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'Emperador' Mourinho: el que menos títulos ganó, el que más pasiones levantó
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José Manuel García

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'Emperador' Mourinho: el que menos títulos ganó, el que más pasiones levantó

Sale uno a la calle y huele a pólvora. No es Trípoli, ni la jungla aquella que se nos presentaba llena de trampas inverosímiles en las

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'Emperador' Mourinho: el que menos títulos ganó, el que más pasiones levantó

Sale uno a la calle y huele a pólvora. No es Trípoli, ni la jungla aquella que se nos presentaba llena de trampas inverosímiles en las películas de serie B, ni la llanura polvorienta de Roma, donde la sangre corría después de una batalla cuerpo a cuerpo. Es Madrid. Es Barcelona. Los dos grandes del fútbol mundial se han devuelto las cartas de amor llenas de tachones. Real y Barça. Y, en medio de todo el fregado, un hombre cuya mirada dispara fuego. José Mourinho. El rey de los madridistas, del madridismo. Viriato.

"Creo en Dios e intento ser buena persona", dijo José Mourinho nada más aterrizar en Madrid hace poco más de un año, como una declaración de intenciones, la piel más amable de su cuerpo de guerrero. En la temporada 2009/10, en el banquillo del Inter lo ganó todo, mientras el Real Madrid de ese año seguía sin tocar pelo por segundo año consecutivo. En plena crisis desesperada, Florentino Pérez apeló a José. "Pídeme lo que quieras", le dijo FP. Y el portugués lo hizo: rodaron cabezas, incorporó a gente a su proyecto, de tal forma que el 'territorio Mou' cubría más que la frontera que marca el césped; también brujuleaba por los despachos. El profesor de gimnasia de Setúbal, aquel tipo descarado que sabía inglés con acento vicentino, tenía en su bolsillo todas las llaves del viejo club del Santiago Bernabéu. Y en sus manos, el presente y el futuro del Real Madrid. Su historia.

Dicen que Florentino ata en corto a Mou, y de cuando en cuando, a través de José Ángel Sánchez, su mariscal de campo, envía al portugués ciertos recados. Pura leyenda. José Mourinho lo tiene todo diseñado en el cerebro. Y en alguna zona guarda el corazón y alma.

Los 'otros madridistas' no cuentan para él

El portugués marca los tiempos, las pautas de lo que considera, deportivamente, 'la madre de todas las batallas': la guerra a muerte contra el gran adversario, el Fútbol Club Barcelona. No importan los viejos códigos, las antiguas reglas de comportamiento. El fin justifica los medios. Y encara la empresa con pasión: a tiro limpio, a golpe de mandoble, a puro grito. Todo vale. Como Braveheart, el legendario caudillo escocés, o su admirado Viriato. Sabe Mou que no se encuentra solo, que mucha gente camina detrás, con el orgullo recuperado. El orgullo madridista. Eso se vio en la proclama madridista que publicó el martes. Sabe muy bien Mou que en esta guerra contra el Barça no habrá prisioneros, tampoco heridos. El madridismo, un noventa por ciento, está con él. Los 'otros madridistas' no cuentan, según él. Es más, ni son madridistas, según él.

Florentino calla, lo que se interpreta como un gesto complaciente. Lo pudo ver anoche, cuando el madridismo vitoreó al caudillo luso. En el tiempo que lleva dirigiendo la tropa, Mou ha logrado sólo un título, la Copa del Rey. Pero le dice a los suyos que los títulos están cada vez a menos distancia, casi se tocan. Y los suyos le creen a pie juntillas. Muerden por él y eso que todavía no ha conseguido nada. Pero ese nada es mucho. El corazón de muchos madridistas late en el bolsillo de Mou, el entrenador que más pasiones ha levantado en la historia del Real. Se acercan tiempos muy duros, que auguran una aspereza inusitada en el fútbol hispano, pero seguro que serán tiempos que nadie olvidará. Juega Mourinho. O quizás Viriato.

Sale uno a la calle y huele a pólvora. No es Trípoli, ni la jungla aquella que se nos presentaba llena de trampas inverosímiles en las películas de serie B, ni la llanura polvorienta de Roma, donde la sangre corría después de una batalla cuerpo a cuerpo. Es Madrid. Es Barcelona. Los dos grandes del fútbol mundial se han devuelto las cartas de amor llenas de tachones. Real y Barça. Y, en medio de todo el fregado, un hombre cuya mirada dispara fuego. José Mourinho. El rey de los madridistas, del madridismo. Viriato.

José Mourinho