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A Lopera no le gusta Chaparro, quiere a Vázquez
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A Lopera no le gusta Chaparro, quiere a Vázquez

Manuel Ruiz de Lopera se encuentra en pleno fragor de una estúpida batalla: conseguir que Paco Chaparro se aburra y tire por un terraplén sus deseos

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A Lopera no le gusta Chaparro, quiere a Vázquez

Manuel Ruiz de Lopera se encuentra en pleno fragor de una estúpida batalla: conseguir que Paco Chaparro se aburra y tire por un terraplén sus deseos de dirigir al Betis en las dos próximas temporadas. Las veladas intenciones del máximo accionista del Betis chocan contra un muro: los aficionados. La fiel artillería bética quiere al Chapa, y este cariño trae a Lopera a mal traer. Lopera no tiene argumentos para enviar al veterano técnico a Tanzania: porque Chaparro no pide la luna en cuanto a dinero y lo que exige es perfectamente asumible. Exige manos libres. Manos libres para conformar una plantilla competitiva, una nómina de futbolistas que dé el callo y no se arrastre como en las últimas tres temporadas.

Las manos libres deja en debilidad al secretario técnico Momparlet, lo que no le hace mucha gracia a Lopera, que quiere invertir en fichajes nueve millones de euros, el resto… que se las arreglen los técnicos, según máxima loperiana. A Chaparro le sobran una decena de jugadores. Le sobra Rafael Sobis, un brasileño muy reputado en su país y, sobre todo, para el seleccionador Dunga, pero que en sus dos años como bético ha hecho agua. También quiere el técnico unos futbolistas, y la oficina de Momparlet (con sus ayudantes Joaquín Parra y Jorge Vázquez) tiene a otros.

El tira y afloja entre José Emilio Santigosa, representante de Chaparro, y Lopera es total. El técnico no quiere alambres y espinos en sus atribuciones y el consejero delegado del club le pone toneladas de chinitas en el camino. Según los ‘beticólogos’, la razón oculta del dueño de las acciones del Betis tiene nombre y apellidos. Lopera quiera para su proyecto deportivo más inmediato a otro personaje, a Fernando Vázquez. El gallego, que estuvo en el club hace ocho temporadas, mantiene unas relaciones excelentes con Lopera, pese a que éste lo despidió, y se encuentra en paro. Vázquez, técnico canterano, vendría “mañana mismo”, según fuentes próximas al señor de la calle Jabugo, pero éste no tiene prisa. Lopera se encuentra en otras batallas, en la de frenar como sea y al precio que sea a la oposición, que lo tiene acribillado a pleitos. “Béticos por el Villamarín”, el grupo anti-Lopera más fuerte, ha solicitado al Ayuntamiento sevillano la paralización del proyecto de recalificación del estadio bético. Mientras, la Fiscalía sigue recabando datos para engordar la demanda contra Lopera y sus sociedades satélites. Y Chaparro esperando en la antesala…

Manuel Ruiz de Lopera se encuentra en pleno fragor de una estúpida batalla: conseguir que Paco Chaparro se aburra y tire por un terraplén sus deseos de dirigir al Betis en las dos próximas temporadas. Las veladas intenciones del máximo accionista del Betis chocan contra un muro: los aficionados. La fiel artillería bética quiere al Chapa, y este cariño trae a Lopera a mal traer. Lopera no tiene argumentos para enviar al veterano técnico a Tanzania: porque Chaparro no pide la luna en cuanto a dinero y lo que exige es perfectamente asumible. Exige manos libres. Manos libres para conformar una plantilla competitiva, una nómina de futbolistas que dé el callo y no se arrastre como en las últimas tres temporadas.

Manuel Ruiz de Lopera