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El descubridor de Raúl que no se fue al Madrid cuando Gil cerró la cantera del Atleti
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Javier Gómez Matallanas

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El descubridor de Raúl que no se fue al Madrid cuando Gil cerró la cantera del Atleti

Ejerció de delegado, ojeador, jefe de ojeadores y adjunto a la secretaria técnica. Firmó más de 300 futbolistas y más de 50 llegaron al primer equipo o jugaron en Primera, hasta que Gil cerró la cantera

Foto: Raúl, abajo con el brazalete de capitán, cuando jugaba en el Atlético
Raúl, abajo con el brazalete de capitán, cuando jugaba en el Atlético

Los primeros recuerdos de mi vida son de fútbol. Las primeras conversaciones que alcanzo a recordar son de fútbol. Mi abuelo materno siempre se dedicó al fútbol y en su casa siempre se ha hablado de fútbol. Bernardino Matallanas nunca jugó al fútbol pero atesoraba una extraordinaria habilidad para descubrir futbolistas desde pequeño (al ver la película 'Golpe de efecto' de Clint Eastwood no pude evitar comparar al protagonista con mi abuelo), equivocándose muy poco en su recorrido.

Después de ser socio fundador del Puerta Bonita e iniciarse en el equipo carabanchelero como delegado, pasó al Carabanchel, donde también fue delegado y empezó a demostrar su capacidad de descubrir talentos. Se llevó a Felines del Puerta Bonita al Carabanchel y el hábil futbolista de Pedro Bernardo acabó haciendo historia en el Rayo (Relaño asegura que Felines jugaba igual de bienque Iniesta). Para el Carabanchel, Matallanas fichó a Fermín Gutiérrez, que acabó siendo un buen futbolista de Primera tras su paso por elRealMadrid.

Su habilidad para fichar llegó a oídos del Atlético y en 1965 le fichó el equipo colchonero. Desde las oficinas de Barquillo y desde las del Manzanares, en el estadio Vallehermoso, San Cristóbal, Boettiecher, Uralita y Cotorruelo (¡sobre todo Cotorruelo!), se recorrió todos los campos de España en un Seat124, primero, y un R18, después, con su María (ayer se separaron después de 66 años juntos) muchas veces de copiloto. Bernardino Matallanas se pegó 27 años descubriendo talentos para su Atleti del alma. Primero con Víctor Martínez (don Víctor) y con Martín Landa, después con Rodri, con Navarro, con Ángel Castillo, con Ufarte y con Rubén Cano. Y con Víctor Peligros, Pradito y Seseña. Desde aquel 1965 que llevó a Emilio Cruz del Cara al Atleti, firmó más de 300 futbolistas y más de 50 llegaron al primer equipo o jugaron en Primera, un porcentaje altísimo.

Bernardino Matallanas se recorrió toda España viendo partidos y partidos y partidos. Fichando futbolistas a cambio de balones y la promesa de la colaboración del Atlético, siempre con menos posibles que el Madrid. Descubrió a Juanito y se lo trajo de Fuengirola. Insistió al padre de Eugenio Leal que su hijo iba a ser de Primera e internacional y consiguió convencerle para que el futbolista que jugaba con un brazo eternamente vendado lograra triunfar en el Atleti y fuera con España al Mundial de Argentina. De la generación que alcanzó la final de la Recopa en el 86 fichó a la mayoría de canteranos que triunfaron: Rubio, Pedraza, Julio Prieto, Ruiz, Clemente, Mínguez, Marina, Rubio… Luego llegaron los Aguilera, Solozábal, López, Diego o Ricardo. Y por último los Tote y Raúl… Todo hasta que a Gil se le ocurrió cerrar la cantera y salió del Atlético en 1992, meses antes de que Raúl se viera obligado a marcharse, como Tote, al Madrid por la mala decision tomada.

Ni entonces, que tuvo la ocasion, ni varias veces 20 años antes, quiso marcharse al Real Madrid, de donde le llamaron con gran amabilidad para contar con su talento. Tampoco quiso dedicarse a la representación, donde muchos de los ojeadores que pasaron por su supervisión acabaron haciendo fortuna. Nunca se arrepintió y desde el 92 hasta ayervivió a gusto con su conciencia y sus interminables recuerdos futbolísticos.

Bernardino Matallanas ejerció en el Atlético de delegado, de ojeador, de jefe de ojeadores y de adjunto a la secretaria técnica junto a Rubén Cano (entonces fichó a Patri y Gil se equivocó pagando tanto dinero por un cadete). Hasta ayer recordaba los miles de partidos que había visto y los miles de futbolistas que había seguido y fichado. Como Bernardino Matallanas ha habido muchos hombres de fútbol que se han sacrificado por su club y por el fútbol al que amaban. Todas esas personas anómimas son vitales para que funcionen los equipos y para que el fútbol siga siendo el mejor deporte de la vida.

Ayer domingo, a eso de las once, en un horario de fútbol base, fútbol modesto y fútbol puro, Bernardino Matallanas pidió el cambio en el minuto 85 de partido. Su actuación fue estelar, de Óscar a actor de reparto, de cuatro picas en 'As' por su trabajo en equipo, de honradez y sacrificio. Valores que nos enseñó a todos en mi familia. Y amar el fútbol.

P.D. Cuando le ingresaron hace unos días y se lo contamos a Mario, su bisnieto, nos preguntó: "¿Cuál es el mejor jugador que ha visto el bisabuelo?" Yo nunca le había preguntado y lo hice en la siguiente visita. Después de reafirmarse en lo que lleva barruntando los últimos años, que Messi va a ser el más grande de la historia, me contestó: “Ben Barek. Di Stéfano era el más completo, pero con la técnica de Ben Barek no vi a ninguno más. En un partido sentó a Miguel Muñoz cuatro veces seguidas. ¡Era un fenóneno!”. Hasta el último día estuvimos hablando de fútbol. Con amor y con pasión. ¡Descansa en paz, abuelo!

Los primeros recuerdos de mi vida son de fútbol. Las primeras conversaciones que alcanzo a recordar son de fútbol. Mi abuelo materno siempre se dedicó al fútbol y en su casa siempre se ha hablado de fútbol. Bernardino Matallanas nunca jugó al fútbol pero atesoraba una extraordinaria habilidad para descubrir futbolistas desde pequeño (al ver la película 'Golpe de efecto' de Clint Eastwood no pude evitar comparar al protagonista con mi abuelo), equivocándose muy poco en su recorrido.

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