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El piloto, el eslabón más débil
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Andy Soucek

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El piloto, el eslabón más débil

Muchas veces, en la competición subestimamos al piloto. Escucho barbaridades como: “Mira ese paquete qué lento va” o “ que se dedique a otra cosa que

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El piloto, el eslabón más débil

Muchas veces, en la competición subestimamos al piloto. Escucho barbaridades como: “Mira ese paquete qué lento va” o “ que se dedique a otra cosa que para esto no sirve”. Pero, queridos amigos, no nos equivoquemos. En la F1 no hay pilotos enchufados por su cara bonita. Los hay muy buenos, buenos y menos buenos. Pero la realidad es que, el que no corre, vuela.

A pesar de esta afirmación rotunda, también se da la paradoja no tan conocida de que el piloto es el eslabón mas débil de la cadena en el sofisticado y complejo mundo de la competición automovilística de élite. ¿Por qué razón, cuando para el mundo exterior parece ser el gran protagonista?

Fuerzas que te quieren arrancar la cabeza en una curva

Hay una cadencia variable en la estabilidad emocional y psicológica que caracteriza al ser humano. Contamos con tantas variables a lo largo de nuestras vidas, que ser el mejor año tras año en cualquier categoría, dedicándote siempre a hacer lo mismo, es una exclusiva de un escaso núcleo de superdotados. Ser capaz de superarse uno mismo, día a día, mes tras mes y año tras año frente a un nivel de competencia que también crece con el paso del tiempo, puede desmotivar a cualquiera.

Tomemos el aspecto físico como punto de partida. Mucha gente me pregunta: “¿Por qué entrenáis tanto si vais sentados en un asiento y tan solo movéis un volante?” Me hace gracia la cuestión cuando sale, aunque entiendo que piense así quien jamás ha experimentado la sensación de que la fuerza G te arranque la cabeza en mitad de una curva rápida.

Las 'pájaras' también existen a bordo de un monoplaza

Los niveles de exigencia física, al contrario de lo que piensa mucha gente, son tremendamente elevados en la competición automovilística, y no digamos en la Fórmula 1. Michael Schumacher, por ejemplo, ha sido siempre un piloto extremadamente talentoso, pero también fue el precursor del trabajo físico obsesivo, y elevó a niveles nunca vistos hasta entonces este apartado, con trabajo riguroso y dedicación plena. Ahora quien marca tendencia es Jenson Button, ya que el piloto británico empezó a correr triatlones y ha puesto de moda algo que muchos pilotos ya practican de forma casi profesional.

Las sesiones de entrenamiento físico duran, en muchos casos días, enteros. Pesas, estabilidad, cardio, flexibilidad, coordinación, una buena alimentación y cuidar tus horas de descanso son reglas básicas para la obtención de un físico base. A partir de ahí empiezas a trabajar el cuello, el trapecio, el antebrazo, las lumbares… No lo vais a creer, pero después de una carrera ¡te duele todo! Creo que no hay ni un músculo del cuerpo que no sufra, incluso el glúteo, por mantener las piernas rectas para ser lo más preciso posible con acelerador y freno.

La hidratación es tan importante que si perdemos un 2% de fluido en nuestro organismo, afecta en un 20% a nuestro rendimiento. Un bajón de glucosa en sangre puede ser muy peligroso, ya que se trata de la fuente de energía principal del cerebro, el núcleo de donde parten todos nuestros reflejos, visión y coordinación. Las coloquialmente conocidas como 'pájaras' también ocurren durante una carrera, y no solo en el ciclismo, con picos de tensión y estrés mental y nervioso que provocan caídas en picado de rendimiento.

Cuerpo entrenado, cabeza fría y corazón caliente

Otro aspecto crucial de rendimiento es la vertiente psicológica. Un piloto necesita estar siempre al 100% cada vez que sale a pista, y para ello hay que evitar o controlar todos los factores que alteren su estado anímico. Disputas familiares, discusiones con tu pareja o problemas económicos pueden ser causas suficientes para que un piloto pierda su atención, concentración y rendimiento durante un fin de semana de competición.

Por ello, es fundamental estar centrado en el trabajo, sin dejar que elementos externos afecten su rendimiento. Pero hay pocos deportistas capaces de estabilizar todas las variables que rodean su vida pública y personal, que sepan hacer borrón y cuenta nueva ante las dificultades, que puedan superar anímica y velozmente los malos resultados, abstraerse de las críticas de prensa… Guste o no, todo ello marca la diferencia.

En definitiva, cuerpo entrenado, cabeza fría y corazón caliente sería la combinación perfecta para un piloto con éxito. Fácil de decir, muy difícil de lograr, porque se requiere un alto grado concentración, disciplina e inteligencia para que funcione la fórmula.

Sin embargo, todo lo anterior es solo el comienzo. Para seguir avanzando hacia la cúspide o mantenerse en ella, entran en juego otros muchos factores de gran complejidad. Factores, y esto es lo más duro, que no dependen solo del trabajo y el esfuerzo personal propio, pero que sí influyen en tu destino como piloto y hacen aún más débil ese eslabón final. Pero de ellos hablaremos otro día.

Muchas veces, en la competición subestimamos al piloto. Escucho barbaridades como: “Mira ese paquete qué lento va” o “ que se dedique a otra cosa que para esto no sirve”. Pero, queridos amigos, no nos equivoquemos. En la F1 no hay pilotos enchufados por su cara bonita. Los hay muy buenos, buenos y menos buenos. Pero la realidad es que, el que no corre, vuela.