Contador ganó una batalla pero sabe que aún quedan más

Alberto Contador ya puede volver a correr, ha sido absuelto por el Comité de Competición de la Federación Española de Ciclismo, que ha dado por bueno el pliego de alegaciones presentado por los abogados del ciclista. Ya han transcurrido horas suficientes para que la digestión de tan estupenda noticia haya puesto en la mesa de los fríos análisis las consecuencias de tamaña decisión. En España, la mayoría se ha alegrado. Yo el primero. En Europa saltó Torquemada queriéndonos poner en fila para quemarnos a la parrilla como vulgares chorizos cortijeros. La vieja Europa…

Los productores de cárnicas están que trinan, pues piensan que toda la basura trasegada por el asunto les cayó en su tejado. Ellos no pueden rasgarse las vestiduras. Como en las películas de los sesenta, los hay buenos y los hay malos. Y cínicos. Y silenciosos. Y perniciosos. También muy buenos. Yo creo en la profesionalidad de los últimos, en la calidad del producto. Pero también creo en la integridad de Alberto Contador, en su honestidad, en su madera de campeón. En su hombría.

Se equivocan los que querían linchar simbólicamente a Alberto, incluso aquellos que llegaron a preparar un simbólico patíbulo. Pero fallaron al calibrar la pasta de este ciclista, un campeón desde la cicatriz que le recorre la cabeza como el mapa de la cordillera Ibérica hasta el dedo gordo del pie derecho. Un tipo que es capaz de remontar el vuelo tras sortear una delicadísima operación quirúrgica que a los veinte años le hicieron para extirparle un tumor en la cabeza como una pelota de tenis, no se va a caer por el acoso de tres busca/cabezas/de/turco, que le dispararon con nocturnidad y alevosía.

Yo apuesto por él, contra los vientos que soplan de Europa llenos de ira y bramando fuego

Alberto ya viste de Saxobank, se encuentra rodeado de fieles, abrazado por un ex ciclista, Bjarne Riis, un genio en el trazo de la estrategia en las carreteras, que a buen seguro exprimirá todo el talento y el esplendoroso físico del de Pinto. Riis, al que una vez pillaron con las manos en la masa, está dispuesto a quemarse al lado de su ciclista. Lo ha dicho el danés. Confía ciegamente en la honestidad del líder de su formación, que ha sabido capear el temporal con temple, aguantando los fríos y las cuchillas que le cayeron sobre la bicicleta, mientras remontaba repechos por Navacerrada, y apretaba los dientes… Porque sabe muy bien que ha ganado una batalla, pero todavía quedan más.

Alberto Contador, que no ha descuidado ni un segundo su preparación, correrá ya mismo, pese al interés de ciertos miembros de la UCI en fagocitar al de Pinto de forma tan oscura como artera. Y volverá a ganarnos otro Tour. Puede que el próximo Tour. Yo apuesto por él, contra los vientos que soplan de Europa llenos de ira y bramando fuego. Veremos qué pasa en julio, quien ríe el último.

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