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Mucho tiqui, poco taca y Jesús Navas en plan 'Bienvenido, mister Marshall'
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José Manuel García

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Mucho tiqui, poco taca y Jesús Navas en plan 'Bienvenido, mister Marshall'

Perdió España. Ganó Argentina, ganó Brasil y también lo hizo Alemania, que ganó y arrasó. España perdió. Ahora toca algo tan español como flagelarnos, abrirnos las

Foto: Mucho tiqui, poco taca y Jesús Navas en plan 'Bienvenido, mister Marshall'
Mucho tiqui, poco taca y Jesús Navas en plan 'Bienvenido, mister Marshall'

Perdió España. Ganó Argentina, ganó Brasil y también lo hizo Alemania, que ganó y arrasó. España perdió. Ahora toca algo tan español como flagelarnos, abrirnos las venas, despeñarnos. También toca decir eso de "ya te lo dije" o eso tan hispánico de "qué malos somos". Falta el clásico "no somos nadie" o el más clásico todavía de "si no pué ser".

La verdad es que dentro del amplísimo abanico de alarmismos marimorenos, nadie, ni yo, se esperaba semejante batacazo. Es que Suiza no era un equipo, era una pared encofrada de cemento armado. Una pared 'anti-tiqui-taca'. Y España se empeñó en pegar frentazos contra el muro. Xavi-tiqui-Iniesta-tiqui-Silva-tiqui-Villa-tiqui. Mucho 'tiqui' y muy poco 'taca'. O sea, gol.

Era una tarde de un aterrador nublado de ideas. Iniesta, tras quince días entre algodones, nenúfares, calorcito de madrina y arremucos, entró al campo con los plomos fundidos y la bombilla rota. David Villa tuvo uno de esos días tan oscuros en los que parece que la luna no existe. Y a esto, los cabreros suizos salieron dos veces de la aldea. En una les tocó el premio gordo de la tómbola. En otra casi les toca el segundo. A los suizos les pasó que hay días que amaneces creyéndote Napoleón y todo el mundo dobla las rodillas. Los milagros son la mar de caprichosos.

Como el fútbol. Apuesto que Vicente Del Bosque le estuvo dando mil vueltas a la 'perola' y meditando si sacar de principio a Jesús Navas en lugar de David Silva para al final decantarse por el segundo. O si dejar un partido más de margen a Iniesta y sacar al sevillista entre los titulares. Pero se decidió por lo primero y el 'Duende de los Palacios' vio desde el banquillo cómo España dilapidaba con generosidad el primer tiempo y diez minutos del segundo. Luego salió Navas y nos dio la impresión de estar viendo de nuevo 'Bienvenido, Mister Marshall'.

Pero nos faltó tiempo. El fútbol nos dio a los hispánicos una puñalada trapera en todos los bajos, ese tipo de navajazo que no es mortal pero que duele y deja manchado todo el ajuar de sangre. El fútbol caprichoso le dio un patadón en sus partes a la soberbia España y a todos sus aficionados, que nos creíamos los dueños del Universo y no somos nadie. Nadie, entérate.

¿Toca ahora abrirnos las venas y rasgarnos los vestidos o llorar como esos mocosos que se quedaron sin postre? ¿Debemos meter la cabeza en el agujero y lamentarnos de nuestro lorquiano destino por los siglos de los siglos? ¿Será el apocalipsis como la mayoría de los Mundiales? Pues no: el fútbol, como el chiste, tiene días; tardes horrorosas y tardes de gloria. El rival, aunque picapedrero, también cuenta. Ahora lo que toca es levantarse, mirar al frente, alzar la vista por encima del ombligo y pensar con seriedad en ganar a Honduras. Tranquilos, que España hace años ya la pifió con Honduras. Y luego hay que ganarle a Chile. Se les puede ganar, os lo prometo. No somos tan malos.

Perdió España. Ganó Argentina, ganó Brasil y también lo hizo Alemania, que ganó y arrasó. España perdió. Ahora toca algo tan español como flagelarnos, abrirnos las venas, despeñarnos. También toca decir eso de "ya te lo dije" o eso tan hispánico de "qué malos somos". Falta el clásico "no somos nadie" o el más clásico todavía de "si no pué ser".

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