilizaciones en contra de lo que algunos manifestantes definen como “los juegos de la exclusión”. El mismo día 5 de agosto ha habido una protesta multitudinaria en Copacabana bajo el lema “Fora Temer”, aprovechando el último periplo de la antorcha olímpica antes de llegar al Maracaná. El presidente interino, que sustituye a Dilma Rousseff a la espera de que se celebre a finales de agosto el juicio político para alejarla definitivamente del poder, ha sido abucheado durante la ceremonia de abertura.

Foto: Río se prepara para recibir a los atletas (Reuters)

Las reivindicaciones anti Temer han alcanzado su momento más hilarante cuando Tarcisio Gomes, un músico conocido como Cisão y muy popular entre las agremiaciones carnavalescas, ha aprovechado su momento de gloria como porteador de la antorcha olímpica para bajarse los pantalones y mostrar al mundo su culito tropical enfundado en un tanga de leopardo. En sus nalgas negras resaltaba en blanco la pintada “Fora Temer”.

A pesar de todo eso, en Río la atmósfera es de celebración. Ha contribuido el hecho de que el alcalde Eduardo Paes haya declarado festivos los días 4 y 5 de agosto. Los cariocas enseguida han entrado en el ‘modo fiesta’ y se han lanzado al maratón lúdico-festivo que solo puede compararse con la locura del carnaval. En varios puntos de la ciudad hay conciertos gratis y una vasta programación de actividades callejeras que incluye la actuación de varias escuelas de samba y de ‘blocos’, los grupos musicales que animan con su batucada las calles durante los carnavales.

Los puntos neurálgicos

El Boulevard Olímpico, con su recién inaugurado graffiti más grande del mundo, será uno de puntos neurálgicos de los ‘otros juegos’, con sus pantallas gigantes donde asistir de forma gratuita a las competiciones y sus escenarios para disfrutar de mucha música al vivo. El día de la ceremonia de inauguración unas 50.000 personas se han congregado en este lugar, símbolo del nuevo Río y considerado uno de los principales legados olímpicos. Las 52 casas temáticas que varios países han habilitado para el disfrute colectivo también despiertan mucha expectativa entre los cariocas: entre las más cotizadas destacan la Heineken House de Holanda, la Casa Alemania, a pesar de aquel humillante 7-1 en los Mundiales de Fútbol de 2014, y la Casa Francia. Nadie parece estar preocupado ante la eventualidad de un ataque terrorista contra la delegación francesa.

Sin embargo, el tamaño del entusiasmo olímpico puede calcularse por el número de matches (emparejamientos virtuales) en Tinder, que estos días han registrado un aumento del 15%. Decenas de atletas olímpicos, famosos por su gran apetito sexual, muestran con orgullo sus cuerpos esculturales en esta aplicación para ligar con las brasileñas. El Comité Olímpico Internacional incluso ha creado una aplicación específica llamada Olympic Athletes Hub, que enseguida ha sido tildada de Tinder olímpico. Todo apunta a que la Villa de los Atletas va a convertirse en una bomba de hormonas y secreciones, como ya aconteció en anteriores ediciones de los Juegos.

placeholder Mark Rutte (Valeria Saccone).
Mark Rutte (Valeria Saccone).

La violencia no da tregua

Por supuesto, la violencia no ha dado tregua a los visitantes. Nada más desembarcar del avión, la delegación china de baloncesto ha sido atrapada en un tiroteo en la autopista que liga el aeropuerto internacional con el centro de la ciudad. Los atletas han posteado en las redes sociales imágenes de los vendedores ambulantes protegiéndose de las balas en medio del asfalto. A un grupo de turistas suecos no le ha ido mejor: han sido retenidos durante tres horas en una favela porque los narcotraficantes querían revisar las fotos que habían hecho al bajarse un momento del Uber.

La contrastes son la norma en Río, este paraíso de belleza y de caos que no deja indiferente a nadie. Una de cal y otra de arena: mientras algunos son asaltados, otros visitan las favelas, símbolo de una realidad extrema en la que ricos y pobres conviven codo a codo. Antes de acudir al estadio Maracaná para disfrutar del emocionante espectáculo de arranque, el primer ministro de Holanda, Mark Rutte, ha querido conocer de primera mano la realidad de Mangueira, una de las comunidades más populares de Río de Janeiro.

Una delegación de rubios gigantescos, formada por atletas olímpicos, políticos, empresarios y famosos, ha visitado la sede de un proyecto educativo financiado con dinero holandés y ha aprovechado para intimar con el caluroso pueblo de la favela. Al ritmo del samba, el mismo que este año ha proporcionado el título de campeón del Carnaval a la escuela de Mangueira, los holandeses han comido churrasco, han jugado al hockey con los niños y han subido el ‘morro’ hasta llegar al mirador que ofrece una vista privilegiada a la ciudad, con el Maracaná en primer plano. “Aquí vamos a ver esta noche la fiesta de inauguración”, explica un adolescente de tez morena que acompaña la comitiva de rubios quemados por el sol.

Foto: Imagen de archivo de una manifestación de prostitutas. (Reuters)

Durante el recorrido por las callejuelas mojadas por el agua de las alcantarillas, los ‘machos’ autóctonos desplegaban todo su repertorio de piropos y en algún momento han llegado a corear con entusiasmo “Holanda, Holanda”, a pesar de las amargas derrotas sufridas en el campo de fútbol en 2014 y en 2010. En el medio de los holandeses un solitario reportero chino retrataba la escena sin ser consciente de estar en una favela, ni de tener delante al mandatario de Holanda.

Al margen de las competiciones deportivas, de las protestas callejeras, de los entresijos de la política y de los desfalcos en las cuentas públicas, quizás la imagen del encuentro entre gigantes enrojecidos y niños en chanclas resume el verdadero espíritu olímpico: los periodistas holandeses levantando por los aires a los pequeños; las rubias dejando que las niñas pasasen sus dedos diminutos entre sus cabellos de oro; las sonrisas; las conversaciones a base de gestos que ayudan a superar las barreras lingüísticas. Más allá del deporte, de las polémicas y de la fiesta, lo que queda es el entusiasmo, la curiosidad y el efímero hermanamiento entre pueblos distantes.

El espíritu olímpico se ha apoderado de la ‘Cidade Maravillosa’. Parecía que las protestas, la crisis económica que atraviesa Río de Janeiro, los desperfectos de la Villa de los Atletas y la sombra del ‘impeachment’ contra Dilma Rousseff iban a empañar la gran fiesta mundial del deporte. Finalmente el entusiasmo ha ganado la pugna al escepticismo. “Me siento muy orgullosa de que tengamos los primeros Juegos Olímpicos de América Latina en Brasil. Es un honor para nuestro pueblo”, dice una mujer delante del estadio de voleibol de playa de Copacabana, a punto de ser estrenado.

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