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Álvaro Rama

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Rafa Nadal recupera sus cuerdas

Tras un arranque de temporada de sensaciones encontradas, abandona el nuevo cordaje adquirido en pretemporada para buscar el control con los filamentos usados desde 2010

Foto: Rafa Nadal recupera el cordaje de antaño para mejorar sus prestaciones (EFE)
Rafa Nadal recupera el cordaje de antaño para mejorar sus prestaciones (EFE)

En una búsqueda de mejora, un giro hacia el pasado. Rafael Nadal volverá a utilizar desde el torneo de Indian Wells, primer Masters 1000 de la temporada que se disputa en California entre el 7 y el 20 de marzo, el cordaje que le ha acompañado durante los últimos años refugiándose en el control al que estaba dispuesto a renunciar en busca de un tenis más explosivo. Durante la última pretemporada, y poniendo fin a una relación con el cordaje Babolat que le acompañaba desde la campaña 2010, el campeón de 14 grandes dio el paso. En su objetivo de buscar un juego más directo, el mallorquín modificó el corazón de su raqueta, dejando atrás el cordaje que sostuvo su artilugio durante los últimos cinco años (RPM Blast) para confiar en un filamento (Luxilon Big Banger Original) orientado hacia un juego más contundente. En un deporte de sensaciones, precisión y repetición, en niveles donde el más mínimo cambio es detectado por la sensibilidad del jugador, no era un cambio cualquiera.

El experimento, sin embargo, ha durado apenas cuatro meses (incluyendo la pretemporada). Un arranque de curso inestable a nivel de resultados, con ocho victorias y cuatro derrotas como expediente -el más modesto desde que el balear levantará su primer Grand Slam en la temporada 2005, y tembloroso a nivel de sensaciones-. “Necesitó cometer menos errores”, llegó a asegurar el balear, todo un símbolo tradicional del control, que ha terminado tumbando la opción del Luxilon hasta recuperar la herramienta previa.

Mayor control

“Rafa lo que quería era encontrar un poco más de potencia y un poquito más de efecto”, argumenta desde Indian Wells sobre la decisión Xavi Segura, encordador del equipo español de Copa Davis desde hace más de una década y hombre de confianza del mallorquín en la preparación de sus raquetas. “Ésa era la diferencia que buscaba Rafa al modificar el cordaje al terminar la temporada pasada. Más que efecto, la bola le caía con más violencia; daba la sensación de que la pelota iba volando y de repente caía. Esa sensación le gustaba mucho. En pretemporada han probado, le habrá debido de ir bien en los entrenamientos”. Al terminar la campaña anterior y aprovechando el margen de probaturas que ofrece la pretemporada, el balear se aferró a un cordaje en busca del nervio y sacrificando control, un camino para ajustarse a las demandas de un tenis cada vez más directo. Las exhibiciones en Asia y cuatro torneos de 2016 resistieron ese cambio. “En Catar comenzó la temporada con una final pero luego vino el golpe en Australia y, sinceramente en la gira sudamericana tampoco le fue muy bien jugando en su superficie favorita”, recuerda el artesano catalán sobre las actuaciones del balear en Buenos Aires y Río de Janeiro, arcillas donde cedió en la ronda semifinal, quedando a dos pasos de la copa. “Creo que una mezcla de todo esto ha hecho que vuelva al cordaje de siempre”.

Ese cordaje de siempre es un buque insignia de su compañía de raquetas, que define el producto de la siguiente manera. “La superficie pulida del RPM Blast permite que las cuerdas principales se desplacen, agarren la pelota y aporten un efecto liftado extra al golpear (…), una opción ideal para jugadores con golpes poderosos y raquetas pesadas en busca de control, durabilidad y spin”. Unido al mallorquín durante los últimos cinco años -comenzó a utilizarlo en el Abierto de Australia 2010, acumulando sensaciones en casi un centenar de torneos-, se trata de un cordaje con el que ha escrito la época de madurez en su carrera profesional, con el que ha subido dos veces al número 1 mundial y con el que ha terminado de hundir su nombre en la historia, ganando ocho de los 14 Grand Slams que figuran en su palmarés. “El RPM Blast lo que aporta es algo más de control, no tanta potencia como Luxilon. Con esa sensación de poder controlar mejor la pelota, él se siente más cómodo. Por eso ha decidido volver al suyo antiguo”, declara sobre el mallorquín, un jugador en permanente situación de ensayo y error en busca del juego que vuelva a asentarlo, ya que en 2015 también probó un prototipo de raqueta buscando un juego más directo en Montecarlo y Barcelona para, tras la disputa de dos torneos, volver finalmente al modelo anterior.

Exceso de potencia

“La vuelta al RPM Blast creo que claramente se debe a la falta de confianza que tenía con el Luxilon”, insiste Segura sobre un tipo cordaje que despide la pelota bastante más en opinión del experto y quizá pudiera llegar a generar un exceso de potencia en los golpes del mallorquín, con numerosos errores en los primeros torneos del año. “Ha querido volver a lo que él ya sabe que le va bien, aunque no mejore ciertos aspectos de su juego. Al menos, tiene la tranquilidad y la seguridad de jugar bien con ese cordaje, conocerlo perfectamente y sabe al detalle qué puede y qué no puede hacer con ese material. El cambio creo que se ha debido a una cuestión de confianza”.

Para Nadal, un hombre de costumbres marcadas, estilo propio y reacio a los grandes cambios durante su carrera en varios niveles, el regreso a sus tradiciones y una apuesta doblemente exigente: volver a sorprender sin cambiar las cartas.

En una búsqueda de mejora, un giro hacia el pasado. Rafael Nadal volverá a utilizar desde el torneo de Indian Wells, primer Masters 1000 de la temporada que se disputa en California entre el 7 y el 20 de marzo, el cordaje que le ha acompañado durante los últimos años refugiándose en el control al que estaba dispuesto a renunciar en busca de un tenis más explosivo. Durante la última pretemporada, y poniendo fin a una relación con el cordaje Babolat que le acompañaba desde la campaña 2010, el campeón de 14 grandes dio el paso. En su objetivo de buscar un juego más directo, el mallorquín modificó el corazón de su raqueta, dejando atrás el cordaje que sostuvo su artilugio durante los últimos cinco años (RPM Blast) para confiar en un filamento (Luxilon Big Banger Original) orientado hacia un juego más contundente. En un deporte de sensaciones, precisión y repetición, en niveles donde el más mínimo cambio es detectado por la sensibilidad del jugador, no era un cambio cualquiera.

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