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Luis Rubiales y los asesinos de reputaciones
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Javier Gómez Matallanas

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Luis Rubiales y los asesinos de reputaciones

Una cosa es criticar la gestión del presidente de la Federación en el plano deportivo y otra muy distinta es intentar mancharle la imagen con mentiras y montajes

Foto: Luis Rubiales recibe la medalla de oro de Motril, este mismo mes. (EFE)
Luis Rubiales recibe la medalla de oro de Motril, este mismo mes. (EFE)

La pasada semana llegaron dos noticias por agencias que pasaron de puntillas. Eran dos resoluciones judiciales que no tuvieron el mismo espacio (tuvieron bastante menos, si es que lo tuvieron) que cuando se contaron las denuncias de las que luego salió absuelto, en una, y le dieron la razón, en otra, el que ha demostrado ahora su inocencia en un caso y tener razón en su denuncia, en el otro. Esto suele ser un error que cometemos los periodistas. Nos filtran una denuncia o que van a poner una querella por tal o cual motivo y la damos a toda pastilla. Y cuando, meses o años después, sale la sentencia no le prestamos la misma atención ni le prestamos el mismo espacio que la denuncia previa que dimos a toda pastilla.

Las dos noticias eran de juzgados y en ellas era protagonista Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol. Una le daba la razón a la denuncia por acoso que puso a una arquitecta que le hizo una reforma en su casa de Valencia. En la sentencia se condenaba a esta arquitecta por acoso y Rubiales y a sus hijas. Y al día siguiente salió otro teletipo en el que Rubiales quedaba absuelto de una supuesta agresión a esa misma arquitecta. La fiscal retiró la denuncia del juicio oral al comprobar que la historia no tenía ni pies ni cabeza. Pero cuando se publicó la denuncia de la supuesta agresión, los titulares, el espacio de la noticia y los minutos de radio fueron mayores que ahora que un juzgado ha dicho que Rubiales no agredió a esta mujer y que todo tiene pinta de un montaje contra el presidente de la Federación, toda vez que estas dos causas que ha ganado se suman a otras dos que también demostraron que esta arquitecta había falseado la verdad para manchar el nombre de Rubiales.

placeholder Rubiales y el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, en el palco del España-Polonia. (EFE)
Rubiales y el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, en el palco del España-Polonia. (EFE)



Es algo que nos tenemos que hacer mirar los periodistas. Muchas veces nos utilizan las fuentes para perjudicar a un tercero. Estos asesinos de reputaciones no son de ficción, de esos que aparecen en series como House of Cards o Los favoritos de midas. Existe en la vida real gente que se dedica a forzar situaciones para perjudicar a otros. Y algunos ponen denuncias, juicios, fuerzan situaciones y lo cuentan rápido para decir, mira que malo es este tío, lo que ha hecho. Y cuando meses después, cuando salga el juicio, si es que admiten a trámite la denuncia, la imagen de la persona denunciada ya se ha resquebrajado, o eso intentaron.

Hay muchos ejemplos en todos los ámbitos, más en la política, pero en este caso de la arquitecta se puede comprobar como el objetivo claro y evidente era echar mierda al presidente de la Real Federación Española de Fútbol. Y hacerlo denunciándole por una agresión a una mujer que nunca existió demuestra la catadura moral de los que lo montaron, lo denunciaron y, también, los que lo publicaron haciendo culpable al presidente de la Federación porque se lo contaba esa fuente de confianza, que si no estaba implicada en el montaje, estaba enterada de él seguro.

Algo parecido pasó con David de Gea días antes de empezar la Eurocopa 2016. Apareció una denuncia contra el portero de la Selección que se le relacionaba con un asunto de pornografía y prostitución, junto a Muniain. Todo fue una denuncia policial falsa que no llegó a ningún lado, salvo a manchar la imagen del portero del Manchester United y desestabilizar a la Selección española antes del comienzo del campeonato.

Foto: Luis Enrique dirige la última sesión preparatoria antes del enfrentamiento frente a Suecia. (EFE) Opinión


Rubiales podrá caer bien o mal, podrá hacerlo mejor o peor. Una cosa es criticar su gestión en el plano deportivo, con la que le está cayendo ahora a Luis Enrique tras los dos empates en la Eurocopa, o en las decisiones de gobierno de la Federación, y otra muy distinta es intentar mancharle la imagen con mentiras y montajes. Quererle hacer pasar por un tipo que agrede a una mujer, mintiendo a sabiendas, demuestra la catadura moral de los que se han inventado esa historia y de los que cuentan la noticia de la denuncia dando por hecho de que ha sucedido una agresión que nunca pasó, como se ha demostrado. Ellos saben quienes son y por qué lo han hecho. Son asesinos de reputaciones, Son, como escribió Antonio Machado, “mala gente que camina y va apestando la tierra”.

La pasada semana llegaron dos noticias por agencias que pasaron de puntillas. Eran dos resoluciones judiciales que no tuvieron el mismo espacio (tuvieron bastante menos, si es que lo tuvieron) que cuando se contaron las denuncias de las que luego salió absuelto, en una, y le dieron la razón, en otra, el que ha demostrado ahora su inocencia en un caso y tener razón en su denuncia, en el otro. Esto suele ser un error que cometemos los periodistas. Nos filtran una denuncia o que van a poner una querella por tal o cual motivo y la damos a toda pastilla. Y cuando, meses o años después, sale la sentencia no le prestamos la misma atención ni le prestamos el mismo espacio que la denuncia previa que dimos a toda pastilla.

Las dos noticias eran de juzgados y en ellas era protagonista Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol. Una le daba la razón a la denuncia por acoso que puso a una arquitecta que le hizo una reforma en su casa de Valencia. En la sentencia se condenaba a esta arquitecta por acoso y Rubiales y a sus hijas. Y al día siguiente salió otro teletipo en el que Rubiales quedaba absuelto de una supuesta agresión a esa misma arquitecta. La fiscal retiró la denuncia del juicio oral al comprobar que la historia no tenía ni pies ni cabeza. Pero cuando se publicó la denuncia de la supuesta agresión, los titulares, el espacio de la noticia y los minutos de radio fueron mayores que ahora que un juzgado ha dicho que Rubiales no agredió a esta mujer y que todo tiene pinta de un montaje contra el presidente de la Federación, toda vez que estas dos causas que ha ganado se suman a otras dos que también demostraron que esta arquitecta había falseado la verdad para manchar el nombre de Rubiales.

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