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La noche que rugió un león llamado Di María
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José Manuel García

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La noche que rugió un león llamado Di María

Todo el mundo va a calificar la Copa del Rey como la Copa de Cristiano Ronaldo. El día que CR7 venció a Leo Messi. O la

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La noche que rugió un león llamado Di María

Todo el mundo va a calificar la Copa del Rey como la Copa de Cristiano Ronaldo. El día que CR7 venció a Leo Messi. O la nueva victoria de Mourinho sobre Pep Guardiola

Pero yo me quedo con un protagonista mucho más silencioso, que tuvo mucho arte y parte en el regreso a la gloria de un Real Madrid que ha ganado una batalla histórica. Me refiero a Di María

El argentino ha sido el rey silencioso, la clave de esta victoria. El estrecho y zancudo jugador se ha erigido en el peón imprescindible de la majestuosa victoria blanca sobre el equipo de la década. Un tipo que logró desactivar la maquinaria perfecta de todo un Barça, que sólo tuvo comodidad para poner sus bártulos en el estante durante los primeros quince minutos del segundo tiempo. El resto del choque fue un monólogo imprevisto. El que sirvió para escuchar e lrugido de un león con pinta de gatito: Di María el Grande.

Ángel Fabián Di María, rosarino como Leo Messi, tuvo un papel fundamental en este tremendo choque. Ganó la pelea de la banda derecha. Se erigió en el Alejandro Magno del pasillo diestro y relegó a Dani Alves al papel de secundario patoso, que quiere hacer méritos y tiene una noche de cristales rotos. Di María tapó al brasileño la zona donde habitualmente crea una autopista y se ríe con suficiencia de sus rivales. Esta banda cambió de nombre, pero no sólo quedó huérfana de las carreras de Alves, sino que también logró que Messi y Xavi Hernández huyeran de la zona ante el peligro de contagio.

No sólo cerró los ojos a Daniel Alves, sino que Di María, con la valiosa ayuda de Marcelo, hilvanó una jugada maravillosa, ese tuya-mía-gol que sueña el jugador de fútbol la noche de vísperas, y que se hizo carne en Mestalla. Di María sobre Marcelo, éste se la devolvió a Di María, se escoró el argentino a la zona de los dibujos perfectos y trazó un centro genial sobre la cabeza de Cristiano Ronaldo. Este ejerció de crack e hizo lo que deben hacer los 'grandes' en los momentos decisivos: marcar gol.

Pero la jugada la dibujó con líneas de oro Ángel Di María, borrando de la faz de Mestalla a Dani Alves y llevando la antorcha de los sueños hasta el podio donde ahora lloran de gozo los madridistas. Al final, como los buenos guerreros, Di María murió con las botas puestas y se apagó en la orilla, con esa segunda tarjeta, que pienso fue huraña con un futbolista, que ayer se consagró por su clase y, por encima de todo, por su generosidad. Hacía mucho tiempo que no veía a nadie caer exhausto por el esfuerzo. 

Hacía mucho que no veía vencer a nadie de manera tan nítida. Di María le ganó la pulseada al gallo Dani Alves. La noche de Mestalla, el Real Madrid se proclamó campeón de la Copa, una Copa que será recordada durante muchos años. La Copa de Mourinho. La Copa de Cristiano Ronaldo. La Copa de ese león con tanta garra como gasolina y con nombre de gente de la calle: Pepe. Pero por encima de todas esas luces que alumbran a las estrellas lusas, la figurilla descollante de Di María, el rey de la mejor Copa. Un gato que fue león y que rugió como tal.

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