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Javier Gómez Matallanas

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Mourinho también llora

El mensaje cargado de sentido común de José Mourinho, que incide en la realidad de que el Real Madrid se encuentra de nuevo en proceso de

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Mourinho también llora

El mensaje cargado de sentido común de José Mourinho, que incide en la realidad de que el Real Madrid se encuentra de nuevo en proceso de montaje, suena cansino, por más que sea una obviedad la necesidad de ensamblar un equipo con la llegada de nuevos futbolistas y nuevo entrenador. Si el equipo gana títulos y gana el pulso planteado con el todopoderoso Barcelona de Guardiola, el entrenador portugués resultará ganador. El problema estriba en el camino por recorrer.

 

Los silbidos al equipo de los aficionados que poblaron el Santiago Bernabéu el pasado sábado son el primer toque de atención en el primer partido oficial que disputa el Real Madrid de local esta campaña. Mourinho afirma entender los pitos y el capitán Casillas solicitaba ayer paciencia. Los madridistas saben a qué atenerse, pero en su espera criticarán cuando el juego del equipo no colme sus aspiraciones. Porque siempre lo han hecho. Y no van a cambiar por la presencia de Mourinho en el banquillo.

Con todo el derecho del mundo, Mourinho se quejó, tras el empate de la primera jornada ante el Mallorca, de que no había tenido tiempo de trabajar con toda la plantilla. En sus primeros cien días al frente del Real Madrid tan solo pudo realizar siete sesiones de trabajo con la plantilla al completo. Pero eso le ha sucedido siempre a los entrenadores del Real Madrid y escuchárselo a Mourinho no puede sonar más que a excusa, como hubiese sonado si lo hubiera declarado el maltratado Manuel Pellegrini.

Igual que otras manifestaciones de manual para predisponer a los árbitros que ha realizado el entrenador portugués. La primera, señalando que el Barça juega con once y muchas veces contra diez. Y la siguiente, en tan solo dos jornadas, que temía que le dieran una “hostia” a Cristiano Ronaldo en su tobillo recién recuperado. José Antonio Camacho le respondió enojado y declaró sin ambages que Mourinho estaba llorando, como se dice en el argot futbolero, buscando el favor arbitral.

La empresa que tiene por delante Mourinho en el Real Madrid es la más complicada de su vida. Que sea el técnico mejor pagado del mundo y que el club de Concha Espina haya pagado al Inter de Milan una cuantiosa cláusula de rescisión por su fichaje no obligan a ‘Mou’ a estar calladito. Pero sus quejas suenan menos creíbles que las del resto de entrenadores. Como suele suceder, y siempre son muy criticadas, con todas las justificaciones de los entrenadores del Real Madrid, las palabras del portugués serán analizadas con lupa. 

Mourinho también llora. Como todos. Pero que lo haga ‘The special one’, por su caché y por entrenar al Real Madrid, queda más feo. Como en su fútbol, el fin justifica los medios. Siempre que gane.

El mensaje cargado de sentido común de José Mourinho, que incide en la realidad de que el Real Madrid se encuentra de nuevo en proceso de montaje, suena cansino, por más que sea una obviedad la necesidad de ensamblar un equipo con la llegada de nuevos futbolistas y nuevo entrenador. Si el equipo gana títulos y gana el pulso planteado con el todopoderoso Barcelona de Guardiola, el entrenador portugués resultará ganador. El problema estriba en el camino por recorrer.

José Mourinho