Florentino fichó a Mou para que fuera Mou

Cuando el Real Madrid fichó a José Mourinho sabía que tipo de entrenador fichaba. Mourinho ha actuado al frente del Madrid como lo había hecho en el Oporto, en el Chelsea y en el Inter de Milán. No ha cambiado ni su forma de trabajar, ni su forma de comunicar, ni su forma de ganar. Porque en el Madrid ha sido, está siendo, el mismo entrenador ganador que saca el máximo rendimiento a su plantilla y que utiliza los mensajes desde la sala de prensa para conseguir el objetivo de ganar. Mou ha ganado las Ligas de cuatro países con su forma de ser y de entrenar, por eso el problema no es de Mou cuando se critica su manera de manejarse porque el Madrid le fichó sabiendo a quien fichaba. Y no se pueden quitar las manchas a un leopardo.

Mourinho llegó al Madrid en un estado de excepción para frenar el dominio del Barcelona. Por eso la Copa del Rey que logró el primer año y la Liga, con récord de puntos y con récord de goles, así como las Supercopa de España, son títulos que se pueden considerar importantes por el hecho de haber frenado el dominio barcelonista. Aunque en 2007 ganó la Liga con Capello y en 2008 con Schuster a un Barça que ya le quitaba el foco en Europa, la llegada de Mourinho se produjo para evitar que el conjunto que dirigía Pep Guardiola se volviera a distanciar de nuevo.

El debate abierto sobre las formas de Mourinho, que no encajan con los valores históricos del Madrid, no está provocado por el entrenador portugués, ya que quien le fichó sabía perfectamente cómo era Mou y le ficha precisamente por su forma de ser, su forma de comunicar y su forma de ganar. Florentino Pérez le contrató y le dio un poder que nunca había dado a un entrenador antes como presidente. Pero aún así Mourinho considera que el club no termina de cerrar filas en torno a su figura y no sigue sus directrices. Existen síntomas de hartazgo por parte del presidente por la presión y exigencia permanente que impone el entrenador de Setúbal, quien no entiende que sea el único que manda los mensajes que, a su juicio, debe mandar el club.

El Barcelona de Tito Vilanova ha empezado intratable en la Liga, batiendo el récord histórico del campeonato con 13 victorias y un empate (ante el Real Madrid de Mou) en 14 jornadas. Los tropiezos del Madrid permiten al equipo culé sacar 11 puntos en la tabla a su máximo rival. Esa distancia es la que ha podido provocar críticas de madridistas que no habían atacado a Mourinho y que ahora le empiezan a reprochar sus formas. Pero el problema no es de Mou, sino de quien lo ha contratado. Mou no engaña a nadie. Se irá a otro club y seguirá ganando con esa manera de actuar. Otro asunto que queda abierto es comprobar si su paso por el Madrid supondrá un cambio en la filosofía madridista.

La imagen del Madrid se ha visto afectada en los últimos años por la bunkerización que se ha producido en el club. Hemos dado por hecho que era una decisión de José Mourinho la de quitar las ruedas de prensa y no permitir entrevistas, reduciendo la relación entre el club y la prensa a la mínima expresión. Las miles de solicitudes de entrevistas y reportajes que se reciben en el club no son gestionadas, ni siquiera son contestadas con una negativa. Pues resulta que está decisión, que se le atribuye a Mourinho, está tomada por los dirigentes del Real Madrid, siguiendo los consejos de asesores externos. Pero al club le interesa decir que es una decisión única y exclusiva de Mou.

Mourinho dejará, el día que se vaya del Madrid, sin referente a sus activos incondicionales en las redes sociales, que en sus perfiles se declaran mourinhistas y que en sus argumentaciones demuestran anteponer a Mou por delante del Madrid. Algunos de estos fieles han provocado el rechazo al entrenador portugués porque le defienden atacando con insultos y con amenazas. Mourinho tampoco tiene que ver con ello, pero es una evidencia que estos radicales, que tampoco son muchos pero que saben ‘trollear’, le han hecho un flaco favor. Sus enfrentamientos con la prensa, sus retos a los aficionados, sus exigencias a la plantilla y a la directiva son habituales en su carrera y son comportamientos que ha repetido en el Oporto, Chelsea e Inter de Milán. Pero cuando se vaya, los reproches vendrán desde los dirigentes del Madrid, que fueron los que le ficharon sabiendo a quién fichaban y para qué le fichaban. Florentino fichó a Mou para que fuera Mou. Y Mou ha sido fiel a sí mismo. Y, por más que se frote, no se pueden quitar las manchas a un leopardo.