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Con Simeone y Mourinho se viene la moda de los 'banquillos calientes'
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José Manuel García

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Con Simeone y Mourinho se viene la moda de los 'banquillos calientes'

“El esfuerzo no se negocia”. Esta frase tan cierta y tan rotunda no la ha pronunciado un líder sindical, tampoco el picador de una mina. Es

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Con Simeone y Mourinho se viene la moda de los 'banquillos calientes'

“El esfuerzo no se negocia”. Esta frase tan cierta y tan rotunda no la ha pronunciado un líder sindical, tampoco el picador de una mina. Es una declaración de intenciones, y la ha dicho Diego Pablo Simeone, el nuevo Cid Capeador de un Atlético, que no para de dar bandazos en busca de su corazón, a la caza y captura de su orgullo. Como jugador, y en Argentina dicen que también como técnico, el ‘Cholo’ tuvo corazón y orgullo, también contadas gotas de talento. Con esas virtudes de guerra el rojiblanco fue un año campeón de Liga y Copa.

Ahora quiere imponer ese espíritu tan del ‘Cholo’: lucha continua, entrega absoluta a los colores, comer el pellejo del adversario, aburrirlo a golpe de tesón y fútbol, con mucho sudor y sacrificio, sin mirar el cronómetro, porque como decía el Coco Alfio Basile (dios en el Racing y el hombre que ha relevado en el banquillo de la Academia al Cholo), un partido no lo marcan los relojes, sino lo que transpiran las camisetas. Y el Atlético tiene garantizados litros de trabajo y esfuerzo.

El fichaje de Simeone (triunfador en Estudiantes de la Plata y Racing) por el Atlético enciende un cirio ilusionante en la parroquia rojiblanca, que recupera a uno de sus símbolos, aunque también lo entiende como uno de los últimos conejos que al dúo Cerezo-Gil Marín les queda en su amplísima manga. Más que conejo, clavo ardiendo.

Con el añadido del ‘Cholo’, la Liga subirá varios grados de temperatura con un entrenador racial, que aportará una gran dosis de picante. A Simeone le acompaña otro viejo símbolo, el Mono Germán Burgos, su ayudante de campo, un tipo socarrón, cuya personalidad añadirá una baraja de fórmulas de supervivencia.

Un vecino incómodo

Ya no serán los gestos geniales y rebosantes de adrenalina de José Mourinho, o los puñetazos al viento de Pep Guardiola los únicos en acaparar los focos, también piden paso los chicles de Joaquín Caparrós, las convulsiones de Unai Emery o las indomables gafas de Marcelo Bielsa. Mourinho, que tras el duro traspié del Clásico, logró que los suyos levantaran el vuelo en Sevilla, va a tener un vecino incómodo, que hará que los atléticos miren de otra forma al Real Madrid.

“El fútbol no se negocia”, es el mensaje del ‘Cholo’ a los  suyos (los jugadores, incluyendo a Reyes, que ha puesto un pie en Sevilla), las señales de humo que ha lanzado el entrenador argentino para los que quieran seguirle. Sin vuelta atrás. El fútbol hispánico ha cobrado una inusitada fuerza con el aterrizaje de alguien que nunca pasó desapercibido dentro del campo y que, como futbolista, sacó los colores y de sus casillas a más de una estrella. Que le pregunten a Romario.

“El esfuerzo no se negocia”. Esta frase tan cierta y tan rotunda no la ha pronunciado un líder sindical, tampoco el picador de una mina. Es una declaración de intenciones, y la ha dicho Diego Pablo Simeone, el nuevo Cid Capeador de un Atlético, que no para de dar bandazos en busca de su corazón, a la caza y captura de su orgullo. Como jugador, y en Argentina dicen que también como técnico, el ‘Cholo’ tuvo corazón y orgullo, también contadas gotas de talento. Con esas virtudes de guerra el rojiblanco fue un año campeón de Liga y Copa.

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