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​Villar, Del Bosque y Casillas emulan el estilo Rajoy
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Javier Gómez Matallanas

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​Villar, Del Bosque y Casillas emulan el estilo Rajoy

Pasando de la opinión pública, de la crítica y de todo. No dando explicaciones a nada y esperando que, sin hacer absolutamente nada, todo se solucione

Foto: Casillas, Villar, Rajoy y Del Bosque, antes del Mundial de Brasil. (EFE)
Casillas, Villar, Rajoy y Del Bosque, antes del Mundial de Brasil. (EFE)

No se sabe quién emula a quién. Si es Ángel María Villar el que imita a Mariano Rajoy o es el presidente del Gobierno el que hace lo mismo que el presidente de la Real Federación Española de Fútbol. Porque Villar lleva haciendo lo que le da la real gana desde 1988. Pasando de la opinión pública, de la crítica y de todo. No dando explicaciones a nada y esperando que, sin hacer absolutamente nada, todo se solucione. Y que (no) diciendo ni sí, ni no, ni todo lo contrario, escampe la tormenta y todo se reconduzca. Ahora ese pasotismo a la hora de gobernar lo ha puesto de moda Rajoy. Seguro que el estilo Rajoy seguirá haciendo escuela porque obrando así ha ganado escaños de las elecciones del 20-D a las del 26-J.

A Villar le pide la prensa que comparezca para dar explicaciones de la situación de Del Bosque y contesta: “No”. Y tan pancho. No hay manera de que atienda a los medios de comunicación. Es imposible. Tampoco sale nadie de su directiva ni de los ejecutivos de la Real Federación Española de Fútbol a dar la cara. Ni María José Claramunt, la autoproclamada directora de la Selección y por tanto máxima responsable de que España no haya llegado ni siquiera a cuartos de final en el Mundial 2014 y en la Eurocopa 2016. Claramunt cuenta con toda la bendición de Villar, que le ha dado todo el poder desplazando al otrora todopoderoso vicepresidente Juan Padrón. Pero la directora de la Selección también emula a Villar. Y a Rajoy. Pasa de todo, sobre todo de dar explicaciones. Porque ella lo vale.

Foto: Del Bosque y Piqué, durante un entrenamiento de España. (EFE) Opinión

Se filtró hace un par de meses que Villar se iba a presentar a las elecciones a la presidencia de la UEFA. Pero era un globo sonda. En ningún momento ha pensado Villar ser presidente del máximo órgano del fútbol europeo. Más que nada porque no tenía la más mínima opción de serlo. De haberse presentado, el candidato esloveno y portugués le ganarían fácil al español. A Villar tampoco le interesa irse a UEFA porque gana más de presidente de la RFEF que lo que cobraría en el puesto de Platini. Y Villar, aunque no lo parezca, solo se mueve por el vil metal. Le gusta el fútbol, sí, como dicen sus defensores, pero lo suyo es cobrar su dinerito al mes y sus dietas para mantener todas sus propiedades y estatus, que tiene muchos gastos.

Sus defensores a ultranza siempre han dicho que Villar era un buen tipo. Pero sus actuaciones en los últimos años también ponen en solfa está afirmación. Prescindió de Santa Mónica y dejó en la estacada a Jesús Sámper después de que esta empresa hubiera pagado las nóminas de la Federación en el peor momento económico de la FEF demostrando su deslealtad. Y lo mismo ha hecho con El Corte Inglés, que le ayudó a la venta de la sede de Alberto Boch cuando más lo necesitaba, y ahora prescinde de Viajes El Corte Inglés. Las traiciones a Santa Mónica y El Corte Inglés hablan a las claras de un tipo que va a lo suyo, al más puro estilo de Claramunt, clara imitadora de Chulen (como conocen a Villar los excompañeros futbolistas), que apuñaló con nocturnidad y alevosía a su mentor, Jorge Pérez.

La última de Villar ha sido forzar a Del Bosque al extremo de no decir públicamente si se va el mismo día que cayó España eliminada. “Tengo que hablar con Villar”, contestaba el seleccionador ante el estupor de los periodistas, que no alcanzaban a comprender qué tenía que hablar con Villar si no era su continuidad, porque decirle que se iba se lo debería haber dicho hace meses para buscar un sustituto y no tener bloqueada la elección de seleccionador, que es lo que ha hecho Del Bosque al imitar también, de alguna manera, el estilo Rajoy. Dejando un recadito a Casillas, con la intención clara de dejar señalado al capitán de la Selección.

La andadura de la Selección en la Eurocopa concluyó con un gran repaso de Italia y una certificación de fin de ciclo. Intentó Del Bosque estirar el chicle continuando en el cargo como le había pedido Villar, pero el clamor popular por su indefinición le hizo filtrar que se iba, no que renunciaba, que quede claro, que se marchaba por expiración de contrato el próximo 31 de julio. Todo parecía enfocado para una transición, tardía, pero aún dulce, cuando Del Bosque embarró el terreno cuando nadie lo esperaba. Sin venir ya a cuento, el próximamente exseleccionador le pegó un zambombazo a Casillas en los micrófonos de la Cadena SER.

Foto: Casillas, de espaldas, habla con Cesc, con Del Bosque y su cuerpo técnico al fondo. (Reuters) Opinión

No se entiende a cuento de qué vino la indiscreción de Del Bosque, y por más que se analice parece una maldad que no pudo evitar el entrenador salmantino, que le carcomía y la expulsó sin que el entrevistador le apretara apenas. Con sus palabras, acusa a Casillas de egoísta y de haberse portado mal con el cuerpo técnico. Con sus palabras, siembra la duda del comportamiento del capitán de la Selección, que no aceptó la suplencia, como era lógico por otra parte, porque ningún jugador la acepta jamás, y menos los que siempre han sido titulares indiscutibles como Iker. Por cierto, el silencio de Casillas tanto en la Eurocopa como ahora tampoco es comprensible. El todavía portero del Oporto también actúa al más puro estilo Rajoy. Es el estilo que está de moda.

No se sabe quién emula a quién. Si es Ángel María Villar el que imita a Mariano Rajoy o es el presidente del Gobierno el que hace lo mismo que el presidente de la Real Federación Española de Fútbol. Porque Villar lleva haciendo lo que le da la real gana desde 1988. Pasando de la opinión pública, de la crítica y de todo. No dando explicaciones a nada y esperando que, sin hacer absolutamente nada, todo se solucione. Y que (no) diciendo ni sí, ni no, ni todo lo contrario, escampe la tormenta y todo se reconduzca. Ahora ese pasotismo a la hora de gobernar lo ha puesto de moda Rajoy. Seguro que el estilo Rajoy seguirá haciendo escuela porque obrando así ha ganado escaños de las elecciones del 20-D a las del 26-J.

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