Lopera piensa en vender su paquete y se olvida de Chaparro

El habitual hermetismo que reina en el feudo del Betis se está resquebrajando en los últimos días con la llegada de los primeros refuerzos, el internacional turco Mehmet Aurelio y el aterrizaje del camerunés Emaná. Manuel Ruiz de Lopera, el factótum bético, quiere dar un golpe en la mesa. Pero no un golpe cualquiera. El golpe.

Sí, porque por Sevilla en las últimas horas ha corrido como la pólvora la noticia de una inminente venta de las acciones loperianas (más del 51 por ciento) a favor Luis Castel, el empresario de la construcción, que ya hizo un amago de adquirir el paquete de don Manué no hace más de seis meses. Es más se habla de cifras: entre 48 y 50 millones de euros. Los intermediarios de esta importante operación con Ángel Martín y Blas Ballesteros, hombres que han trabajado para acercar posturas y convencer a Lopera de que lo mejor para todos es la venta. Lopera, agobiado por los jueces y por los propios béticos, se lo está pensando. En serio.

Mientras, este lunes comienza la operación retorno para el primer plantel, que quedará concentrado en Montecastillo (Jerez). Paco Chaparro anda con dos moscones zumbándole las orejas. El entrenador bético piensa sin decirlo que Lopera y su equipo de confianza le vacilan. Porque de un amplio dossier de buenos propósitos deportivos, sólo ha caído uno, Mehmet Aurelio, otro, Emaná, está pero no está, y el resto sigue lo mismo. Chaparro se lleva a Jerez a siete canteranos. El técnico piensa que Lopera se ha olvida de él y de sus peticiones: dos medios de músculo, dos laterales, un zaguero y un delantero, mínimo. Tampoco hay salidas, de momento. Porque no se cuenta con Maldonado, que marcha al Sporting. Ni se ha vendido a Sobis, ni se ha vendido a Odonkor, ni a Ricardo… A nadie. Chaparro sigue con el ceño fruncido y viéndolas venir. En el Betis no se mueve casi nada. Antes bailan las pirámides.