Reyes de Europa y parte del extranjero, con permiso de Raúl

Era de esperar que tras la goleada europea que le propinó el Real Madrid al Tottenham, los expendedores de ilusiones salieran a la calle esa misma noche con su nutrido artilugio de fanfarrias. “Reyes de Europa”, han titulado; como si los demás anduvieran en otro lugar donde el sol baila rumbas y no participasen en el invento. El Real fue el de las noches que hacen madridismo: un equipo de garra, toque y gol. Lo que ha hecho grande a este RM. Lo que pretende, que nadie lo olvide, José Mourinho.

Pero tampoco hemos de obviar a los demás, a este Barcelona, aunque con sus genios cansados, mantiene su almacén intacto de genialidades; a ese Manchester United, al Chelsea y, por supuesto, a un Schalke 04, que ha dado un portazo en San Siro y se ha merendado sin tenedor al Inter. Lo del Schalke tiene mucho mérito, pues bajo su indumentaria de cenicienta esconde junto al corazón un Ferrari de máxima potencia: Raúl González.

A Raúl le tocó descerrajar el tiro de gracia y lo hizo a su manera: trastabillado y muy cerquita, donde duele y el disparo, mordido y venenoso, es infalible. 72 goles en Champions lleva el madrileño, nadie más goles que él, y sigue ampliando la cuenta, y continúa despejando el camino de su leyenda. En Alemania se descubren con sus goles, con su fútbol, con su profesionalidad. Raúl González.

A la misma hora, los Mou-men merendaron Spurs. Un gallo inglés que se plantó muy galleado en las vísperas y cuando llegó a la cancha madridista, y la vio de noche, resplandeciente, con cien mil pares de ojos encendidos (el tópico habla de la famosa frase de Jorge Valdano: “miedo escénico” y esas cosas), comenzó a llorar sin posibilidad de consuelo. No he visto un equipo inglés tan hasta las trancas como el Totteham del martes.

Si me preguntáis qué equipo veo como máximo favorito para hacerse con la Champions 2011, os digo que el Real Madrid. Pero yo no daría por muerto al Barcelona, por mucha tramoya que meta el avispadísimo Pep Guardiola encima de los suyos, pues el Barça de hoy no es de los que arrugan el hombro en las grandes ocasiones. Todo lo contrario, cuando el rival está en puntas, el equipo de Pep toma aire, mira de frente y deja que el fútbol le salga del alma con todos sus avíos. Pero ahora dispondrá de un Real Madrid ardiendo de ambiciones, un RM con el depósito lleno y la mente rebosando sueños. Un RM limpio de miedos y con la confianza a flor de piel. El choque de semifinales romperá todos los paneles de audiencias, las televisiones se pondrán las botas y el reventa tendrá un verano tranquilo. Ahí comenzará a verse al auténtico Rey de Europa. La final quedaría sin mucha carga de cafeína si no fuera porque desde lejos mira Raúl y su dinamita intacta.