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La reestructuración de Nadal sin obsesionarse con ser el número 1
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Álvaro Rama

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La reestructuración de Nadal sin obsesionarse con ser el número 1

En Acapulco, donde competirá esta semana por primera vez en su carrera, el balear mandó mensajes sobre la estructuración de un tramo interesante en su trayectoria

Foto: Nadal no tiene el número 1 en la cabeza (Lynn Bo Bo/EFE).
Nadal no tiene el número 1 en la cabeza (Lynn Bo Bo/EFE).

Con una final de Grand Slam en las piernas (en Australia volvió a pelear por una copa major dos años después), el final de su etapa con Toni Nadal como entrenador regular (anunciada desde febrero para la temporada 2018) pero apenas dos torneos disputados al entrar en el mes de marzo (reservando la piernas con sumo cuidado), Rafael Nadal sigue construyendo durante el curso 2017 una etapa novedosa en su carrera en varios planos, obligado por las circunstancias del paso del tiempo. En Acapulco, donde compite esta semana por primera vez en su carrera (ha debutado ganando a Zverev), el balear mandó mensajes sobre la estructuración de un tramo interesante en su trayectoria.

Foto: El tenista mallorquín en un momento del acto (Cabalar/EFE).

Un banquillo sin candado

Después de mantener una estructura firme durante toda su carrera en el box, el orden sigue siendo prioritario para el balear, una figura leal a las personas que conocen su realidad desde dentro. “Cuando Toni lo deje habrá que hablar con Francis Roig y Carlos Moyá”, adelantó Nadal antes de lanzarse a competir en Acapulco, estableciendo la necesidad de aclarar ciertos roles en el futuro. “En un principio supongo que mi equipo seguirá igual si no hay ningún contratiempo. No sé si voy a necesitar a alguien que me pueda ayudar alguna semana”, reconoció el balear, sin cerrar la puerta a nuevos movimientos en el banquillo de cara a un 2018 todavía lejano y por configurar.

El final de una vida deportiva junto a Toni Nadal al cierre de la temporada 2017 abrirá una situación a observar en la carrera del balear. Aunque el tío nunca cerró la puerta a acompañar a Rafael en torneos puntuales si así se le requiere a partir del próximo año, el jugador de Manacor quedaría asesorado por dos perfiles (Roig y Moyà) cuyo rol no conforma a día de hoy una disponibilidad a tiempo completo en los torneos. Una situación que no parece muy distinta a la que ha tenido hasta ahora (Toni y el propio Francis engranaban el acompañamiento del jugador) pero que, debido a la circunstancia de sus técnicos, sitúa la opción no descartada de nuevos cambios en el equipo en palabras del jugador.

La figura de Roig está presente en el equipo de Nadal desde la temporada 2005, curso en que el mallorquín salta definitivamente al escaparate internacional al levantar su primera copa del Grand Slam. El entrenador catalán, que ha conformado el triángulo técnico junto a Toni durante más de una década, siempre ha acompañado en ciertos tramos del año al jugador, compaginando su asesoramiento al ex número 1 mundial con su academia. Cofundador de la BTT Tennis Academy, un centro de alto rendimiento situado en las instalaciones del Club Esportiu Valldoreix creado en 2004 junto a Álvaro Margets y Jordi Vilaró, el barcelonés tiene en el centro un vínculo que siempre ha mantenido durante su trabajo junto al balear.

Por su parte Carlos Moyà, incorporado al equipo del mallorquín a finales de 2016 y siendo padre de familia, ya realizó temporadas alejadas del tiempo completo junto a Milos Raonic (18 semanas en 2016) y dejó claro desde que comenzara su relación con Nadal la intención de viajar un número reducido de semanas (entre 12 y 15).

Sin pensar en el número 1

Con 30 años en las piernas, casi la mitad de su vida en el desgaste del circuito y con un currículo que invita a estar tranquilo, el español compite ya con la mentalidad de la caza mayor. Acudir a por los grandes títulos sin armar una hoja de ruta dirigida a buscar la primera posición del ranking. El número 1 mundial que ocupó durante 141 semanas, siendo el séptimo jugador con mayor presencia en el trono del tenis masculino, ha dejado de ser una cuestión prioritaria para el campeón de 14 grandes. “A mi edad no lucho por el número 1”, señaló en Acapulco el español, que ocupó por última vez el puesto de cabeza en julio de 2014, casi tres años atrás.

“Si lo soy, fantástico. Pero no voy a hacer como cuando tenía 22, que hacía el calendario para intentar ser el número 1. Ahora hago el calendario para llegar bien a los torneos y hacer mi carrera lo más larga posible”, señaló, que apenas ha disputado dos torneos al entrar en marzo, subrayando la tendencia de su hoja de ruta. Los datos son claros: considerando su lesión de muñeca en pleno Roland Garros 2016, y teniendo en cuenta que anduvo tres meses a la sombra, no hay jugador en el Top 50 que haya disputado menos torneos que el mallorquín (14) en los últimos 12 meses. Solamente Federer firma un nivel de participaciones tan bajo en el año previo, a sus 35 años y con una baja deportiva cuya extensión dobló la del español.

Con el desarrollo de un calendario sin precedente en su carrera, donde prima la construcción de giras muy marcadas en torno a grandes eventos, el mallorquín ocupa el puesto número 6 del ranking ATP, a más de 7.000 puntos (el equivalente a tres títulos y una final de Grand Slam) de la posición de líder ahora en manos del británico Andy Murray.

En una etapa de búsqueda de retos históricos, con el grueso de su carrera ya colgado a la espalda y plasmado en los libros de historia del deporte, la lucha de un jugador por reinventarse a varios niveles. Para un clásico torrente de fuerza, la medida de cada derroche; para un competidor de entorno familiar, la despedida a una figura siempre presente, y para un talento atado a la cima, la no obsesión por el trono. Un Nadal en busca de la supervivencia cuando el tiempo va borrando algunos trazos de Rafa.

Con una final de Grand Slam en las piernas (en Australia volvió a pelear por una copa major dos años después), el final de su etapa con Toni Nadal como entrenador regular (anunciada desde febrero para la temporada 2018) pero apenas dos torneos disputados al entrar en el mes de marzo (reservando la piernas con sumo cuidado), Rafael Nadal sigue construyendo durante el curso 2017 una etapa novedosa en su carrera en varios planos, obligado por las circunstancias del paso del tiempo. En Acapulco, donde compite esta semana por primera vez en su carrera (ha debutado ganando a Zverev), el balear mandó mensajes sobre la estructuración de un tramo interesante en su trayectoria.

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