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Los dirigentes del Barça tienen dudas de dejar el timón del equipo a Tito Vilanova
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José Manuel García

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Los dirigentes del Barça tienen dudas de dejar el timón del equipo a Tito Vilanova

El Barcelona ha ganado la Liga 2013. Una Liga es un título mayúsculo, sobre todo si se lo arrancas al eterno rival, Real Madrid, pero en

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Los dirigentes del Barça tienen dudas de dejar el timón del equipo a Tito Vilanova

El Barcelona ha ganado la Liga 2013. Una Liga es un título mayúsculo, sobre todo si se lo arrancas al eterno rival, Real Madrid, pero en el corazón del barcelonismo cabal queda un poso de cierto amargor y se pasea por las azoteas de azul y grana una pregunta que quema como un punzón al rojo vivo: ¿Se terminó la hegemonía del que ha sido considerado mejor equipo del mundo durante el último lustro?

Pese a que el Barça arrancó la temporada liguera con números espectaculares, al final del otoño muchos comenzaron a mirar por el retrovisor, con la sensación de haber dejado algo en el viaje. La marcha de Pep Guardiola generó una sensación de vacío profundo, que se agudizó todavía más con la súbita recaída de Tito Vilanova, cuya grave enfermedad lo ha tenido media temporada en un hospital neoyorquino. El equipo lo notó.  El propio Lionel Messi confesaba en una entrevista a una televisión mexicana que "el Barcelona notó mucho la ausencia de Tito". El crack rosarino abundó más: "Prácticamente no habíamos cambiado nada, en relación al año anterior, pero cuando se fue él (Tito) sí que notamos el cambio. No porque Roura o la gente que se quedó no estuviera al nivel, sino porque la imagen del primer técnico era la que faltaba, la que desde el primer día nos había hablado, la que nos mandaba los mensajes y obviamente no era lo mismo".

Un equipo gigantesco como es el Barça, con una masa social enorme, que cuenta con millones de simpatizantes diseminados por el mundo, no puede adoptar decisiones a la ligera; puede que las líneas que trace sean dolorosas, pero nunca frívolas. El timón de un barco tan poderoso llamado FC Barcelona debe mantener un pulso firme. Y, sobre todo, sensato. La media temporada con técnico suplente ha terminado pasando factura al Barça. Y ha dejado la desagradable sensación de que la columna vertebral del equipo (la llamada línea de diamante: Víctor ValdésCarles PuyolBusquetsIniestaXavi Hernández y, por encima de todos, el propio Messi) terminó fundida.

Ni Tito Vilanova ni Roura, entrenador en funciones, supieron gestionar los minutos de las piezas básicas del equipo, que ha llegado al final del curso futbolístico con las pilas vacías y pidiendo la hora.

La imagen de Tito Vilanova (mirada perdida, minuto setenta y cinco de partido, 4 goles encajados por la máquina alemana llamada Bayern, sin saber qué hacer, con los suplentes calentando en la banda y esperando una llamada del entrenador que nunca llegaba) duele y escuece en el barcelonismo. Tito Vilanova se encontraba bloqueado en tierra de nadie. El entrenador del, sobre el papel, mejor equipo del mundo no sabía qué hacer. Y lo que decidió cayó en agua.

Ahora, con el Barça campeón de Liga, la planta noble del club tiene que debatir con seriedad y, sobre todo, responsablemente el destino inmediato del equipo. Me consta de que al menos existe un debate profundo entre la gente que toma decisiones. ¿Será prudente seguir otorgando la confianza en Tito Vilanova? ¿Hay garantías médicas para que siga el técnico y su agresiva enfermedad no lo arranque de súbito como hace meses? ¿Es Tito Vilanova el técnico adecuado para manejar los hilos de un equipo que tiene la obligación de ganarlo todo?

Al margen de los necesarios y urgentes retoques que necesita el equipo (un portero, dos defensas, un medio, un delantero de nivel top ten) para encarar con solvencia la temporada próxima, otra pregunta se pasea de puntillas sobre las cabezas de los barcelonistas y cuyo recuerdo duele con sólo mentarlo: ¿Habría ganado el Barça la Liga si el Real Madrid no hubiera tenido una temporada incendiaria con Mourinho en plena guerra de guerrillas con sus líderes de vestuario? La respuesta sólo lo saben ellos.

El Barcelona ha ganado la Liga 2013. Una Liga es un título mayúsculo, sobre todo si se lo arrancas al eterno rival, Real Madrid, pero en el corazón del barcelonismo cabal queda un poso de cierto amargor y se pasea por las azoteas de azul y grana una pregunta que quema como un punzón al rojo vivo: ¿Se terminó la hegemonía del que ha sido considerado mejor equipo del mundo durante el último lustro?