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La cara más amarga del piloto no se ve: la espera interminable para que te fichen
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Andy Soucek

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La cara más amarga del piloto no se ve: la espera interminable para que te fichen

La pretemporada y esa incertidumbre de ser fichado o renovado por tu equipo es un lado oculto de la glamurosa imagen que despide un piloto, quien muchas veces entrena sin saber si trabajará

Foto: Sebastian Vettel en la última carrera del año, en Abu Dabi.
Sebastian Vettel en la última carrera del año, en Abu Dabi.

La vida de un piloto de Fórmula 1 puede ser glamurosa, pero también tiene sus esclavitudes. Una de ellas es la inseguridad de tu futuro. Por eso, quizás el invierno sea la época más estresante a pesar de que la temporada haya llegado a su fin. Porque en esto de las carreras, no existe el descanso del guerrero…

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¿Qué pasa si no tienes un contrato para correr al año siguiente? ¿O si tu temporada no ha funcionado como esperabas? A fin de cuentas, en este deporte existen muchos factores que no están bajo tu control, pero que determinan tu rendimiento. ¿Cómo vives las negociaciones con uno o varios equipos a la vez?

Las dudas sobre tu representante

En la F1, el negocio es gigante y son tantos los intereses cruzados que lo mejor suele ser ponerse en manos de un agente. Las negociaciones son tan complejas y hay tantas variables que es imposible llegar a todo si no dispones de un profesional. Sin entrar en detalles de lo que cuesta y te aporta, hay que remarcar que por mucha confianza que tengas en él/ella, siempre genera ciertas dudas dejar tu futuro en manos de otra persona. No sólo hay que elegir bien el equipo (si es que tienes la suerte de poder elegir), sino que hay que leer muy bien la letra pequeña de algunas cláusulas; tales como la de una posible salida, bonus por éxito, derechos de imagen y un largo etc.

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Si realmente es alguien especializado, sueles dejar que lleve la voz cantante en la negociación y salvo casos excepcionales como el de Vettel, el representante es la persona que lidia entre el equipo y el piloto. Su labor es muy importante ya que una mala decisión en cualquier área puede dejarte indefenso ante una disputa futura. Y casos como el de Van der Garde con Caterham ha habido muchos… Su habilidad y pericia así como sus contactos y relaciones personales pueden ayudarte a recaer en un equipo mejor.

Pero, a fin de cuentas, aunque tengas al mejor de todos, puedes utilizar varias formas de convencer al equipo de que eres lo que ellos y la el mercado de F1 está buscando:

- Si eres popular en tu país, los derechos de TV juegan a tu favor.

- Si eres joven pero tienes talento y experiencia, tienes todo tu futuro por delante.

- Si además traes patrocinadores (directos o indirectos), tienes muchas posibilidades de recalar en un buen equipo y firmar un buen contrato.

Si no cumples ninguna de las tres pero tienes mucho talento, es casi imposible que te hagas un hueco… Pilotos con talento hay muchos, que cumplan con la expectativas de la F1, muy poquitos.

El piloto que paga y el que cobra

Pero para poner todo en contexto, hay que diferenciar entre dos tipos de piloto: el que paga y el que cobra, independientemente de la categoría que sea. Uno tiene muchas más posibilidades de hacerse un hueco que el otro. Por ejemplo, en los campeonatos de GTs, donde he corrido los últimos cuatro años, tenemos la suerte de contar con varias marcas y equipos profesionales que fichan a sus pilotos por su talento y no por su bolsillo o el de sus patrocinadores. Por eso cada vez están más cotizados estos asientos, el campeonato crece, por lo que hay cola de pilotos muy buenos y, además, con dinero empujando para hacerse un hueco. En este entorno tienes que moverte. En la Fórmula 1 es mucho más complejo todavía porque hay menos asientos disponibles, y las cantidades que te piden son astronómicas. De modo que voy a intentar describiros dos situaciones generales, ambas ficticias pero a la vez muy realistas:

Termino mi temporada y las cosas han salido mal por muchos factores: quizás no por mí, pero tus compañeros no han estado a la altura, el equipo tampoco, la mecánica, tu coche no ha sido competitivo por muchas razones. Cuando terminas un año así y vence tu contrato, las dudas son inmensas. Sabes que lo has hecho bien y puedes demostrarlo incluso con datos, pero el presidente de tu marca y el consejo de administración no ven lo mismo. Simplemente, les importa el resultado.

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Entras en un panorama muy difuso. Empiezan a surgir dudas. El equipo te da largas y no sabes qué va a ser de tu futuro… ¿Tendré que llamar a otra marca? ¿Me muevo por mi cuenta antes de que me contesten? Pero claro, si haces esto estás cavando tu propia tumba, porque los equipos hablan entre sí y siempre surgen rumores. Pueden interpretar que estás siendo desleal e incluso si pensaban renovarte, les puedes dar una buena razón para no hacerlo. Decides esperar. Pasan los días, las semanas, incluso meses. La Navidad se transforma de una fecha festiva a una calamidad.

Si después de las fiestas aún no sabes nada, mal asunto. Los nervios están a flor de piel, hablas con ellos y te dicen que no debes preocuparte pero no firmas el maldito contrato… Te pasan muchas cosas por la cabeza, empiezas a perder confianza. Finalmente te llaman por teléfono y te dan la peor de las noticias. Las excusas están muy bien justificadas. Puede que sea demasiado tarde para acudir a otras opciones. Maldices el momento en el que no levantaste el teléfono para llamar a otra marca y ofrecerle tus servicios. Estás en febrero sin asiento, sin honor, sin ganas y con un futuro incierto. Mal asunto.

La segunda situación, la mejor

La segunda situación es mucho más simple y fácil. El año ha sido inmejorable, te has salido, sabes que tienes todas las papeletas de quedarte. Te ofrecen renovar el contrato incluso con mejores condiciones de las que tenías. Suena fantástico. Todo va sobre ruedas. Y aún así, pueden producirse situaciones increíbles, porque el mundo en el que se mueven los pilotos es muy volátil, aunque no lo parezca.

Tomemos el caso reciente del Grupo Volkswagen, en el que está Bentley, la marca con la que compito. Pero de forma inesperada, dos de sus marcas se han retirado por orden inmediata del consejo de administración. Ha sido el caso de Audi y Volkswagen en el Mundial de Resistencia y de Rallies. Con los coches de 2017 ya hechos. Con todos los pilotos con contrato. Ahora, ¿que van a hacer pilotazos como Di Grassi, Duval, Jarvis, Lotterer, Fässler o Tréluyer? ¿Un campeón del mundo como Ogier, pilotos como Latvala o Mikkelsen? Algunos han encontrado asiento en las últimas fechas, otros no. Han pasado de la gloria al mismísimo drama de un día para el otro y ni siquiera dependía de ellos.

Por qué ser piloto no es fácil

Ser piloto no es fácil. Desde fuera se ve lo bonito, las carreras y el espectáculo que aparece en los medios, pero detrás hay mucho trabajo de lucha diaria. Las temporadas invernales suelen ser duras, tanto si tienes un asiento confirmado, como si no. Al igual que los equipos de fútbol, te preparas físicamente para lo que te espera durante el año. Pero en muchas ocasiones tienes que hacerlo igual sabiendo que no tienes trabajo al año siguiente.

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Un piloto profesional tiene que estar siempre al pie del cañón. No hay horarios, reglas o rutina. Haces lo que te piden cuando te lo piden, y si eso significa tener que ir a entrenar en tu semana de descanso, en una fecha festiva o durante un viaje con tu familia, lo dejas todo y te vas. Porque hay cientos de pilotos llamando a las puertas de las marcas. Solo se ficha a los mejores y pagan por ello. Pero el resto de categorías, incluida la F1 en la tabla media/baja, el dinero juega un rol decisivo.

Llega un momento dónde no puedes controlarlo todo y hay muchas cosas que escapan de tu alcance. A veces lo mejor es confiar en ti, la gente con la que trabajas, dar el 100% y dejar el resto en manos de Dios.

La vida de un piloto de Fórmula 1 puede ser glamurosa, pero también tiene sus esclavitudes. Una de ellas es la inseguridad de tu futuro. Por eso, quizás el invierno sea la época más estresante a pesar de que la temporada haya llegado a su fin. Porque en esto de las carreras, no existe el descanso del guerrero…

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