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Leo Messi, el indiscutible rey que siente que no es querido de verdad en el Barcelona
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José Manuel García

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Leo Messi, el indiscutible rey que siente que no es querido de verdad en el Barcelona

Todos ríen y se sienten felices. Messi ríe también. Pero no olvida muchos capítulos que no le han agradado. No iba de farol cuando dijo que podía dejar el Barcelona

Foto: Messi celebra uno de los tres goles marcados ante el APOEL en Nicosia (Reuters)
Messi celebra uno de los tres goles marcados ante el APOEL en Nicosia (Reuters)

Messi ha vuelto, regresó Leo, el principito de Rosario, el tipo sencillo que hace magia con la pelota y nos arranca una sonrisa con su fútbol. Con Leo Messilos colores se diluyen en el cielo. Es del Barcelona y de Argentina y, sin embargo, en los sitios donde su corazón anida siente más frío. Esta misma semana cayeron dos míticos récords: el de Zarra en la Liga y el de Raúlen la Champions. Todos ríen y se sienten felices. Messi ríe también. Pero no olvida.

No olvida muchas cosas Messi. El mejor jugador del mundo, el invitado a ocupar el quinto sillón en la mesa de los más grandes (Di Stéfano, Pelé, Cruyff yMaradona), ha tenido un año lleno de sombras y chispazos. En medio de la convulsión, amaneció fútbol, pero Leo no apreció más alegrías que las que le proporcionaron sus millones de fieles (blanquicelestes y blaugrana). En Argentina, el título mundial se esfumó en el último suspiro y la derrota ante Alemania pareció encontrar un único culpable. Nadie pensó que el mejor jugador del mundo se topó con el mejor portero del mundo (Neuer) en su día más inspirado. En el Barça, por ejemplo, miraron a otra parte ante el acoso de la Hacienda española. Leo pagó al fisco, pero no sintió que el club se arrimase al fuego. Donde pidió no le dieron. Fue la estrella y todos lo decían, pero cuando habló solo encontró sordos en la parte noble.

El Barça sabía que entre Leo Messi y el meta Pinto había una amistad cómplice. Y el discutidoZubizarreta, el director deportivo, disparó y no le prorrogó el contrato al veterano futbolista, pese a que el '10' había sugerido la renovación de su amigo, futbolista de alma en el vestuario azulgrana y foco del 'buen rollito'en los momentos mal dados. Las relaciones entre el director deportivo y la máxima estrella del club son inexistentes. Mero protocolo que Leo suele evitar siempre eludiendo los encuentros directos con el máximo responsable deportivo de la entidad. Por ahí, Carles Puyol, excompañero de Leo y adjunto de Zubizarreta, trata de evitar el hueco que existe entre Messi y la parte alfombrada del club, pero su tarea no resulta fácil. Existen demasiadas minas en el camino, un reguero de chinchetas que el nuevo ejecutivo debe quitaruna a una.

Leo no entiende muchas cosas. No entiende que Josep María Bartomeu pregone hasta quedar ronco que Messi es el mejor del mundo y el club es su casa, cuando la voz del argentino queda diluida hasta perderse en un mar de papeles e intermediarios. No entiende el nulo esfuerzo que los técnicos realizaron por conseguir los servicios del Kun Agüero, compañero de selección de Leo y amigo personal desde hace mucho tiempo. En el Barcelona, el director deportivo desoyó a Messi y embocó sus esfuerzos en la contratación del uruguayo Luis Suárez. El Kun, según sus íntimos, “habría cruzado el Canal de la Mancha a nado” con tal de aterrizar en el Camp Nou. Ahora es tarea imposible. El City cierra las puertas a cualquier intento de fichaje de su máxima figura.

Muchos se rasgaron las vestiduras cuando hace menos de diez días aparecieron unas declaraciones de Messi en la prensa deportiva de su paísen las que dejaba entrever que su salida del Barcelona era posible a corto y medio plazo. Leo no iba de farol cuando pronunció aquellas palabras que retumbaronen el corazón de los barcelonistas. El príncipe de Rosario demostró que tiene el sentimiento herido y que la jerarquía del club juega con las cartas marcadas. Leo Messi no reniega del barcelonismo, pero no oculta su malestar con los timoneles del club, en especial Bartomeu y Zubizarreta. Estos observaron el pasado sábado, durante el partido frente al Sevilla, de qué parte están los barcelonistas. Messi hace cuentas y mete goles. En el fútbol lleva una semana reivindicando su reinado. Leo ofrece magia y sueños, pero no quiere recibir desprecios. Por eso no cierra ninguna puerta. Deja que otros la cierren.

Messi ha vuelto, regresó Leo, el principito de Rosario, el tipo sencillo que hace magia con la pelota y nos arranca una sonrisa con su fútbol. Con Leo Messilos colores se diluyen en el cielo. Es del Barcelona y de Argentina y, sin embargo, en los sitios donde su corazón anida siente más frío. Esta misma semana cayeron dos míticos récords: el de Zarra en la Liga y el de Raúlen la Champions. Todos ríen y se sienten felices. Messi ríe también. Pero no olvida.

Leo Messi Josep Maria Bartomeu
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