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Las memeces que dividen al rugby en España
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Víctor García

Gordos y melones

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Víctor García

Las memeces que dividen al rugby en España

El sábado, el capitán Jaime Nava pidió unión al rugby español. Desde fuera la situación se ve compleja por los diferentes intereses, pero se ve sin sentido sabiendo que todos quieren el crecimiento del rugby

Foto: Jaime Nava con el balón en el partido frente a Alemania. (EFE)
Jaime Nava con el balón en el partido frente a Alemania. (EFE)

“Hoy toca disfrutar. Mañana nos daremos palmaditas en la espalda, pero tengo miedo porque el lunes vamos a volver a la realidad: no estamos unidos. Tenemos un rugby en el que cada uno tira para lo suyo. Como no espabilemos, todo este buen momento del rugby español dará paso a los problemas de siempre en lugar de tener un proyecto común, claro y en el todos empujemos hacia el mismo lado. Llegará en julio la asamblea y se volverán a votar las mismas gilipolleces de siempre. Perdón, no son gilipolleces, son cosas que realmente no son importantes. La Federación puede hacer las cosas mejor, pero tampoco puede ser el saco de boxeo y objeto de críticas de todo el rugby español. Hay que coger a la Federación, ayudar y tirar todos del carro. Tenemos que unirnos ya porque si no se nos pasará el arroz y no servirán de nada los éxitos de chicos y chicas. Espabilemos: jugadores, clubes, Territoriales y Federación Española como buque insignia. Por favor”.

Jaime Nava, capitán de la selección española, tenía el rostro serio en la rueda de prensa del sábado. Su equipo había ganado 30-0 a Bélgica cumpliendo el objetivo de esta 'ida' del Seis Naciones B de cara a la clasificación del Mundial, pero su mente voló con la impotencia con la que ve el futuro: oportunidad perdida. Desde fuera, sus palabras suenan a un grito para tratar de cambiar las prioridades pensando en el medio y largo plazo del melón nacional.

¿Más diferencias que cosas en común?

¿De qué se queja Jaime Nava? Diego Merino, entrenador del VRAC, hace un mes criticó a la Federación tras ganar al Alcobendas en un partido que habían pedido aplazarlo puesto que no contaba con sus internacionales españoles: “La Federación puede convocar a los jugadores cuando quiera (...). Esta semana hemos entrenado con 16 jugadores, ni siquiera tengo para una eliminatoria. Los clubes pagamos a los jugadores y la Federación dispone de ellos y solo le paga dietas. Si no espabilan tendremos una liga profesional y acabaremos apartando a la Federación. Les vamos a dejar solos. Y en lugar de ayudar nos critican. Nosotros intentamos crecer y la Federación no intenta crecer nunca. Ponen el cazo en todos lados sin aportar nada. No potencian la Liga ni la Selección. Deben aprender de las directivas de los clubes. La final de Copa llenó Zorrilla, algo que la Selección no hará en muchos años”. ¡Boom! No es la única 'rajada' en contra de los Leones federativos, pero sí la más representativa.

Desde fuera, resulta absurda la situación de ver a unos y otros queriendo que el rugby no pase de moda y no se puedan sentar y negociar sabiendo que a corto plazo ambos perderán algo, pero que son medidas de las que se beneficiarán a medio y largo plazo todos. Desde fuera, también, duele pensar que por estas memeces (o "gilipolleces") no crezca sano y robusto un deporte emergente que a final de año rondarán las 25.000 licencias (quinta disciplina por equipos más practicada en España) y por el que comienzan a apostar empresas como esta, El Confidencial.

O entre semana o reducción de equipos

Al contrario que otros deportes importantes en España, en el rugby, el fin de semana que juega la Selección sigue habiendo Liga. Dividen a la afición. La negativa a jugar entre semana por parte de los clubes y Federación y la ausencia de más sábados y domingos libres en el calendario tienen la culpa. Desde fuera, esta situación no parece muy coherente sabiendo que en la Piel de Toro no hay tanta pasión como para llenar todos los recintos (como en otros países con más tradición). Si no hay fechas y nadie quiere jugar entre semana, la única salida que queda es reducir los equipos de División de Honor y con ello las jornadas, o meter mano a los fines de semana de la Copa... Aunque, desde fuera, tampoco se entiende el miedo a jugar entre diario… algo que ocurre en otros deportes y con éxito. Respetable miedo, pero si no se intenta...

También desde fuera parece acertado el enfoque de Nava a la hora de decir que las distintas selecciones deben formar el “buque insignia” del rugby nacional. Pese a que Merino asegure que la Selección es incapaz de llenar Zorrilla, por lo comprobado en estas páginas, el impacto mediático de la Selección es más fuerte que ningún otro. Los y las Leonas son los equipos con los que más fácilmente se pueden enganchar nuevos aficionados. Tiene sentido darle cierta prioridad, algo que no significa que las Territoriales y clubes deban sufrir una dictadura por su parte.

Un argentino diciendo lo que se debe hacer, sí

Hablando de las Territoriales, el argentino Agustín Pichot, miembro de la World Rugby, indicó hace unos meses al rugby español la importancia que estas debían tener para la formación de jugadores y talentos. Él ha visto cómo en Argentina el rugby ha crecido en base a un sistema estructurado y advirtió de que la World Rugby abriría sus puertas a España si veía que se estaban haciendo bien las cosas en este sentido… ¿Se ha hecho caso a Pichot y sus consejos sobre un sistema implantado con éxito no sólo en Argentina? Uruguay, Canadá y EEUU crecen con este plan.

En una charla con El Confidencial, Pichot decía: “Creo que España tiene un potencial enorme en el mundo del rugby; cuando (ustedes) son organizados, hacen las cosas muy bien”. El problema es que, de momento, no hay organización y esto no depende de Federación o clubes, sino de Federación y clubes. La incógnita, desde fuera, parece esta: permanecer en el actual 'cortoplacismo' de mirar cada uno por lo suyo o invertir en el rugby para recoger los frutos en unos años. Cambiar en la mente la palabra 'gasto' por la de 'inversión'. Trazar un plan y llevarlo a cabo con sus costes.

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En el césped las cosas están más claras y van por delante de los despachos. De aquí hasta julio (la famosa Asamblea) hay tiempo para hacer propuestas y prepararse para ir a ella con una 'open mind'. Tal vez allí se escuche alguna 'locura' que pueda revolucionar el rugby español... y si no se escucha, el rugby español se quedará como está. Desde fuera, así se ve el panorama.

“Hoy toca disfrutar. Mañana nos daremos palmaditas en la espalda, pero tengo miedo porque el lunes vamos a volver a la realidad: no estamos unidos. Tenemos un rugby en el que cada uno tira para lo suyo. Como no espabilemos, todo este buen momento del rugby español dará paso a los problemas de siempre en lugar de tener un proyecto común, claro y en el todos empujemos hacia el mismo lado. Llegará en julio la asamblea y se volverán a votar las mismas gilipolleces de siempre. Perdón, no son gilipolleces, son cosas que realmente no son importantes. La Federación puede hacer las cosas mejor, pero tampoco puede ser el saco de boxeo y objeto de críticas de todo el rugby español. Hay que coger a la Federación, ayudar y tirar todos del carro. Tenemos que unirnos ya porque si no se nos pasará el arroz y no servirán de nada los éxitos de chicos y chicas. Espabilemos: jugadores, clubes, Territoriales y Federación Española como buque insignia. Por favor”.