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Nadal y la oportunidad de medirse a su yo actual
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Álvaro Rama

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Nadal y la oportunidad de medirse a su yo actual

Los torneos de Pekín y Shanghái, sobre una superficie que lleva pisando dos meses de manera ininterrumpida dentro y fuera de competición, son una buena prueba para Rafa

Foto: Rafa Nadal saluda a Jonh McEnroe, tras un partido de exhibición en Manacor. (EFE)
Rafa Nadal saluda a Jonh McEnroe, tras un partido de exhibición en Manacor. (EFE)

Un horizonte lleno de retos para Rafa Nadal. El campeón de 14 grandes se dispone a competir en la gira asiática participando en paradas clásicas: Pekín y Shanghái, antes de acudir a Europa a disputar el tramo final del curso en pista cubierta (Basilea, París-Bercy y, en caso de clasificación, la Copa de Maestros en Londres). Ahora, y con la voluntad de seguir quemando etapas camino del mejor nivel, el español afronta un momento clave para determinar su lugar en el vestuario masculino al cierre de la temporada.

Número 4 mundial, apenas por detrás de los tres campeones de Grand Slam de 2016, y octavo mejor tenista de la temporada, el español se dispone a completar un curso de supervivencia, el segundo consecutivo alejado de los 'majors', en el que por el momento ha logrado posición de dominio en dos semanas de tierra batida (Barcelona, Montecarlo). ¿Puede ganar cotas de autoridad de aquí a final de temporada? ¿Por dónde transcurrirá el nivel del mallorquín?

Foto: Lucas Pouille y Rafa Nadal se saludan al término de su partido de octavos del US Open. Opinión

Su eliminación en los octavos de final del US Open y su ausencia en puntos individuales en el 'playoff' de Copa Davis (reservando los esfuerzos de la muñeca izquierda para el dobles) dejan la imagen competitiva del balear algo lejana. Cuando vuelva a saltar a pista en China habrá pasado más de un mes desde su último encuentro de 'singles' en el circuito. Pero la impronta dejada no debe olvidarse: Nadal salió de Nueva York con la sensación de haber recuperado la intensidad tras apenas competir desde Roland Garros, dando continuidad al nivel que le llevó a pelear por las medallas en los Juegos Olímpicos pese a arrastrar tres meses de inactividad. Fue un Nadal con nervio en el fondo de pista, bastante alegría en las piernas y, apoyado en un gran nivel de revés, voluntad por recuperar su característico golpe de derecha.

Echando la mirada atrás, la competitividad de Rafa quedó probada en las últimas semanas. Juan Martín del Potro, unos de los hombres más en forma y con autoridad recobrada en el vestuario, necesitó rayar un partido donde dos puntos separaron al español del triunfo. Apenas dos acciones para haber peleado el oro olímpico. En Flushing Meadows, y convirtiendo en tendencia el poder mostrado en Río de Janeiro, un inspiradísimo Lucas Pouille (un valor al alza, número 16 mundial con 22 años, que recientemente coronó en Metz su primer título) necesitó cinco agónicos sets para sacarle del último Grand Slam del año. Con un nivel mejorable, por estudiar en las próximas semanas, el español exigió lo máximo a varios de los perfiles más ascendentes del vestuario.

La importancia de la gira

La relevancia de la competición asiática viene marcada por el momento actual del jugador, en pleno marco de indefinición: ¿Cerca de los grandes títulos? ¿Capaz de plantar cara a la primera línea? La gira por China, un marco donde se alzó al número 1 mundial por última vez en la temporada 2013, sitúa al balear ante un auténtico reflejo sobre sí mismo. Dar continuidad al nivel mostrado al cierre del verano puede lanzarle con inercia a una gira de pista cubierta donde buscará la clasificación para la Copa de Maestros, una cita para la que ha sacado billete durante las últimas 11 temporadas y en la que todavía debe certificar un puesto en 2016. La gira asiática, que estos días prepara el español en su isla natal, pasa por ser una prueba de nivel. Una oportunidad para medirse su yo actual sobre una superficie que lleva pisando dos meses de manera ininterrumpida dentro y fuera de competición.

En Pekín, donde ya ha alcanzado la final en dos ocasiones, la última en la temporada 2015, la presencia de Andy Murray y Novak Djokovic pone de manifiesto la altura de la cita. Al margen del posible cruce en rondas decisivas ante británico o serbio, la importancia del torneo radica en poder acumular partidos, dotar de identidad a las áreas de mejora del juego (el estado presente de la derecha) y, entonces, probar la capacidad de testar el nivel actual antes de los grandes torneos de final de curso. Con dos Masters 1000 por delante —una categoría reconquista por el balear en 2016—, el rol de Nadal hasta el final de temporada será una carrera de crecimiento fijado en la mejora personal. Con un horizonte de 2017 con la esperanza de volver a competir un curso con la menor presencia de percance físico posible.

Sobre la pista dura asiática, en una dinámica de recuperación competitiva, acudirá Nadal con la receta de siempre: la superación de un tropiezo a través del trabajo diario.

Un horizonte lleno de retos para Rafa Nadal. El campeón de 14 grandes se dispone a competir en la gira asiática participando en paradas clásicas: Pekín y Shanghái, antes de acudir a Europa a disputar el tramo final del curso en pista cubierta (Basilea, París-Bercy y, en caso de clasificación, la Copa de Maestros en Londres). Ahora, y con la voluntad de seguir quemando etapas camino del mejor nivel, el español afronta un momento clave para determinar su lugar en el vestuario masculino al cierre de la temporada.

Rafa Nadal