Villar, Florentino, los árbitros y el Barça

No iba a ser tan fácil. No es inmediato. El día siguiente de que Angel María Villar te entregue la insignia de oro y brillantes de la Real Federación Española de Fútbol no se notan los favores arbítrales. Florentino Pérez decidió entrar en el juego de Villar para ver si al Real Madrid le sucedía como en la etapa de Ramón Calderón, que se llevaba muy bien con la Federación y ganó dos Ligas y una Supercopa de España.

Villar no olvida ni perdona. Y tiene señalado a Florentino como un feroz opositor en las elecciones de 2004, en las que el presidente del Madrid pidió el voto para Gerardo González Otero. Y por más que le haya hecho directivo y le haya puesto en la pechera una insignia de oro y brillantes, Villar le tiene tomada la matrícula. Aún así se irá notando poco a poco.

Se encuentra en pleno auge la campaña orquestada desde el entorno del Real Madrid para que se ponga el foco en los árbitros, instigada por el entrenador del equipo que busca una excusa por si no consigue ganar el reto de desbancar al Barcelona, que para eso le ficharon. Es evidente que al Barça le han favorecido los colegiados en los últimos años, pero en la misma medida que al Madrid le han favorecido de siempre e incluso también en este periodo. Pero intentar introducir en el debate el número de tarjetas que recibe uno y otro equipo para argumentarlo, también por indicación del entrenador, es absurdo porque es normal que el Barça reciba menos tarjetas que nadie porque cuanto se tiene el 70 por ciento de posesión de media en cada partido no es normal que te saquen tarjetas a no ser que te piten pasividad, si existiera en el fútbol como existe en el balonmano.

Se deben denunciar todos los atropellos, pero sólo se hacen de Barça y Madrid. Y criticar a uno y otro equipo cuando hay asuntos susceptibles a la crítica. Y es cierto lo que afirman muchos madridistas que a su equipo se le mira con más lupa que al Barça. Pero querer argumentar el dominio barcelonista sólo por la cuestión arbitral roza el ridículo. Y ese dominio tampoco es tan amplio, porque el mejor Barça de la historia no es capaz de distanciarse del Madrid. No lo fue ni con Capello y Schuster (que le birlaron dos Ligas), ni con Pellegrini y Mourinho. Ni con Calderón ni con Florentino, que ha seguido los pasos de su predecesor haciéndose directivo de la Federación. Pero eso tampoco le garantiza a Florentino nada con el, según le describen sus íntimos, rebuscado y maquiavélico Villar. El presidente del RFEF aún no ha dejado tirado a Joan Gaspart, quien le influye todavía mucho...