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La réplica histórica y la falta de gol condenan al Real Madrid
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Quique Sánchez Flores

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La réplica histórica y la falta de gol condenan al Real Madrid

La caída del Real Madrid frente al Valencia ha provocado incertidumbre en el equipo. Los hombres de Zidane deben responder tanto a los errores colectivos como a los individuales

Foto: Isco y Ramos tratan de robar una pelota a Kang en el pasado Valencia-Real Madrid. (EFE)
Isco y Ramos tratan de robar una pelota a Kang en el pasado Valencia-Real Madrid. (EFE)

La maquinaria de la Liga se toma una pausa al tiempo que los dardos se impulsan escorando su punta y eligiendo diana, nada cambia. Es la tempestad del silencio, es la crítica que recia, se arrima y vuelca sobre las almas desconectadas. Porque si algo distingue al futbol moderno es la energía y la necesidad de estar actualizado, individual y colectivamente.

Réplica histórica

De Mestalla regresa un Madrid que no cambia porque no aprende. Es difícil disimular y poner de lado un resultado que abulta más por negligencia que por incapacidad. Se puede interpretar el error en la alineación, en el sistema, en la dirección o donde uno quiera, pero lo esencial está en la falta de atención, casi la obligación primaria de un juego que se sustenta en los cambios de dueño que sufre la pelota. La cuestión es que el penalticidio acabo por abrir una brecha de incertidumbre, una inseguridad que va mucho más allá de una rotación. El Madrid siempre fue el equipo, es más, el Club, que por réplica histórica no duerme en la tolerancia por detrás en un resultado. Esa traición, hoy, condena los partidos.

placeholder Zidane, en un instante del partido. (Reuters)
Zidane, en un instante del partido. (Reuters)

Confección

La derrota se traza en el montaje de equipo, esa pieza básica que puede armar o derruir cualquier intención por sana que quiera aparentar. Laterales muy ofensivos, doble pivote desprotegido y muy abierto, interiores fuera del sistema defensivo y jugadores más adelantados superados al primer pase. La falta de control espacial, de armonía, el movimiento coral poco intuitivo no responde al error individual y sí a la ausencia de atención de la comunidad de jugadores que forma el equipo. Phil Jackson, el mejor entrenador NBA de la historia, también el más ZEN, con Air Jordan en su equipo, nos recordó que la manada es la fuerza del lobo Kipling, o sea, que la comunidad empuja más que la individualidad por capaz que sea.

El gol

placeholder Benzema se lamenta de una ocasión. (EFE)
Benzema se lamenta de una ocasión. (EFE)

LO del GOL es otra realidad, menos caótica, pero más longeva. Viene de lejos, justo desde el día en que Cristiano se armó de aventura y decidió que ya no jugaba más para el Madrid. La historia en sí ya no importa, el efecto de la ausencia sí. Ahora el gol reposa de forma obligada en Benzema cuando el francés era feliz del todo generando jugadas para los demás y acudía a su relación con el gol casi desde la despreocupación... Nada que ver.

Detrás de Benzema hay un ejército de jugadores como Asensio, Vinicius, Modric, Rodrigo, Lucas o Isco que saltan a los partidos sin la pretensión y tampoco el desafío de golear. Jovic y Mariano son a día de hoy UFOS, existen, pero aparecen poco, expedientes e incógnitas sin resolver. Y Hazard, ese provocador veloz que vino para conectar con la punta, imaginar jugadas diferentes, pero no para hacer olvidar al mito.

La maquinaria de la Liga se toma una pausa al tiempo que los dardos se impulsan escorando su punta y eligiendo diana, nada cambia. Es la tempestad del silencio, es la crítica que recia, se arrima y vuelca sobre las almas desconectadas. Porque si algo distingue al futbol moderno es la energía y la necesidad de estar actualizado, individual y colectivamente.

Karim Benzema