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Triste porque perdió el Valencia, que no pudo con el corazón del Schalke de Raúl
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José Manuel García

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Triste porque perdió el Valencia, que no pudo con el corazón del Schalke de Raúl

Triste y helado como un clavel durmiendo en una cornisa del Polo Norte, así se me quedó el rostro cuando terminó el partido del Valencia en

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Triste porque perdió el Valencia, que no pudo con el corazón del Schalke de Raúl

Triste y helado como un clavel durmiendo en una cornisa del Polo Norte, así se me quedó el rostro cuando terminó el partido del Valencia en campo del Schalke. El Schalke de Raúl. Pero los azules eran los alemanes; los blancos de pantalón negro, los valencianistas: los españoles. 

Yo iba con los de Mestalla, por mucho que admire el coraje de Raúl González, por mucho que alabe la calidad y el postín futbolero de mi paisano Jurado, por mucho que Escudero venga del Murcia y tenga nombre de torero. Triste como una coquina a punto de zambullirse en una sartén hirviendo se me quedó el cuerpo, cuando el peruano Farfán, 'La Foquita', coronó el estropicio con un gol, el segundo de su cuenta, que certificó la defunción valencianista en esta Champions.

El fútbol no siempre es justo con el que más lo merece, no siempre otorga credenciales al que más calidad sostenga en sus piernas. Por calidad, el Valencia ganaba por goleada. Pero el fútbol reúne en sus bolsillos un arsenal de sorpresas, casi chistes. Y también el corazón, que cuenta mucho. Y eso que el gol del Valencia fue un conglomerado de anécdotasTopal lanzó un obús sorprendente sobre la cabeza de Ricardo Costa, que puede presumir de dureza de mollera (a mí me manda a la UVI, fijo), y el balón salió rebotado a las mallas del gigante Neuer.

Esto parecía una torre fallera, un juego de luces, un cielo de estrellas en plena cuenca minera. Mata, Ever, Joaquín, Pablo Hernández, un 'tuya-mía-tuya', que hubiera hundido a cualquiera menos a un equipo alemán. Al Schalke 04. El Schalke de Raúl. Un técnico español de los de antes decía que para acabar con un equipo alemán habría que cortarle las piernas primero, luego rematarles en el suelo y, si todavía se escucha algo de resuello, arrancarle la cabeza. El Schalke es alemán de arriba a abajo, con un tipo tan agonías como Raúl.

Y en el filo del descanso, falta de Navarro, cuya fama debe traspasar fronteras, y Farfán, 'La Foquita' que un día estuvo en el punto de mira del avispado Monchi, dejó el balón en la escuadra imposible para Guaita.Yo creo que el Valencia entró hundido en el descanso, al menos salió a disputar el segundo tiempo con un ojo en Gandía. Porque los de Unai Emery fallaron las mejores ocasiones. El Schalke no

El equipo de Raúl no perdonó y Gavranovic marcó un gol a lo Raúl, con suspense de palos. Después llegó el delirio y la agonía, el querer a empellones y el aguantar los arreones con todo y todos. El Valencia se olvidó su calidad y dejó que el corazón se peleara con los corazones del Schalke. Y ahí salieron perdiendo los españoles. Ahí ganó el equipo alemán de Raúl. Él y sus compañeros pasarán a cuartos y puede que a partir de ahora me alegre de las victorias de mis paisanos del Schalke.

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Triste y helado como un clavel durmiendo en una cornisa del Polo Norte, así se me quedó el rostro cuando terminó el partido del Valencia en campo del Schalke. El Schalke de Raúl. Pero los azules eran los alemanes; los blancos de pantalón negro, los valencianistas: los españoles. 

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