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¿Por qué no puedo decir que Leo Messi es el mejor del mundo sin que me acribillen?
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José Manuel García

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¿Por qué no puedo decir que Leo Messi es el mejor del mundo sin que me acribillen?

¿Por qué no puedo decir que Leo Messi es el mejor del mundo sin que me acribillen? A mí me gustaría que este planeta no fuera tan sectario

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¿Por qué no puedo decir que Leo Messi es el mejor del mundo sin que me acribillen?

¿Por qué no puedo decir que Leo Messi es el mejor del mundo sin que me acribillen? A mí me gustaría que este planeta no fuera tan sectario ni tan amigo de las decisiones drásticas. O blanco o negro. O carne o pescado. O Messi o Cristiano Ronaldo. Y es que te levantas de la cama y ya comienzan a zurrarte ideología en vena. O bueno o malo. O conmigo o contra mí. Con lo fácil y sencillo que es caminar a la orilla de la playa y elegir. Si tienes calor, te bañas; si no tienes ganas, sigues caminando. Es una manera práctica de libertad.

Seguramente mis 'amigos' de esta columna anden afilando ya un lápiz imaginario para metérmelo por el ojo en cuanto descubra mis preferencias como aficionado al fútbol. Tranquilos, vengo de una ciudad, Sevilla, que desde tiempo de los íberos amasó sus preferencias cainitas. Con lo sano e inteligente que supone ser de todo un poco y si alguna parte logra un do de pecho, marca un gol por la escuadra o canta una saeta para que se te caigan dos lagrimones de puro éxtasis, pues aplaudir y elogiar a la madre que parió al saetero, al goleador o al cantante. Y no te miran como un bicho raro por elogiar a los mejores y poner un paño de sordina sobre aquellos que presumen de muchas cosas y carecen de muchas otras.

¿Por qué tengo que decir que la española es la mejor liga del mundo si se encuentra regida por chapuceros, mentirosos y amantes de los pesebres? Es cierto que la Liga posee diamantes como Leo Messi, tiene a Xavi Hernández, a Andrés Iniesta, a CasillasSergio RamosRadamel Falcao y, por supuesto, a Cristiano Ronaldo. Los mejores jugadores del mundo, al menos un conglomerado importante, militan en clubes de nuestra Liga y hacen poderosos a estos clubes. Pero esto no quiere decir que nuestro campeonato sea el mejor porque el mejor es el que se disputa hasta el final, entre varios o casi todos. Pero no es el caso de la Liga española. El año pasado la ganó el Real Madrid que ya le tocaba. Este año se escapó el Barça como un galgo y llegará febrero y ya irá encargando la mesa para las celebraciones. Quedará una apasionante pugna por el segundo puesto y quizás por saber quién se pegará el batacazo y descenderá. Pero los campos cada vez aparecen más vacíos y la distancia entre los grandes y los demás comienza a ser gigantesca.

Pero, mientras, disfruto de esta pléyade de virtuosos que escriben con letras de oro páginas históricas. Y, si puedo, no elijo: me quedo con todos. Y me río de las noche de vigilia que llevan algunos con la designación del Balón de Oro; que si se lo darían a unos, que si otros se lo llevarían, que si prefieres aquel, que si el de más allá. Es decir, te condenan a que no seas de Iker Casillas y sus monumentales paradones o que no te quedes con la boca abierta y le escribas un soneto a Andrés Iniesta después de ver cómo se zafa de seis jugadores rusos en la esquina de un córner o que comiences a pensar que Leo Messi es un mago de los de verdad y pariente lejano de Leonardo Da Vinci; o que te quedes con la boca abierta cinco horas seguidas después de presenciar un recital de goles a cargo de Radamel Falcao, un portento a la hora de olfatear las redes contrarias. O aplauda la manera prodigiosa de pegarle al cuero de Cristiano Ronaldo.

Y puestos, los mejores jugadores del mundo para este modesto contador de historias son: 1º Leo Messi, 2º Andrés Iniesta, 3º Radamel Falcao, 4º Cristiano Ronaldo,5º  Iker Casillas, 6º Busquets, 7º Sergio Ramos, 8º Xavi Hernández , 9º David Silva, 10º Pirlo y el 11º Kun Agüero. Para mí son los mejores. Y ahora disparen.

¿Por qué no puedo decir que Leo Messi es el mejor del mundo sin que me acribillen? A mí me gustaría que este planeta no fuera tan sectario ni tan amigo de las decisiones drásticas. O blanco o negro. O carne o pescado. O Messi o Cristiano Ronaldo. Y es que te levantas de la cama y ya comienzan a zurrarte ideología en vena. O bueno o malo. O conmigo o contra mí. Con lo fácil y sencillo que es caminar a la orilla de la playa y elegir. Si tienes calor, te bañas; si no tienes ganas, sigues caminando. Es una manera práctica de libertad.

Leo Messi