Lopera juega al gato y el ratón con los compradores

Manuel Ruiz de Lopera sigue realizando el juego que más le gusta, que no es otro que el del ratón y el gato. Cuando los resultados aprietan sus tobillos, Lopera desliza los nombres de un ramillete a comprar las acciones del Betis, sabiendo que una venta del club es tarea imposible dada las condiciones leoninas que impone don Manué. Tras la destitución de Cúper, Lopera ha vuelto a reiterar que venderá sí o sí a final de temporada, pero ni un bético le cree ya después de tantos anuncios de que se iba que ha lanzado como cortina de humo en los últimos años.

El máximo se reunió con Luis Castel, bético y empresario, que está dispuesto a hacerse con el paquete accionarial más importante, pero no llegaron a un acuerdo porque, según afines a Castel, Lopera pidió la Giralda. El consejero-delegado del Betis tira de la cuerda según su libre albedrío y lo que demuestra es que no quiere vender y no piensa irse del Betis ni con agua hirviendo. Sus palabras lo dicen todo: “Tuve una reunión con este señor (Castel) hace 40 días. Desde entonces estoy esperando y no he sabido nada de él. Tengo una agenda muy apretada y por ejemplo la semana que viene tampoco me voy a poder reunir porque tengo varios actos”. O sea, que a Castel le pueden salir ronchas en el trasero de esperar sentado a un cambio de actitud. Entretanto, los cien abogados del Betis siguen haciendo acopio de denuncias e irregularidades y aúnan esfuerzos para seguir moviendo el sillón al dueño del club de La Palmera.

Mientras, para paliar la falta de gol, los técnicos del Betis buscan un ‘nueve’ de garantías. Y el mejor posicionado es el madridista Roberto Soldado. Lo malo es que Madrid y Betis mantienen un diálogo imposible. Mientras que el club verdiblanco quiere la cesión del ariete, en Chamartín no quieren otra cosa que traspasarlo. Schuster no quiere ver mucho más tiempo del necesario la cara larga del joven futbolista y ha pedido que lo coloquen a varios cientos de kilómetros de su garito. El Real Madrid le ha puesto precio a Soldado: seis millones de euros. Demasiado tela para don Manué.